RFB. Se cumplen treinta años de un acontecimiento inédito en Huelva, una movilización ciudadana que superó las expectativas de todos y cada uno de sus participantes individuales, de sus promotores y de los destinatarios de la demanda que se formulaba: la creación de tres facultades para Huelva, la de Empresariales, la de Geografía e Historia, y la de Derecho. Aquellos que esa luminosa mañana iban acercándose desde todos los confines de la urbe hasta la plaza de las Monjas, lugar donde se había convocado la concentración, comprobaban con sorpresa como miles de conciudadanos hacían lo mismo y por el trayecto observaban la escena desconocida para un jueves no festivo: todos los establecimientos comerciales, hosteleros, oficinas y demás, estaban cerrados, no había nadie.
Si alguien hubiera llegado a las doce del mediodía desde fuera se encontraría con algo así como una ciudad fantasma, porque todo el mundo estaba en el centro neurálgico de la misma, la plaza de las Monjas.
Más de treinta mil personas concentradas por un objetivo común, por un anhelo justo a educación universitaria sin necesidad de salir de la provincia. No debe ser sencillo que haya algún habitante actual en Huelva que habiendo superado la cuarentena y viviendo aquí en aquel año de 1988 que no pueda recordar aquel hecho como algo emocionante y extraordinario.
Cada uno de los allí presentes observaba a su alrededor casi sin dar crédito a semejante concentración. Un hito que demostraba algo que, más allá de la propia reivindicación, supuso una inyección de autoestima para los onubenses, la creencia de que se podía actuar en conjunto para defender una buena causa.
La causa aquí, como todos sabían, tanto los manifestantes como el consejero de Educación de la Junta de Andalucía -receptor en última instancia de lo que se pedía- era una universidad independiente para Huelva. Y esta demanda iba mucho más allá de evitar -que ya eran gravosos- los costes que los onubenses tenían que padecer por enviar a los hijos fuera y el propio hecho que la gente más desfavorecida no podía hacerlo o con dificultades; además de esta circunstancia de mera justicia social, en esta ciudad y provincia sus ciudadanos eran conscientes de la necesidad de una universidad propia, a pie de calle, porque padecíamos un retraso endémico en muchos órdenes.
Estas carencias podrían subsanarse o contribuirse a ello con una Universidad de Huelva. El tiempo ha demostrado que las cosas no son las mismas, ni de lejos, aún existiendo un notable desfase de nuestra provincia en relación al resto de las andaluzas -ya no en lo educativo-.
La universidad era, es, para esta provincia fuente de esperanza. Y aquello se percibía en las 30.000 almas de Huelva que clamaban por algo que llevaban meses los alumnos del Colegio Universitario de la Rábida esgrimiendo como un derecho, de mera justicia. Equipararnos a otros lugares y poder mirar al horizonte con ilusión. Antes del 3 de marzo tuvieron lugar en nuestra ciudad dos manifestaciones multitudinarias -alrededor de 10.000 personas en cada una, en enero y febrero- y otra en Sevilla, en la que se paralizó la avenida de la República Argentina.
El sentido de solicitar las célebres tres facultades -Empresariales, Geografía e Historia, y Derecho-, además de consolidar estos estudios superiores, iba encaminado a que se pudiese cumplir el requisito legal para solicitar la universidad independiente. En ese momento la Universidad de Sevilla -aun habiéndolo aprobado en Consejo de Gobierno y Consejo Social- y la Junta de Andalucía no aceptaban el planteamiento de los alumnos -La Universidad de Sevilla lo demostró retractándose en el Consejo Andaluz de Universidades-, pretendiendo experimentar con las llamadas macro-facultades, en el contexto de la aplicación de la entonces Ley de Reforma Universitaria. Los alumnos del CUR, cargados de argumentos y desarrollando una acción rigurosa, y justificada objetivamente, que venía insistiendo en la demanda desde dos cursos anteriores, apostaron muy fuertemente por el conflicto, perdiendo meses de clase y realizando una actividad reivindicativa en el mismo centro de la ciudad, al quedar la propia Rábida un poco lejos del foco mediático y social.
Se produjeron contradicciones entre políticos del partido gobernante. Posicionamientos en el Ayuntamiento y la Diputación que luego no fueron refrendados en el Parlamento Andaluz, situaciones de mucha tensión que convergieron en una unión social y empresarial de Huelva como antes no se había conocido. La tozudez del consejero, Antonio Pascual, que pretendía llevar adelante su modelo a toda costa, fue un azote y también un estímulo -por lo injusto de la situación- para los alumnos, que consiguieron de forma abrumadora conectar con el conjunto de la sociedad.
Tal fue el efecto de la multitudinaria concentración y toda la dinámica anterior que, aunque a corto plazo la Junta de Andalucía no accedió a lo que se pedía, transcurridos cinco años la configuración universitaria andaluza defendida por Antonio Pascual fue cambiada radicalmente por el mismo, diseñándose un modelo que contemplaba universidades independientes en todas las provincias andaluzas. Si bien era este último modelo cuestionado, alegando sus detractores que podía afectar a la calidad de la enseñanza universitaria y a una idea de eficiencia, los hechos han demostrado que la decisión última fue correcta, máxime para una provincia como la nuestra, tan necesitada de revulsivos formativos y culturales.
Almería y Jaén tienen, por tanto, universidades propias gracias a Huelva. Gracias al clamor popular del 3 de marzo que supuso un antes y un después, ganándose y reforzando los ciudadanos, quizá por primera vez en esta provincia, el verdadero respeto de los destinatarios de sus justas demandas.
Ojalá podamos ver más ‘3 de marzo’, uno por cada una de las ‘asignaturas pendientes’ de esta esquina del sur, no siempre pero si muchas veces injustamente tratada.
Mañana lunes se presenta, a las 18:30, en la Facultad de la Merced, el libro editado por la Universidad de Huelva con motivo de la efeméride, ‘Memorias del 3 de Marzo‘.
1 comentario en «Treinta años de cuando Huelva se reivindicó a sí misma»
ORGULLOSO DE NJUESTRA CIUDAD Y PROVINCIA
A SEGUIR ASÍ CON EL TEMA DE LA SANIDAD Y LAS INFRAESTRUCTURAS
SIN INMISCUIRSE LA POLÍTICA LOS CIUDADANOS SABEMOS TIRAR DEL CARRO CUANDO ALGO SE VENDE BIEN Y ES JUSTO