A.R.E. / Redacción. Hasta el próximo 11 de agosto, la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio ha abierto el trámite de información pública del Decreto por el que se declararán 11 nuevos monumentos naturales en Andalucía. Uno de ellos es el Alcornoque de la Dehesa San Francisco, en Santa Olalla de Cala, un árbol de entre 250 y 300 años de antigüedad que destaca por la espectacularidad de su copa y longevidad.
Este ejemplar de quercus suber se extiende sobre unas 0,2 hectáreas, tiene una altura de aproximadamente 13 metros y un diámetro de copa de otros 13. Su excelente estado de conservación se debe a varios factores, entre ellos una buena genética y un trato adecuado y respetuoso. En este sentido, el encontrarse en el marco de la Dehesa San Francisco, una finca de 700 hectáreas al sureste del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, ha sido un hecho determinante para su supervivencia.
Desde 1995, la Fundación Monte Mediterráneo gestiona este terreno. Se trata de una entidad creada en 1994 como fundación cultural privada que desde que adquirió la dehesa tomó la determinación no volver a descorchar este Alcornoque para no estresarlo. De aquella decisión hace ya 18 años, un tiempo en el que el árbol ha tomado más cuerpo, compitiendo con su también centenaria vecina, la conocida como Encina de la Dehesa San Francisco.
Este último árbol, a escasos metros del primero, ostenta desde el 23 de noviembre de 2001 el título de Monumento Natural. De hecho, la cercanía entre ambos ejemplares hace necesaria, según indica Medio Ambiente, la adopción de nuevas medidas para su protección, en concreto la de ampliar el ámbito territorial de Monumento Natural para incluir bajo esta figura de protección a ambos ejemplares característicos del ecosistema mediterráneo.
La Encina de este paraje santaolallero es otro de esos maravillosos ejemplos naturales de longevidad. Tiene una edad estimada entre 400 y 500 años y una altura de 13 metros, posee un perímetro medio de tronco de 3,2 metros y una proyección de copa de 113 metros, excelente para resguardarse de los rayos del sol. Sus enormes ramas ha hecho necesaria la colocación de postes en las más grandes para descargarlas, lo cual nos da una idea de la envergadura de este mastodonte vegetal.
Esta Encina tan especial ha sido desde hace décadas un elemento de referencia para las personas que por estos lugares se dedicaban a las labores propias de la dehesa. A sus pies era tradicional el cobro de los jornales, además de ser un espacio para el descanso y cobijo en las horas de mayor calor del día.
Por tanto, como bien expresa la vicepresidenta de la Fundación Monte Mediterráneo, Ernestine Lüdeke, «ambos árboles representan la labor de generaciones de peones que, casi siempre en condiciones indignas, han cuidado de la arboleda. Nosotros los tomamos como dignificación y agradecimiento a esas generaciones de personas que han hecho posible que hoy aún podamos disfrutar de esos árboles y la dehesa en general».
La sombra de estos ejemplares da cobertura también al recuerdo de personas importantes para la Fundación Monte Mediterráneo. Bajo sus copas se encuentran varios monolitos conmemorativos, uno en memoria de Arthur Wolff y otro de Mériadeg Bouillé.
Cuando los grupos de visitantes llegan a la Dehesa San Francisco, que en 1996 se convirtió en la primera en Andalucía certificada en su totalidad como ecológica, hacen una parada en su Encina y Alcornoque más longevos, realizando incluso un pequeño ritual -un círculo rodeando el árbol- cuando se trata de escolares y niños.
Durante estos recorridos por la Dehesa, la Fundación trata de transmitir a los participantes su filosofía, basada en salvar el espacio natural que gestionan; fomentar y mejorar su biodiversidad; promover la investigación y el estudio del bosque mediterráneo; producir alimentos sanos y de alto valor y formar a las futuras generaciones en estos valores.
En base a este modo de pensar y proceder y ante la seguridad de que pronto la Dehesa contará con dos Monumentos Naturales de Andalucía, Ernestine Lüdeke afirma que «estos dos árboles representan unos valores naturales y éticos ejemplares para mí. Contamos con una dehesa, un patrimonio natural tan único, tan bonito y tan rico… ¡asemejemos nuestro comportamiento y nuestras actitudes a esa belleza!».
Régimen especial de protección. Recordemos que el monumento natural es una figura de protección prevista en la legislación andaluza de espacios naturales protegidos para elementos ecológicos o paisajísticos que presentan valores singulares como cuevas, peñas, dunas, árboles centenarios, islotes, bosquetes o formaciones geológicas, entre otros. Su declaración exige, además, buenas condiciones de conservación, homogeneidad, prioridad de uso público, reconocimiento ciudadano y corresponsabilidad de los agentes interesados en su protección.
Los nuevos monumentos que se van a declarar en Andalucía, además del conjunto Encina y Alcornoque de la Dehesa de San Francisco, son: Tajo de Ronda (Ronda), Monte Jabalcuza (Alhaurín de la Torre) y Cueva del Hundidero (Montejaque), en la provincia de Málaga; Peñón de Bernal (Vícar, Dalias y El Ejido), Encina de la Peana (Serón), Encina Marchal del Abogado (Serón) y Canales (Padules), en Almería; Huellas Fósiles de Medusa (Constantina), en Sevilla; Nacimiento de Riofrío (Loja), en Granada y Cueva del Agua de Tíscar (Quesada), en Jaén.
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