A.R.E. Alejandro González Zalvide, ‘Nono’ como lo conocen muchas personas en Huelva, es un onubense de 34 años que se marchó a Alemania en enero de 2016. Le surgió la oportunidad, gracias a una oferta de empleo en la que se inscribió a través de Internet, de trabajar en Hannover, en la Baja Sajonia, y cuando lo llamaron para decirle que el puesto era suyo, no dudó ni por un momento en hacer la maleta y poner rumbo al norte.
Nono es técnico en emergencias sanitarias (TES), coloquialmente ‘ambulanciero’, una profesión que no tuvo grandes oportunidades de desarrollar en España, donde su experiencia se resumía en labores de voluntariado y pequeños contratos de corta duración.
Por este motivo, ya en 2004, y durante casi cinco años, estuvo viviendo en el extranjero, en concreto en la ciudad británica de Exeter. En Reino Unido encontró empleo en «un hotel de pelapatatas y fregando colegios, hasta que cogí idioma y me fui buscando cosas mejores. Mi último trabajo fue en el Ayuntamiento de Exeter, de técnico de mantenimiento«, explica Alejandro.
Alumno en su infancia de los colegios Maristas y Entrepinos, el onubense reconoce que es una persona muy arraigada a Huelva, a su gente y sus costumbres, y al que le encanta El Rocío, la playa de Punta Umbría y, en general, toda la provincia.
Quizá por todo ello, sus primeros días en Hannover fueron fríos y duros, y también por tener que adaptarse a un nuevo idioma y nuevas costumbres. Pero ahora todo es más fácil, como nos explica desde su residencia en Alemania:
– ¿En qué trabajas en Hannover?
– Aquí trabajo como técnico en emergencias sanitarias para una empresa privada dependiente de los Bomberos (Feurwehr), que son los que coordinan los servicios. Diariamente mi trabajo consiste en el traslado de pacientes. Cuando llego a la empresa, lo primero que hago es revisar la ambulancia, que tenga todo el material que necesitamos: vendas, sueros, mantas… y que los aparatos funcionen correctamente: monitor desfibrilador, aspirador de secreciones, etc. Luego llamamos al centro de coordinación y damos posición 1, que significa que estamos preparados para empezar a trabajar.
– Háblame un poco más de tus tareas…
– Hay pacientes que son habituales, que hay que llevar a diálisis o a citas medicas (como cambio y revisión de catéter), y también hay pacientes que el médico ha estado en su casa y determina que hay que ingresarlo, entonces nos pasan el servicio y hacemos el traslado. Nuestra empresa tiene tres ambulancias especiales para transporte de adipositas, gente muy obesa (220 kilos o más). Somos la única empresa de Baja Sajonia con este tipo de ambulancia y hacemos servicios a todo el país.
Trabajamos también con traslados desde el aeropuerto, pacientes que han estado en otro país y han sufrido accidentes, u operaciones, y los llevamos a clínicas especializadas. Aquí en Hannover hay un hospital, el INI, el mejor en medicina neurólogica, y viene gente de Arabia Saudí a operarse.
– ¿Cuál era tu nivel de idiomas al llegar? ¿y ahora?
– Tenía un nivel básico-nulo, solo hice un curso de alemán durante tres semanas en España. Ahora mucho más avanzado, un nivel B1, aunque sin certificado oficial de momento.
– ¿Cómo es vivir allí? ¿Es muy diferente a España?
– La vida aquí es totalmente diferente, la gente termina de trabajar y para casa, no hay ese disfrute que tenemos allí.
– ¿Con qué personas te relacionas allí?
– Mi relación diaria es con mis compañeros de ambulancia, entre los que hay alemanes, turcos, españoles y griegos.
En mi vida personal, tenemos un grupo de españoles que hacemos quedadas para salir y tomar algo, aunque cuando llega el invierno es más complicado salir y hacemos quedadas en casa.
– ¿A qué costumbres te ha costado más trabajo adaptarte?
– Sobre todo al clima, pero también a la excesiva planificación de todo, incluso para tomar una cerveza hay que hacerlo con hora y fecha de antelación.
– Cuéntanos alguna anécdota que te haya ocurrido durante tu estancia.
– Un día, terminado el turno, nos llamaron para preguntarnos si queríamos apuntarnos a hacer un “simulacro”. Mi compañero de piso y yo dijimos que sí. Cuando llegamos nos dimos cuenta de que no era un simulacro, sino una evacuación de 50.000 personas porque habían encontrado una bomba de la II Guerra Mundial. En Hannover hubo un bombardeo durante la II Guerra Mundial en el que arrojaron sobre la ciudad casi 500.000 bombas en una sola noche. Algunas de ellas no detonaron y, en la actualidad, cuando se empieza una obra, lo primero es hacer exploraciones por si hubiese alguna. En los dos años que llevo aquí ya se han encontrado ocho, con sus correspondientes desalojos preventivos. La última, la semana pasada.
– ¿Cuáles son tus planes?
– Bueno, nunca descarto volver a Huelva, que me encantaría, pero de momento aquí tengo una buena estabilidad laboral y mejora la cosa poco a poco, en todos los aspectos, idioma trabajo, amistades…
-¿Qué es lo que más echas de menos de Huelva?
– Aún siendo tópico, la familia, la pareja y los amigos.
– ¿Recomiendas a todo el mundo que viva un tiempo fuera de España?
– Por supuesto, todo el que tenga la oportunidad de salir, que aproveche y lo haga. Nunca hay que mirar atrás, hay que probar cosas nuevas siempre.
– Para terminar: un mensaje a los onubenses.
– Un gran saludo a todos y a seguir mejorando la ciudad para que podamos volver algún día los que estamos fuera.