Miguel Mojarro
Marcelo nació en Jaral, hace más de ochenta años, cuando era alcalde “El Soriano”, para eso era el más rico del pueblo y además, era más leído que los demás. Pero no fue mal alcalde, que en su tiempo se pavimentó de escorias de hierro el camino de tierra.
Por entonces, un matrimonio venido de Zalamea, tuvo un hijo, Marcelo, que con el tiempo sería socio del Casino, de esos que gustan y al que se echa de menos cuando no está en Jaral.
Marcelo, cumplidos ya los ochenta, se atrevió a venir con nosotros en nuestras aventuras por los Casinos de Huelva y, gracias a él, pudimos conocer socios de todos los casinos y vendedores de todas las tiendas. Porque Marcelo tenía amigos en muchos sitos y conocidos en todos.
Su padre, ditero legal, estraperlista consentido y contrabandista secreto, lo había llevado en muchas de sus aventuras comerciales e introducido en tertulias casineras y reuniones en las ventas de carreteras, sobre en Afanías de Valverde. Por eso Marcelo, a su saber natural, que lo tenía, había unido la experiencia de tantos caminos y tantos tratos.
Socio en Alosno y Bollullos (En el Casino de Los Topos), también lo era del de Jaral, porque su padre lo hizo socio al cumplir los dieciséis, que era edad obligada para tal derecho. Incluso algún quinto suyo asegura que algo de trampa e influencia hubo en aquello, porque otros de su edad no lo lograron. Lo que ahora se llamaría corrupción.
Macelo, desde jovencito, supo ganarse el afecto de todos (De casi todos), fundamentalmente porque era discreto tal como su padre le había inculcado como herramienta de trabajo en eso del estraperlo. Y también ese aprecio venía de la mano de su buen talante en el juego, que le daba a todo y pagaba siempre que perdía, sin echarle la culpa a la mala suerte.
Marcelo juega habitualmente con un grupo de amigos casi fijos, pero en vacaciones y los fines de semana, suele unirse a Genaro, que en sus días de asueto recala en Jaral, para recuperar los días perdidos fuera de allí.
Marcelo siempre está en el Casino, sentado, mirando, charlando en un rincón o alrededor de la mesa verde o de mármol. Pero siempre discreto y buen catador de noticias y comentarios.
Marcelo es ese socio en el que se unen la sabiduría y la sensatez, la astucia y la prudencia, el sarcasmo y la bondad, la memoria y intencionalidad, la apatía y el rencor, …
En todos los socios de los Casinos de Huelva, está presente alguna de las anteriores características. En Marcelo las unimos, para poner en él las ideas y las palabras de cualquier socio.
Cuanto dice, es hijo de comentarios reales de algún socio, en algún casino, en alguna localidad.
Cuanto describe, ha sucedido en algún casino de Huelva.
Sus charlas, son charlas que reproducen las que se han dado en los salones de algún casino o alrededor de una mesa verde.
Pero Marcelo no cuenta nada que no haya sido realidad. Ni siquiera cuando está sólo con sus pensamientos.
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