Ana Rodríguez. A sus 18 años, Diego Vázquez Sánchez es ya todo un hombre con las ideas muy claras. Pocos jóvenes tienen a su edad la determinación y seguridad que demuestra este onubense, nacido en Hinojos, y que ha tomado la decisión de que quiere convertirse en una figura del toreo.
En tiempos como los actuales, en el que esta disciplina tiene tantos amantes como detractores, escuchar hablar a Diego con tanta pasión y convicción hacen pensar que se trata de una afición de la que ha bebido desde pequeño… Nada más lejos de la realidad.
“Vengo de un entorno no taurino y mi familia tampoco lo es. De chico veía las novilladas en la televisión y me llamaban la atención. Empecé a informarme, a investigar sobre la historia de los toros, a ver corridas hasta que les pedí a mis padres que empezaran a llevarme a las plazas”, asegura a modo de explicación del origen de su interés por la tauromaquia.
Con 15 años tenía claro que quería ser diestro y le pidió a sus padres que lo llevaran a una escuela para empezar a formarse. “No me echaron cuenta”, admite Diego, “intentaron quitarme la idea de la cabeza. Así que me fui a una capea a Santa Olalla del Cala. Quería comprobar si era capaz de ponerme delante del astado o si estaba perdiendo el tiempo. Una vaca me dio cuatro volteretas y cuando llegué a mi casa me llevé una reprimenda, pero descubrí que era capaz”.
José Luis y María del Rosario, padres de Diego, acabaron aceptando que lo de su hijo no era un capricho, sino vocación, y decidieron apoyarlo llevándolo a la Escuela taurina de La Merced.
A la par que se sacaba ESO y Bachillerato, el joven acudía en Huelva a sus clases en la plaza de toros. Como destacaba, lo probaron en varios tentaderos, aunque finalmente lo pusieron en contacto con el maestro Tomás Campuzano, quien quiso conocerlo. “Un día fuimos a la Venta Las Cuartillas y estuve moviendo los tratos en el salón. Al mes siguiente, Campuzano me llamó para un tentadero en la ganadería de Chamaco, cerca de Hinojos y me vio torear. Y así empecé a entrenar con él en Gerena, en la ganadería Albaserrada”, narra Vázquez.
Y es que hace un año, Diego salió de su pueblo para formarse y aprender la profesión de torero. Tras terminar Bachillerato se instaló en Sevilla, donde acude a la Escuela Taurina de Camas: “allí entrenamos para aprender la técnica y cuando asimilamos esto, nos vamos al campo y practicamos con vacas y becerras”, señala el onubense.
En el último año, se ha entregado en cuerpo y alma a practicar mañana y tarde, en la Escuela y con Campuzano, porque si hay algo que tiene claro es que ser torero es “una carrera de fondo. Siempre tienes que entrenar y estar en forma para coordinar los movimientos y que luego te salga natural delante del toro”.
El pasado 27 de junio, Diego dio un gran paso en su carrera: se presentó como novillero sin picadores en la plaza portuguesa de Angra do Heroismo, en las Islas Azores. Un debut del que el hinojero salió muy contento y reforzado. Como recuerda Vázquez, “me tocó un novillo extraordinario, aunque se rajó al final de la lidia, pero fue bien. Acabé muy contento. Y la plaza se llenó y tuvo mucha repercusión la corrida en medios de comunicación, páginas taurinas y redes sociales”.
Éste ha sido su primer gran paso para convertirse en torero. El próximo le gustaría darlo en su tierra, Hinojos, dentro de uno o dos años… “me haría ilusión que mi futuro debut como novillero con caballo fuera un sábado de Corpus en mi pueblo. Si no el año que viene, el siguiente. Sería muy especial porque pasaría a un escalafón superior, previo al de matador, y sería el primer festejo taurino en la historia de Hinojos en los últimos 30 ó 40 años”. Un doble hito que le gustaría alcanzar y por el que va a pelear.
Aunque demuestra unas enormes ganas, Diego también tiene los pies en el suelo. Su apoderado, Tomás Campuzano, le ayuda a ello. Lo ve como un profesional con proyección, pero todavía muy nuevo en las artes taurinas por el escaso tiempo que lleva cultivándolas. “Queda mucho que asimilar, pero he avanzado rápido, cogido conceptos, me he desenvuelto bien y eso me ha llevado a debutar. Avanzo bien y rápido, aunque hay que corregir muchas cosas”, reconoce el onubense.
En cuanto a su estilo al torear, Vázquez se confiesa como un torero muy pulcro en sus formas, con mucho temple, lo que le permite que los animales no le toquen los trastos, y muy frío, que le confiere tranquilidad en la plaza. A ello se suma su capacidad de resolver problemas y, como no, su sello propio.
Siempre con el apoyo y la compañía de sus padres, a Diego le esperan varias actuaciones en los próximos meses. Una nueva época que vive con ilusión y con el convencimiento de que está haciendo, como él mismo admite, “lo que me gusta hacer y me llena, por lo que me levanto cada día y voy a luchar por conseguirlo. Sé que ser torero es una carrera arriesgada, dura, sacrificada y que un toro mañana me puede matar, pero es lo que he elegido y hay que ser consciente y tener los pies en el suelo”. Sabias palabras de un joven de 18 años que ya ha empezado a caminar para convertirse en una nueva figura del toreo.
2 comentarios en «Diego Vázquez Sánchez, la encarnación de la nueva generación de toreros onubenses»
Ánimo Diego, tienes cualidades, tienes ilusión y tienes todo nuestro apoyo. A trabajar duro. Que Dios te proteja Torero!
Te deseo lo mejor y espero verte un sábado de Corpus en nuestro pueblo. Ánimo, que seguro que lo conseguirás. ¡Ganas, ilusión y apoyo no te faltarán!