Redacción. El obispo de Huelva, José Vilaplana Blasco, ha bendecido la restauración llevada a cabo en la capilla de la Plaza de Toros La Merced bajo el impulso de la empresa del coso y de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Prendimiento y María Santísima de la Estrella, que gestiona la dependencia desde hace ya diez años. Fue en el transcurso de un acto sencillo, que contó con la asistencia de cientos de aficionados y de público en general, así como del Consejo de Hermandades y Cofradías de Semana Santa de la Ciudad de Huelva y las hermandades de Estudiantes y Emigrantes, que arroparon así este nuevo capítulo en la centenaria historia de La Merced.
La intervención practicada en la capilla ha sido tan profunda como necesaria y ha cambiado notablemente su aspecto recuperando su recogimiento y dignidad. Entre las actuaciones realizadas, se ha dejado al descubierto la ladrillería original de sus paredes, se ha realzado el altar, se ha renovado todo el mobiliario, se le ha dotado de enseres litúrgicos y se ha ampliado la puerta de acceso, que ahora es de forja y cristal, de manera que la capilla se pueda ver desde su exterior en cualquier momento del año. Y es que éste es otro de los fines que justifica la restauración practicada: tener habilitada y adecentada la capilla de forma permanente y no sólo durante los días de toros y convertirla así en un atractivo más del coso. En este sentido, Pilar Pereda señaló que “como toda la plaza, su capilla ya no es solo de la plaza, sino de toda Huelva”.
En este sentido, otro de los propósitos de la empresa de la Plaza de Toros La Merced y de la Hermandad del Prendimiento es que en este espacio se puedan llevar a cabo ceremonias religiosas puntuales cuando para ello sea solicitado. Como ya ocurría desde hace unos años, el altar estará presidido por las imágenes de Nuestro Padre Jesús del Prendimiento y María Santísima de la Estrella, titulares de la cofradía del Miércoles Santo, si bien, como hasta ahora, contará de igual forma con imágenes de la Patrona de Huelva, la Virgen de la Cinta, y el Patrón de la ciudad, San Sebastián; la Virgen del Rocío, la del Carmen y Nuestro Padre Jesús Nazareno, devociones de tanto arraigo en la capital onubense.