RFB. Susana Entrena nació en Huelva, vio por primera vez la luz y vivió en la calle Alfonso XIII, número 13. Correteó y aprendió las primeras lecciones en el Colegio las Esclavas y vivió su adolescencia en el Instituto Femenino. Desde primera hora era una chica ávida de ver mundo, algo que ha conseguido con creces, convirtiéndola el transcurso de la vida en una elegante dama que ahora observa la realidad habiendo alcanzado el éxito profesional, como lo hizo su padre en el plano empresarial. La diferencia con él es, precisamente, haberlo tenido a él, como referente y por haberle posibilitado estudiar, algo que su progenitor no pudo hacer en su tiempo ya que tuvo que trabajar desde muy joven.
El apellido Entrena es un símbolo en la historia de la pesca en Huelva. Antonio Entrena, padre de Susana, ha sido una de las figuras más relevantes de este sector tan identitario de nuestra provincia. Y sus empresas, Álvarez-Entrena, e Industrias Pesqueras Entrena, se consideran verdaderos iconos históricos en la economía onubense. A través de sus flotas de barcos y de camiones y la presencia en diversos lugares del mundo de forma directa o mediante filiales, de alguna forma han sido durante los años sesenta, setenta y ochenta, verdaderos embajadores de nuestra tierra. Antonio Entrena además del mérito alcanzado por crear una empresa armadora y comercializadora de pescados y mariscos de extraordinaria dimensión, tuvo un mérito aún mayor, hacerlo desde abajo.
Empezó vendiendo pescado con una carretilla. Un hombre ejemplar, que aunó esfuerzo y buena condición como persona, y que aún no tiene calle en Huelva, lo que aprovechamos para demandar en justicia.
Su hija Susana finalizada la enseñanza media se fue a Sevilla –empezó Derecho, que no le gustó nada, la eligió su madre por ella, nos dice-, y después de un año se desplazó a Madrid, a estudiar algo que realmente le atraía, Marketing. También hizo Publicidad y RRPP, especializándose en sistemas de franquicias. Al principio estuvo trabajando para un holding madrileño que se llamaba Zortox, donde desarrollaba proyectos de franquicias. Y estando allí una de las empresas que tenían era un cátering, que se llamaba La Cocina de la Reina. Se había quedado sin gerente y, aunque Susana era super joven, no teniendo en esos momentos ningún proyecto de franquicia en desarrollo, y no entendiendo porqué, su jefe le sugirió que al menos temporalmente se ocupase ella.
Le dijo que no sabía nada de vinos ni de canapés ni de ningún aspecto concreto de esa actividad, pero el jefe insistió aduciendo que iba a ser solo la cabeza visible y temporalmente. Aceptó y se dio cuenta que aquello le estaba gustando muchísimo, y de esta forma entró en el mundo de la hostelería, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera. Estuvo trabajando en hoteles en Cádiz, por ejemplo, en Madrid, en Tenerife, en distintas franquicias dentro de ese sector. Fue en Tenerife donde se produjo una situación que resultó clave en en el desarrollo de su carrera. Un día, allá por 1999, leyendo el periódico, observó un anuncio en el que Fred Olsen, compañía cuya filial española realiza servicios de ferrys entre las islas de Canarias, buscaba un coordinador de cátering. Pensó… ‘jolines, trabajar en un barco, que bonito… si esto es lo mío, si yo casi nací en un barco‘, y ella sabía que Fred Olsen tenía también una empresa de cruceros. Sentía algo propio en aquello, con su familia tan ligada al mar, su padre armador. Decidió sin dudar presentarse a la convocatoria y la seleccionaron.
Fred Olsen es un gigante corporativo que tiene empresas en todo el mundo, alrededor de 100.000 empleados. Es propietaria, por ejemplo, del grupo Timex, fabricante multinacional de relojes. La filial Fred Olsen Energy tiene plataformas petrolíferas en distintos lugares del planeta, como en el Golfo Pérsico o el Mar del Norte. La Corporación Olsen también está centrada en la producción de energía eólica. Su origen naval, no obstante, es el sello de la compañía. El hecho de que tengan intereses en Canarias se debe a la tradicional línea de transporte marítimo entre Londres y las islas españolas. Todo comenzó en 1848 con la compañía armadora noruega que fundó el bisabuelo del actual presidente, Fred Olsen.
Para darnos una idea de la relevancia histórica de esta empresa, Susana nos comenta que Canary Wharf, -en la City-, un complejo de negocios donde se encuentran los edificios más altos del Reino Unido -superan los 200 metros de altura-, se llama así precisamente por la proximidad del antiguo puerto de embarque de carga y desembarque de frutas de los barcos de Olsen que provenían de Canarias. Su primer puesto fue de directora de bebidas y alimentos de uno de los barcos. Era oficial, pero del nivel junior. Estuvo un año en este puesto. Le fue gustando el trabajo y la promocionaron, pasando a directora de hotel del crucero -la responsable del área de ‘producción’ del barco-. En los cruceros, nos dice, está el capitán -principal responsable- en puente; el jefe de máquinas; y el ‘hotel’ con su director. Son las tres cabezas visibles de la tripulación. En los cruceros de Fred Olsen (buques de lujo de mediano tamaño) la tripulación ronda entre las 300 y 500 personas, siendo más del sesenta y cinco por ciento las que están bajo el mando del director de hotel.
La experiencia fue muy gratificante y más tarde Susana logró ser ascendida a directora de hotel pero ya de la flota completa. Estuvo embarcada en estas funciones durante nueve años que le han permitido conocer todo el globo, habiendo hecho dos y media vueltas al mundo, faltándole tan solo por navegar por el Mar del Japón y la costa oeste de Canada. Los cruceros de Olsen son buques muy tradicionales, lejos de la masificación de los mega-trasatlánticos y, quizá por ello, ofreciendo un servicio más personalizado, del máximo nivel de excelencia. Susana dice que hacen cruceros de ‘Agatha Christie’, que uno tiene la sensación de estar en un barco, de lujo, pero en un barco; mientras que en las otras macro-opciones lo que se ofrecen son atracciones que flotan. La compañía tiene base en el Reino Unido y sus clientes son en un 99% británicos.
A Susana la ascendieron, en principio contra su deseo, ya que no deseaba desembarcarse, nombrándola directora de operaciones de la compañía, y allí ya era responsable de tierra, de mar, …un trabajo muy duro, durante siete años, viviendo entre Ipswich y Tenerife, dos semanas en Inglaterra, una semana visitando uno de los barcos y la siguiente en Tenerife. Pero esto suponía una media de 96 aviones al año, una cantidad enorme de camas diferentes, de hoteles. Si a esto le sumas el intenso trabajo que supone la responsabilidad de que no haya ningún problema en cada crucero, que los pasajeros vivan una experiencia perfecta, con un nivel de excelencia altísimo, el desgaste personal es importante.
Tras este ritmo frenético Susana asumió un cargo de análoga relevancia pero sometido a menos estrés, el de directora de proyectos de hotel, ocupándose de que la flota esté en perfectas condiciones para el servicio que prestan y que vaya adaptándose y evolucionando en sus instalaciones. Por eso está responsabilizada de las varadas de los buques, que suponen en ocasiones auténticos replanteamientos de los mismos, renovando miles de metros de moquetas, mobiliario y disposiciones de las distintas estancias. A Susana su jefe, el propio Fred Olsen, que está muy encima de la actividad, le plantea en ocasiones cambios que se tienen que producir en 48 horas, transformando, por ejemplo, una estancia cualquiera en un salón de té.
En Fred Olsen Cruises el personal pertenece a 35 nacionalidades distintas que atienden a clientes de clase media-alta británica. Solo hay, incluida Susana, tres españoles en la firma. Varios cruceros de Olsen han visitado Huelva y, al respecto, nuestra protagonista nos dice que ella cree que Huelva no se vende lo suficiente, sobre todo para turismo británico, si tenemos en cuenta el asentamiento de esta nacionalidad en la provincia de Huelva, los símbolos de las minas y su relevante presencia durante casi un siglo, su legado. Cuando los ingleses vienen a Huelva se quedan sorprendidos. Pero no solo esto, según Susana, además de nuestra relación con el Descubrimiento de Ámerica, tenemos unas playas que son únicas, yo he viajado mucho y playas como estas pocas, nos dice.
La opinión cualificada de Susana, por su conocimiento del sector, nos dice que Huelva debería ser no ya una escala de cruceros, sino un puerto base, que fundamentos y condiciones para ello tiene de sobra. La proximidad a los aeropuertos de Faro y Sevilla y su posición geográfica la hacen ideal para iniciar cruceros, lo que generaría notables economías. Lo tenemos todo, indica Susana, y deberíamos ser capaces de aprovecharlo.
En este sentido se lamenta de que en Huelva no nos vendamos bien, a todos los niveles. En su sector, nos comenta ejemplos de otros lugares a los que han ido sus cruceros y que, con menos atractivos, consiguen impactar a los pasajeros. Cuando esto sucede luego los cruceros vuelven una y otra vez a ese destino. Insiste en que hay que apostar por atender a los visitantes, aunque no necesariamente se gasten mucho, porque esos cruceristas luego hablan del sitio que han visitado y provocan el interés de mas gente e, incluso, que ellos mismos vuelvan ya en otra modalidad de viaje que si reporte más ingresos para la zona. Es muy valiosa la publicidad que puede hacer cada crucero, que traiga ochocientas, mil personas, que luego van hablando por ahí de las excelencias del lugar.
Susana no imaginaba, cuando jugaba en el colegio de las Esclavas, que tendría esta vida profesional, aunque reconoce que si se veía desde siempre viajando mucho. Lo ha cumplido con creces, afirma con satisfacción. En Huelva la retiene bastante su hermana mayor, Rosa, que ejerce un poco de imán que atrae también a otra que vive en Galicia, Yolanda. Cuando vuelve a nuestra ciudad, que trata de que sea con cierta frecuencia, siente que no ha cambiado mucho, las sensaciones son para ella las de siempre. Eso le gusta, percibe que la encuentra de alguna forma como la dejó. No le pasa eso con Tenerife, donde ha vivido veintidós años y nota un cambio sustancial desde su primera época.
Aunque es una mujer cosmopolita, Susana se siente muy andaluza y muy de Huelva, manteniendo el acento a pesar de haberse ido de nuestra ciudad con dieciséis años, lo que lleva a mucha honra. Nos dice que habla inglés con acento andaluz y que defiende a su tierra siempre, aunque no tenga razón. Por encima de todo se siente muy orgullosa de sus raíces. Fuera de aquí defiende a capa y espada a España, a Andalucía, a Huelva.
Opina que si uno tiene la suerte de encontrar trabajo y desarrollo profesional en su propia tierra pues estupendo, pero en caso contrario hay que moverse, salir, aprender idiomas y esforzarse en formación. Cuando está fuera de Huelva la imagen que se le viene a la cabeza de su tierra son las playas, es lo que más la identifica. Punta Umbría en particular. Para ella Huelva es arena, duna y mar.
Su padre era una persona muy fuerte, todo corazón pero muy íntegra, trabajadora, emprendedora. Esas virtudes cree que son las que ha heredado de él. Echados para adelante, muy respetuosos pero sin miedo, sabiendo que a veces hay que sufrir para alcanzar las metas. Ella es feliz con su carrera profesional pero admite una parte muy dura. Estar todo el día viajando y perderte algunos momentos especiales con la familia, por ejemplo, es muy sacrificado. Ser directivo de alto nivel te ubica en un plano solitario, donde en tu ejercicio no tienes amigos. La capacidad que entiende que tiene de poder llevar adelante estas dificultades cree que le vienen de su padre. Cuando él tenía una cosa clara y quería luchaba por ella y yo también, apunta Susana.
La mayor parte de la entrevista ha girado sobre Huelva, a la que sin duda ama y siempre quiere volver. Desde esta perspectiva reconoce que tenemos que cuidarla más. Ha estado en muchísimas ciudades del mundo y piensa que las más bonitas son las que se ven más cuidadas, más limpias. La ciudad que más le gusta por su estética es San Petersburgo pero admite que es una ciudad fría, le falta corazón. Hay otras ciudades que en su conjunto le gustan más porque la embellecen sus habitantes, como Cracovia. Por eso cree que de Huelva podría sacarse muchísimo más partido.
Gracias y enhorabuena, Susana.
3 comentarios en «Susana Entrena, de Huelva y directiva de primer nivel en Fred Olsen, un gigante multinacional de 100.000 empleados»
Yo fui conductor de alvarez entrena era muy buena empresa estuve 17 años y tengo muy buenos recuerdos aprendí mucho y quería saber del tío de susana juaquin feliz a ver si alguien me diera su contacto gracias
José bejarano, conoces Aguiño?
Mi padre, Joaquín Cruz, fue gerente de Álvarez Entrena en Huelva. Me acuerdo que siendo un niño mi padre me dejaba en el despacho de D. Antonio Entrena mientras se ocupaba de la contabilidad. D. Antonio jugaba conmigo y me invitaba a una Cocacola y un bocadillo. En una gran persona D. Antonio, bondadoso y todo corazón.