La evaluación de impacto social corporativo abre un nicho de empleabilidad, investigación y reflexión

José Domínguez y Antonio Aledo.
José Domínguez y Antonio Aledo.
José Domínguez y Antonio Aledo.

Redacción. José Domínguez, director del curso ‘Responsabilidad Social Corporativa: cultura, norma, ética y…¿negocio?’ que se celebra esta semana en la sede de La Rábida de la Universidad Internacional de Andalucía (Unia) ha afirmado en rueda de prensa que la motivación de la acción formativa fue principalmente la creencia de que hay en este área un nicho de oportunidad importante. No sólo para reflexión, sino también para empleabilidad e investigación, y para el desarrollo de mercado ya que los organismos, públicos y privados, son cada vez más conscientes de la necesidad de incorporar a los diferentes actores sociales en sus perspectivas para mejorar su imagen y posicionamiento, con un fondo de Responsabilidad social, económica y ética.

El curso, que cuenta con el apoyo de la FOE (Federación Onubense de Empresarios), empresas consultoras de la provincia, y Atlantic Cooper, que también contribuye en el patrocinio del curso, ha recibido una acogida estupenda con casi 30 alumnos matriculados de diferentes países como Brasil, Colombia, Argentina y Portugal.


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Antonio Aledo, unos de los principales ponentes de este curso, y experto en relación a las evaluaciones de impacto social, también participó de la rueda de prensa, y definió al entorno del Campus de La Rábida como un “marco especial que genera un ambiente de interacción entre profesores, alumnos y expertos, que favorece a que surjan nuevas ideas y nuevos enfoques”.

El contenido del curso posee una orientación claramente latinoamericana ya que, una parte importante del trabajo de evaluación de impacto socio-ambiental que se ha venido realizando en los últimos años, ha tenido lugar, por ejemplo, en Panamá con el proyecto de ampliación del canal, Brasil y Chile con represas, y otros países latinoamericanos con proyectos mineros, de gestión de bosques y forestas, etc; en los cuales, paradójicamente, se habían realizado estudios para identificar los efectos sobre el medio ambiente, pero no se habían desarrollado metodologías o técnicas para identificar los impactos que provocaban sobre las comunidades humanas más vulnerables.


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Aledo contó que la historia de la evaluación de impacto social comenzó en los años 70, en Canadá y Australia, como consecuencia de las actuaciones, sobre todo mineras y madereras, donde había poblaciones indígenas. A partir de ahí se empezaron a desarrollar las metodologías para evaluaciones de impacto social. Al respecto, el director del curso explicó que la lógica de esa metodología “es generar un marco de gobernanza, con inclusión de los diferentes actores sociales vinculados a los proyectos, para ofrecer una información completa a los tomadores de decisiones de las empresas, sobre cómo potenciar los impactos positivos y como reducir los negativos”.

Ambos revelaron que a través de las investigaciones que se vienen realizando, han descubierto que son los impactos sociales los que terminan definiendo la ejecución de estos proyectos, pero la legislación española no tiene en cuenta esta fase de lo social, o no es lo suficientemente exigente. No hay obligación para un proyecto de desarrollo realizar una evaluación del impacto social, pero no realizar esos estudios, incurre en riesgos añadidos, cada vez son menos soportables para esos proyectos. “A través de la RSC podemos encontrar una herramienta cada vez más sólida para potenciar los estudios de evaluación de impacto social, que son los que luego van a dar validez y fiabilidad a los resultados que se puedan aportar en los diagnósticos”, justificó Domínguez.

Antonio Aledo relató que las empresas están notando que cualquier déficit en la responsabilidad tiene una repercusión inmediata en su imagen de marca y en sus futuros negocios, y que estas son cuestiones que están dando la pauta de que la evaluación social tiene que ser parte de la cultura corporativa. “Una mala gestión de los riesgos puede generar un impacto terrible. Ya no es solamente lo que uno va a ganar, sino además lo que se puede perder”.

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