Redacción. El Colegio Profesional de Podólogos de Andalucía dispone de un decálogo de prácticas saludables para el especial cuidado que necesitan los pies ante los esfuerzos fuera de lo habitual que realizan quienes peregrinan estos días a la Aldea de El Rocío o participan en otras romerías a lo largo de año.
«Una correcta higiene tras las largas caminatas diarias y aplicar posteriormente cremas con vitamina A masajeando desde los dedos hacia el talón con objeto de hidratar, aportar elasticidad a la piel y prevenir así las dolorosas callosidades y ampollas o flictenas son dos de los principales consejos que ofrecemos desde el Colegio Profesional de Podólogos de Andalucía», señala el podólogo ejerciente en la provincia de Huelva y vicepresidente de la Corporación, Óscar Sarmiento. «La visita al podólogo evita los riesgos de lesión, especialmente en los casos de enfermedades vasculares, neurológicas o diabetes», matiza Sarmiento
El calzado debe proteger y sujetar el pie, mejor por tanto acordonado, con una suela que amortigüe y siempre será mejor si su fabricación es a partir de pieles nobles. El talón debe estar sujeto y los dedos deben poder moverse con facilidad dentro del zapato o bota. Una práctica adecuada es llevar calzado cómodo de repuesto para utilizarlo al terminar cada día de camino. De esta forma no solo descansan los pies sino que se airea el calzado habitual.
Para aliviar los pies hinchados es recomendable darse baños de agua fría y caliente, además de colocar los pies en alto. Elegir calcetines de algodón o de otras fibras naturales para favorecer la transpiración y evitar costuras que puedan provocar roces y en consecuencia, ampollas, son otros consejos a tener en cuenta.
En este último caso, el vicepresidente del Colegio de Podólogos de Andalucía subraya la importancia de no abrir la ampolla, limpiar con antiséptico (Clorhexidina o Povidona yodada), cubrir con gasa y consultar al podólogo.
Al terminar la romería, como al final de cada jornada de camino, el principal consejo es observar los pies minuciosamente, también el calzado, para comprobar posibles alteraciones y si se observa cualquier alteración observada, «ante cualquier duda y antes de cometer ninguna imprudencia, consulte al podólogo de su hermandad y si no es posible, a los servicios sanitarios del camino y de la Aldea», explica con detalle Óscar Sarmiento.
El Colegio de los podólogos andaluces mantiene una estrategia de actividades encaminadas a sensibilizar a la ciudadanía sobre las funciones del podólogo y sobre la importancia de la prevención y la salud del pie, que repercute sobre el estado general del organismo. En este sentido, el Colegio Profesional defiende que los podólogos son los únicos profesionales sanitarios especializados en el pie, que pueden diagnosticar, prescribir, tratar e intervenir. Poner los pies en manos de centros de estética, que en ocasiones se exceden en sus funciones, o de personas no tituladas ni capacitadas para el ejercicio reglado de la profesión, es poner en riesgo la salud.
Actualmente forman parte del Colegio alrededor de 1.700 profesionales en Andalucía, comunidad autónoma referente del sector en Europa por su apuesta en innovación e investigación.