Mari Paz Díaz. La afición al golf cada vez está más extendida en la provincia de Huelva, como así lo prueban los éxitos que se están alcanzando en esta práctica deportiva. Éxitos que parecen que irán incrementándose en los próximos años gracias a las jóvenes promesas, entre las que destacan Carlos Leandro Rodríguez, un onubense, -aunque nació en Las Palmas de Gran Canaria debido a una estancia de un año de sus padres en la isla-, de 21 años que está terminando sus estudios en Estados Unidos, en un centro que le permite compaginar su formación académica con la práctica de este apasionante deporte.
Un logro que ha sido todo un sueño para este joven, que comenzó a jugar al golf con tan sólo cuatro años. «Desde entonces ya empecé a competir en los torneos del Club de Golf Bellavista y, con la edad de 9 años, me inicié en los torneos por Andalucía», según nos cuenta. Tras ganar dos Campeonatos de España y haber representado a Andalucía y España en diferentes torneos, a los 15 años pudo marcharse al Centro de Alto Rendimiento del Consejo Superior de Deportes ‘Joaquín Blume’ de Madrid. Una experiencia muy positiva en la que se percató que quería seguir estudiando, al tiempo que jugar al golf, por lo que pensó que la mejor opción para compaginarlo era marcharse a Estados Unidos, un país que le ofrecía el mejor panorama para compatibilizar sus dos aspiraciones.
No era nada fácil, pero con esfuerzo y determinación, Carlos Leandro ha logrado alcanzar un deseo de muchos jóvenes deportistas, llevando el nombre de Huelva a EEUU. En concreto, se encuentra estudiando el último año de carrera del equivalente en España a Administración y Dirección de Empresas en el Newberry College de Carolina del Sur. Una experiencia única, que hemos querido conocer de primer mano, a través de esta entrevista que realizamos a Carlos. Una entrevista en la que nos cuenta cómo se siente, sin olvidar su sueño de convertirse en jugador de golf profesional, una vez que acabe sus estudios universitarios.
-Carlos, ¿cómo está siendo tu experiencia en EEUU?
-El primer año es el más duro, porque tienes que adaptarte al idioma, los horarios y, sobre todo, las comidas. Porque aquí no se come jamón o gambas. Pero, una vez que te haces al cambio de costumbres, el día a día se hace más llevadero. Y, desde luego, es una experiencia única
-¿Cómo es ese día a día? ¿Muy diferente a España?
-Estudio en una universidad llamada Newberry College, que se encuentra en una ciudad en el estado de Carolina del Sur. Un día normal en mi vida comienza a las 6 de la mañana para ir al gimnasio. Después voy a las clases por la mañana, como rápido y me marcho al campo de golf hasta que ya no pueda ver la bola volar por la oscuridad. Después ceno y, por último, el poco tiempo que quede del día, lo dedico a estudiar o hacer trabajos.
La gran ventaja de las universidades americanas es que te permiten practicar un deporte en alto nivel y seguir estudiando, ya que los profesores te ayudan en las clases lo máximo que pueden. Lo que más me gusta de las universidades es cómo dividen el tiempo. Las clases empiezan a finales de agosto y terminan a principios de diciembre. Luego, el segundo semestre, va de enero a principio de mayo. Con este método, solo tendrías dos vacaciones, pero, por lo menos, son vacaciones, porque siempre que llego a España en Navidad, mis amigos están estudiando para los exámenes de enero.
-¿Qué estás haciendo en la actualidad?
-Ahora mismo estoy en mi último año de carrera, por lo que estoy aprovechando el tiempo, entrenando muy duro y aprendiendo lo máximo posible. Porque, una vez que termine mi etapa aquí, ya me toca pasarme a profesional.
-Por el momento, ¿cuál es tu balance de la experiencia?
-Muy positivo. Tengo la suerte de entrenar con Howard Vroon, entrenador del equipo de golf, y de poder jugar los torneos universitarios, donde sigo ganando experiencia para el futuro.
-¿Cómo te sientes habiendo obtenido esta importante oportunidad tras tu trayectoria en el mundo del golf?
-Muy agradecido. Son muchas horas de mi vida las que están siendo invertidas en este deporte, y la vida de un deportista de élite es muy dura, viendo como tus amigos suben fotos a las redes sociales de la fiesta que te perdiste o de eventos familiares importantes. Pero, no quiero dar pena con esto, porque he sido yo el que ha elegido llevar este tipo de vida y disfruto mucho con ello. Me parece muy importante que se reconozcan este tipo de trayectorias, ya que, como dije antes, los jóvenes deportistas de élite nos perdemos muchos eventos, pero, al mismo tiempo, cuando nos reconocen el trabajo, es una gran satisfacción.
-¿Podríamos decir que es todo un hito para un onubense?
-Aún es pronto para hablar de eso. Para mí, un hito sería la jugadora de bádminton Carolina Marín, a la que tuve la suerte que conocer en la ‘Blume’. Pero, desde luego, me sentí realizado como onubense cuando hice el saque de honor en un partido del Recre. Fue una experiencia increíble.
-¿Cómo te ha marcado Huelva y el Club de Golf Bellavista en tu carrera?
-Me siento muy orgulloso de ser de donde soy. Siempre que veo en cualquier noticia «el onubense» y mi nombre o «el jugador del Club Bellavista», para mí es algo muy grande. Estoy muy agradecido al Club de Golf Bellavista, porque, prácticamente, casi he pasado más horas allí que en mi casa. Siempre me han tratado a la perfección y, desde luego, es el lugar idóneo para practicar el golf en la provincia de Huelva.
-¿Cómo te planteas el futuro?
-Cuando acabe la carrera, seguiré entrenando. Y, si en el verano de 2018, me veo con buen nivel y cuento con la ayuda de sponsors, jugaría la Escuela del Tour Europeo.
-¿Cuál es tu sueño?
-Como cualquier deportista, poder participar en la más alta competición y dejar huella en este deporte.
-A nivel personal, ¿qué es lo que más echas de menos de Huelva?
-La comida y, por supuesto, mis amigos y mi familia.
-¿Algún mensaje a los onubenses para finalizar?
-He tenido la suerte de poder viajar mucho por España, Europa y Estados Unidos, pero, desde luego, Huelva es el sitio más especial. Tenemos que apreciar mucho más donde vivimos y, entre todos los onubenses, hacerla más grande.