Charlas casineras. Los casinos que se van

Niebla. La gran pérdida.

Miguel Mojarro

Niebla. La gran pérdida.
Niebla. La gran pérdida. / Imagen: Fotoespacios.

Genaro y Marcelo, terminada la partida de dominó, sentados ya delante del café bien ganado, se entregan al regusto que permanece más allá de la competición.


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  • -Mira. ndica Marcelo a Genaro tras el saludo de un señor que cruza ante ellos-.
  • ¿Lo conoces?
  • Sí. Era amigo mío en Bollullos. Pero hace mucho que no voy por allí. Ya no existe el Casino, mi Casino.
  • ¿Eras socio?
  • Sí. -Responde Marcelo con cierta nostalgia-. Del Casino de Los Topos. El otro era de los pudientes y yo no lo era. Además, no era del pueblo y solamente iba cuando mi padre hacía ruta para llevar productos.
  • ¿Había dos casinos?
  • Hasta hace poco. El de Los Topos cerró hace varios meses porque no se podían asumir tantos gastos con tan pocos ingresos.
  • ¿Han desaparecido más casinos? –Sigue preguntando Genaro-.
  • En los años de mi memoria, muchos. El que más me dolió fue el de Niebla. Era un casino de mucho prestigio. De toda la zona y del mismo Huelva, iban a jugar partidas por la noche. Y de Sevilla, que yo he visto llegar amigos de mi padre, en sus coches, para pasar una “velada” en Niebla. Bueno, velada la llamaban ellos, pero eran partidas. Otro día te hablaré de aquellos días en Niebla.
  • ¿Que otros casinos recuerdas y han desaparecido?
Galaroza. Un lamentable adiós.
Galaroza. Un lamentable adiós.

Marcelo hace una pausa, mira a Genaro con pena no disimulada y se arrellana en el asiento.

  • -Isla Cristina tenía también dos casinos, juntos, de ricos y de pobres no disimulados. Aun existen las casas. En zona muy principal. En la más bonita plaza.
  • -¿Los conociste?
  • -Sí y a los dos íbamos mi padre y yo.
  • -¿Siempre con tu padre?
  • -Hasta que dejó de trabajar las “ditas” y seguí sólo. Pero ya entonces en todos los casinos tenía amigos y enlaces. Sobre todo en El Perrunal, que me servía de centro en mis viajes a la zona. Porque había varios casinos cercanos: Calañas, La Zarza, …
  • ¿Eran mineros?
  • La Zarza y El Perrunal, sí. El de La Zarza es el último que ha desaparecido. También hay mucho que contar…
  • Son muchos los desaparecidos, es cierto … –Comenta Genaro con pesar no disimulado-.
  • Y eso que no te he hablado aún de Moguer, del obrero de Aracena, de Galaroza, …
  • Son demasiados, sí.
  • Y lo malo es que la racha sigue, porque las causas no se solucionan.
  • ¿Se saben las causas?
  • Hay varias, pero son dos las principales. Otro día de contaré cosas para que entiendas el tema.
El magnifico Perrunal.
El magnifico Perrunal. / Imagen: Fotoespacios.

Como la conversación la daba por terminada Marcelo, tal vez por apatía ante un tema del que estaba ya saturado, se fueron hacia la mesa de billar para el consuelo grato de los chasquidos de las bolas.


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El billar es el lugar en el que se desahogan las iras de los socios. El taco es el arma y las bolas los chivos expiatorios.

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