Esperanza Fidalgo. Me cuenta Salvador, muy buen conocedor del Bar cultural 1900 puesto que es un asiduo al mismo desde su apertura…cuando comenzaron las tertulias literarias en el mismo, que era muy buen amigo del pintor y escultor Rafael Mélida.
Continua diciéndome que Rafael realizó un proyecto iconográfico en el que recogía en diferentes láminas a un variado elenco de personas y personajes del entramado de esta ciudad que iba resurgiendo poco a poco desde las tradiciones y costumbres de antaño… desde una vida más lenta a otra más moderna. No sólo dibujó gente sencilla, humilde y honesta, también pintó los comercios, bares, quioscos de prensa, el Ayuntamiento…En definitiva, el latido interno de una sociedad que con los años ha podido conservar algunos de estos establecimientos pero, debido al ritmo que impone el transcurso de la vida, inevitablemente otros no.
Así, el antiguo Mercado, centro neurálgico del día a día de Huelva, El gato negro, Raya, Calzados Leo, el quiosco de prensa junto a la Iglesia de la Concepción, Caja Rural, el Ayuntamiento….y un largo etc. porque según me dice Salvador fueron aproximadamente unas cien láminas. Salvador le compró a su amigo unas treinta láminas que ha conservado con mimo y cariño, pudiendo mostrarnos ahora a través de esta exposición su Colección Privada, «Gentes y Rincones de Huelva» de Rafael Mélida.
La técnica empleada fue lápiz y carboncillo. Un trabajo muy minucioso ya que las láminas contenían todos los detalles de una Huelva Descubridora y transmitían el sentir de una ciudad comercial, marinera y con mucho arte…Vázquez Díaz, pintor de Nerva, Juan Ramón Jiménez, premio Nobel de literatura, y hoy en día podemos decir que Huelva cuenta con un gran Patrimonio Histórico Artístico.
Después, Rafael Mélida, decidió hacer un «catálogo» de las láminas cuyo prólogo fue escrito por José Juan Díaz Trillo, conocedor de la obra de Rafael y amigo del mismo. El prólogo titulado «Una mirada un mundo» habla de la «ternura, de la luz, de los sueños, de las sonrisas y de las miradas cómplices porque son necesarias y desde esa óptica… dice José Juan, todo lo que se pinta adquiere una extraordinaria humanidad».