HBN. Entre las personas que más nos marcan en nuestra vida se encuentran nuestros maestros y profesores, a los que recordamos siempre, especialmente si a la hora de ejercer la docencia demostraron vocación y entrega hacia su profesión. Por este motivo, hay homenajes que nos tocan el corazón, como así ha sucedido este jueves, 10 de mayo, en Niebla durante la entrega de los Premios Elena Whishaw, que organiza la Mancomunidad de Desarrollo del Condado de Huelva.
Una entrega de premios en la que se ha reconocido con una mención especial a toda su trayectoria vital a Dña. Valentina Del Valle Justel, una conocida maestra de Escacena del Campo. Un emotivo homenaje que fue muy aplaudido por el público asistente al ser más que merecido.
Y es que la vida de Valentina es el reflejo de las de tantas mujeres andaluzas que, desde el sacrificio y la privación, han llegado obtener un título universitario, en este caso, Magisterio, en una época en la que el estudio era cosa de hombres.
Cuando tenía cinco años de edad, en 1937, su familia se trasladó a vivir a una casilla junto a la vía del tren, en medio del campo. Desde allí iba caminando todos los días al Colegio de las Hermanas de la Cruz de Escacena, hiciera frío o calor. Con diez años, empezó a prepararse para obtener el título de Bachiller, lo que le suponía tener que desplazarse a diario a pie a Escacena y a Paterna, atravesando los campos por caminos solitarios, sin hora fija de llegada a casa y, cuando llegaba, al no disponer de luz eléctrica, se ponía a estudiar a la luz de un quinqué.
Superado el Bachiller y guiada por su gran vocación por la enseñanza, se trasladó a Huelva a estudiar Magisterio, donde consiguió, al fin, su Título de Maestra. A partir de ahí, tanto su vida personal como profesional, se desarrolló entre los pueblos de Paterna y Escacena del Campo, donde se instaló con su marido y sus hijos a partir de 1970.
Las circunstancias de la vida la llevaron a tener que ocuparse ella del sustento familiar, lo que la hizo encadenar interinidades en la enseñanza pública hasta que, finalmente, trabajó de forma ininterrumpida, ofreciendo sus servicios en numerosos pueblos de la comarca del Condado como Manzanilla, Hinojos, Chucena, Bonares, Rociana, Moguer, la Palma, Villarrasa Niebla y Almonte.
Pero, aparte de gran interés por aprender y de su afán de superación, Valentina también es ejemplo del carácter solidario de las mujeres. Nunca descuidó la función social del ejercicio del magisterio: Para ella siempre primó el afán de enseñar y de transmitir sus conocimientos al ánimo lucrativo. De ahí, que muchos niños y niñas de Paterna y de Escacena, su pueblo natal, recibieran clases gratuitas cuando las circunstancias económicas de sus padres no les permitían hacer frente a gastos en educación.
Han sido muchas personas las que se han nutrido, no sólo de su sabiduría, sino también de su talante tolerante y de su visión igualitaria en la formación de mujeres y hombres.
Por ello, en agradecimiento a tantos años de docencia y de dedicación abnegada a la infancia y la juventud de Escacena y Paterna, la Mancomunidad de Desarrollo del Condado de Huelva entregaba esta mención especial de los Premios Elena Whishaw a Dña. Valentina Del Valle Justel. ¡Enhorabuena!