Mari Paz Díaz. La mujer ha ido dando pasos agigantados en la conquista de la ansiada igualdad de género, si bien es cierto que todavía nos resulta llamativo cuando observamos su presencia en determinados campos relegados tradicionalmente a los hombres. Ocurre, por ejemplo, con la ciencia, donde es cierto que la mujer sí ha hecho grandes aportaciones, pero son poco conocidas en general, debido a una menor difusión. Marie Curie, Jane Goodall o Hipatia de Alejandría, en la Antigüedad, son algunos de los ejemplos más significativos. Sin embargo, sus nombres son mucho menos conocidos que otros científicos, como Albert Einstein o Isaac Newton, por citar algunos.
Por este motivo, resulta alentador comprobar cómo la mujer está cada vez más presente en el ámbito científico. Una cuestión especialmente llamativa cuando se trata de jóvenes como Julia Otero González, una olontense de 26 años, que se encuentra en el Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (Cimcyc) de Granada, indagando sobre los mecanismos psicofisiológicos implicados en la resiliencia. Un logro para esta psicóloga onubense, que hemos querido conocer en primera persona. La trayectoria académica de Julia se inició en la Universidad de Huelva, donde estudió Psicología, siendo de la promoción de 2009-2014. Tras obtener el Grado, la joven se decantó por continuar formándose, con el Máster en Psicología General Sanitaria de la Universidad de Granada, debido, según nos cuenta, «a mi gran interés por la Psicología en el ámbito sanitario, siendo éste un Máster de acceso a la profesión sanitaria regulada denominada Psicólogo General Sanitario. Las plazas eran limitadas, pero tuve la suerte de ser seleccionada para el periodo académico 2014-2016. Siempre tuve clara mi actuación como psicóloga en el ámbito sanitario y la satisfacción que me aportaba al poder llevar a cabo mi actividad profesional».
Fue así cómo se embarcó en esta aventura, done tuvo la oportunidad de adentrarse en el mundo de la investigación, como un complemento de la actividad clínica, «siendo la profesora María Blasa Sánchez Barrera la que me ofreció la oportunidad de trabajar con ella en un proyecto de resiliencia dentro de su grupo de Psicofisiología Humana y de la Salud, al tiempo que cursaba el Máster. Desde ese momento hasta la actualidad, he tenido varios contratos como técnico asociado a ese mismo proyecto de investigación. Estoy muy orgullosa de pertenecer a este grupo de investigación, sobre todo, porque ellos me han enseñado los conocimientos que tengo hasta ahora sobre la psicofisiología y la importancia de la investigación en nuestro campo. A día de hoy, digo lo que diría María Blasa: «En un principio yo no pensaba que acabaría en investigación y mira, aquí estoy…”, nos comenta Otero González. Esa apuesta por la investigación ha sido su máxima en estos últimos tiempos, lo que le llevó también a matricularse en el programa de Doctorado en Psicología de la Universidad de Granada, donde está realizando su tesis en el ámbito de la resiliencia y psicofisiología. Así podemos comprobarlo en esta entrevista concedida a Huelva Buenas Noticias.
-Julia, tras esta intensa trayectoria, ¿qué estás haciendo en la actualidad?
-Soy estudiante predoctoral con un contrato como técnico de investigación en el Laboratorio de Psicofisiología Humana y Salud en la Universidad de Granada, llevando a cabo uno de los estudios de mi plan de investigación sobre resiliencia y psicofisiología. En los últimos años, se han llevado a cabo trabajos entendiendo a la persona como un ser activo y fuerte, con capacidad para resistir y recuperarse de las diferentes adversidades del contexto, teniendo las emociones positivas una clara implicación en las estrategias de regulación de las experiencias estresantes o adversas, por lo que consideramos importante estudiar la resiliencia como variable protectora, moduladora y amortiguadora de la salud.
-¿Cómo te sientes siendo investigadora del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de Granada?
-Si tuviera que definir cómo me siento en esta etapa de mi vida académica, diría que me siento apasionada por el trabajo que realizo en el Cimcyc, ya que toda investigación científica comienza por preguntas que inspiran curiosidad científica, desde las más simples a las más complejas, añadiendo poco a poco información para convertirlas en preguntas de investigación que generen datos con los que trabajar, que puedan ser contrastados, replicados, novedosos y, sobre todo, que no sólo respondan simplemente a un Sí o a un No. A día de hoy, cuento con el apoyo de un gran equipo investigador y materiales necesarios para llevar a cabo las diferentes investigaciones que realizamos. El Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento dispone de una Unidad de Resonancia Magnética, equipada con un scanner MRI, al que pueden acceder todos los investigadores que quieran utilizarlo para sus investigaciones. Además, disponemos de una gran variedad de amplificadores para el registro de la actividad eléctrica cerebral (EEG), registro de actividad ocular y de señales fisiológicas periféricas, así como test y cuestionarios.
-¿En qué aspectos se centran tus investigaciones?
-Mis investigaciones, como he comentado, están relacionadas con los mecanismos psicofisiológicos implicados en la resiliencia, siendo ésta la capacidad que tienen las personas para recuperarse y mantener una conducta adaptativa después del abandono o la incapacidad inicial al iniciarse un evento estresante. El estudio de los factores psicofisiológicos es crucial para entender los procesos de adaptación de la resiliencia. El sistema nervioso autónomo, en especial, el sistema parasimpático, juega un papel importante tanto en la respuesta adaptativa del organismo como en la recuperación de los efectos estresantes. Son escasos los estudios de modulación emocional en el campo de la resiliencia, por lo que investigar sobre los mecanismos psicofisiológicos de la resiliencia, tiene especial relevancia para ayudar a entender los mecanismos de autorregulación y control de las emociones. En concreto, en nuestra reciente investigación, registramos diferentes variables psicofisiológicas -tasa cardiaca, conductancia de la piel y reflejo motor de sobresalto-, mientras los participantes con diferentes niveles de resiliencia están expuestos a una tarea -visualización de imágenes agradables, neutrales y desagradables-. Por otro lado, también investigamos si la resiliencia se relaciona con algunas variables, como la ocurrencia de acontecimientos traumáticos, la comunicación, relación y estilo de crianza con los progenitores, ansiedad y flexibilidad cognitiva.
-¿Qué aplicaciones prácticas puede tener este estudio?
-Con nuestros resultados, se podría destacar el efecto de las emociones positivas al contrarrestrar los efectos fisiológicos que provocan las emociones negativas. Un aspecto importante de la resiliencia es la recuperación psicofisiológica de la misma, por lo que la investigación de marcadores psicofisiológicos de la resiliencia, podría permitir un aprendizaje en cuanto a los mecanismos explicativos de la resiliencia, conociendo así los patrones de las personas resilientes y poder aplicar este conocimiento en la prevención e intervención de diferentes problemas de salud. Existe una influencia favorable entre la resiliencia y la recuperación de enfermedades crónicas, como sida, esclerósis múltiple, cáncer, etcétera. Por lo que, el entrenamiento de la resiliencia en programas de prevención primaria son importantes para la prevención de diferentes enfermedades, tanto en niños y adolescentes, como en adultos.
-¿Tienes previsto algún otro proyecto?
-En principio, debido a que son pocos los estudios de la resiliencia en el campo de la psicofisiología, me gustaría llevar a cabo más investigaciones relacionadas con la misma y poder así conocer en profundidad cuáles son los mecanismos psicofisiológicos subyacentes a la resiliencia. Me gustaría realizar estudios implicando a la persona como un ser activo en actividades en las que pueda usar su capacidad resiliente y comparar diferentes grupos de personas con altos y bajos niveles de resiliencia, con el fin de conocer los diferentes patrones de respuesta que muestran en cuanto a determinadas variables subjetivas y psicofisiológicas, añadiendo al estudio el registro de la actividad eléctrica cerebral con técnicas no invasivas (EEG). Aunque estamos todavía lejos de un conocimiento preciso de los mecanismos que subyacen las reacciones defensivas y a sus emociones asociadas en relación con la resiliencia, considero que es un campo importante a tener en cuenta y seguiré investigando hasta avanzar en un conocimiento más preciso del mismo.
-¿Qué te gustaría conseguir de cara al futuro?
-Los pasos pequeños son los que nos acercan más a nuestras metas. Y, como investigadora, trabajando poco a poco en este ámbito, me gustaría poder aplicar los métodos, las técnicas y los resultados obtenidos, generando más conocimiento en el ámbito científico y, especialmente, aplicar este conocimiento adquirido en la prevención e intervención de diferentes problemas de salud. Como objetivo para el futuro, me gustaría complementar mi actividad investigadora con mi actividad como psicóloga sanitaria y transmitir conocimientos a otras generaciones mediante la actividad docente.
-¿Te sientes un ejemplo para tu generación?
-Realmente, todos somos un ejemplo para nuestra generación, ya sea por el trabajo que realizamos, por las investigaciones que llevamos a cabo o por quienes somos. Cuando alguien nos pregunta por nombres de científicos, son más los nombres masculinos que femeninos los que se nos vienen a la cabeza, pero, sí, hay mujeres que han contribuido a la ciencia y han sido reconocidas por ello. Poco a poco, serán más las mujeres científicas que lograrán sus metas, rompiendo las barreras existentes para adentrarse en el mundo de la ciencia. Como diría Bella Abzug, “la prueba para saber si puedes o no hacer un trabajo no debería ser la organización de tus cromosomas”. Por esto, considero que no es el género el que nos debe limitar para hacer realmente lo que queremos hacer y, si realmente quieres hacer algo, simplemente lucha por ello y hazlo.
-Vives desde hace más de tres años en Granada. ¿Se echa mucho de menos Huelva?
-A nivel académico, en ocasiones, echo de menos la Universidad de Huelva, la que me acogió como estudiante de Psicología hace nueve años, en la que compartí muchos momentos que me hicieron crecer como persona. La estancia en Granada es una etapa más de mi vida y me siento muy feliz aquí, haciendo lo que verdaderamente me gusta. A pesar de ello, en cuanto tengo vacaciones, vuelvo a Huelva para recordar mi tierra, el lugar donde nací.
-¿Qué es lo que más echas de menos de Gibraleón, tu localidad natal?
-A nivel personal, echo de menos a mi familia y amigos, sobre todo, la comida de mi abuela (risas). Cada vez que vuelvo a casa, lo primero que quiero es comer la comida que ella cocina. Además, echo de menos a mis padres, que son los que me han apoyado en mi formación, tanto académica como profesional, recordando a cada instante la frase que desde pequeña me decía mi padre: «Julia, lo que no te mata, te hace más fuerte, no tires nunca la toalla, no te rindas, da siempre lo mejor de ti y lo mejor vendrá». También echo de menos esas peleillas entre hermanos, con el más pequeño diciéndote: “Tata, vamos a hacer algo divertido hoy”; y esa hermana que te considera un pilar muy importante en su vida.
-¿Algún mensaje final a los onubenses?
-Como mensaje les diría que la vida es un mundo de pruebas, retos, planes, sueños, y sobre todo, sueños que se hacen realidad. Si tienes un sueño, lucha para llevarlo a cabo, ya que nuestro éxito en la vida sucede cuando esos sueños son mucho más grandes que las excusas que podamos poner para alcanzarlos. Debemos salir de nuestra zona de confort, esa zona segura que nos da abrigo, en busca de caminos inesperados derribando barreras que nos impida poder cumplir nuestros sueños. Hay cosas difíciles, pero nada es imposible. La vida es como un largo viaje en tren, con estaciones, con desvíos, cambios de andén, encuentros con nuevas personas, reencuentros con otras, pero nosotros somos los que decidimos qué camino elegir y con qué personas queremos vivir nuestro viaje. Así que os invito a reflexionar sobre vuestro viaje, vuestros desafíos, sueños y fantasías en la vida.