Benito A. de la Morena. Estimada María Jesús, creo recordar que así me dijiste que te llamabas, he estado muy ocupado esta semana pasada y por eso el retraso en responder a tú carta, ¡disculpa!
Tu escrito sobre Dios y las Iglesias me ha sorprendido y alegrado por la profundidad que denotas en él y la soltura con que te expresas. No es un tema fácil y tu lo abordas con valentía y de manera documentada, lo cual hace que la respuesta que deba darte sea también reflexiva, tal y como os decía en la fase final de mi conferencia del otro día acerca del Universo, “disponer de la información y usarla con razonamiento”.
Sobre tus comentarios sobre las afirmaciones del autor de ese escrito que me envías, no debes olvidar nunca que es un sacerdote, por lo que la visión que ofrece está marcada por su vocación y creencia, no obstante podrás comprobar cómo su versión sobre el tema no se parece en nada a la que en época de Galileo o Copérnico indicaba la Iglesia. Esos fueron periodos en los que se pensaba que el ser humano era un reflejo de Dios y la Iglesia guiaba sus pasos en la Tierra, por eso éramos el Centro del Universo, no podía ser de otra manera y se representaba a un Universo geocéntrico donde todo giraba alrededor de nuestro Planeta. Por si fuera poco, el fanatismo popular era superior al razonamiento.
Esas teorías fueron desterrándose poco a poco a medida que la inteligencia se desarrolla y la información llega al ciudadano. Se crean escuelas y Universidades al alcance de mucha más gente y el conocimiento se desarrolla cambiando la forma de presentar la imagen de Dios. La Ciencia ha intervenido en esto también, pero creo que no ha sido determinante en lo que a la existencia de Dios se refiere, pues si bien se han podido desmontar las “fabulas” que sobre la Creación se había establecido, también es cierto que no se sabe que hubo antes del Big bang, antes de la “gran explosión”. La Ciencia no llega a eso y no creo que nunca sea capaz de descubrirlo. Podremos avanzar mas en el gran misterio, pero siempre saldrá otra duda más que habrá de intentarse resolver y creo que siempre será así, máxime con ese escaso por ciento de cerebro que somos capaces de usar los humanos.
Mirando el tema bajo un punto de vista más filosófico, ¿no te parece que el ser humano necesita creer en algo? Desde épocas remotas tuvimos la necesidad de disponer de “dioses”, primero fue el trueno ensordecedor, el rayo que provocaba fuego, el Sol que nos daba la vida y dioses menores en forma de animales o de personas según los casos y sus costumbres, pero siempre precisamos creer en algo o en alguien y de eso se aprovecharon los mas “listos” para reclutar gentes con las que formar ejércitos, sembrar los campos, recolectar impuestos para poder gobernar, y se crearon las clases sociales en las que el mas fuerte era el jefe, igual que el mundo animal, pero después no hizo falta ser el mas fuerte para ser el jefe, bastaba con tener dinero y pagar a “su” ejército y así desde la historia de los tiempos, hasta el momento actual.
Las civilizaciones más antiguas conocidas, asiática desde hace más de cuatro mil años, la sumeria, egipcia, todas ellas antes de la época cristina, tuvieron sus dioses y solo hace dos mil años, llegó Cristo. ¿Fue un mesías?, ¿fue un revolucionario que se soliviantó ante la injusticia del momento? No lo sabemos, lo que sí es conocido es que murió crucificado y que desde ese momento sus seguidores crearon un movimiento que se llamó “cristianismo” con todo lo bueno y lo menos bueno que pudiera tener, pero eso es como todo, las normas son buenas y su aplicación suele ser nefasta.
Asociar Cristo a Dios, llamarle el hijo de Dios, era lo normal, pues es algo que todas las religiones han pretendido, “apropiarse de Dios” para sus fines, pues así es más fácil dirigir al pueblo, creerlo es cuestión de Fe y eso es ya algo mas particular de cada uno. Actualmente unas tres cuartas partes de los ciudadanos del mundo creen en un Dios o en algo espiritual, caso de los seguidores de Buda, el Zen y otras religiones orientales. Hay otro sector en aumento que no cree en Dios y se declara ateo, o cree en Dios, pero no está sujeto a iglesias, y se declaran laicos. Este movimiento es tan respetable con los otros y piensan que estamos aquí para nacer y morir, sin ningún misterio de por medio, “somos polvo y en polvo nos convertiremos”, pero ¿tienen razón? ¿Por qué no la pueden tener los que creen el Dios? Esos sectores ateos se quieren apoyar en la Ciencia para defender sus tesis y ahí yo creo que se equivocan, pues la ciencia no puede demostrar nada de eso.
Yo pienso que en la razón de cada uno está la respuesta, y que nuestra mente puede estar en permanente evolución si uno quiere, como estás haciendo tu y que, por lo tanto, no podemos cerrar esa mente a nada, ni ahora ni nunca, pues entonces habrías finalizado la búsqueda de ese enorme misterio que es la creación y el sentido de la vida. A veces pienso que yo me iré de este mundo deseando encontrar a Dios.
Mucha gente precisa ir a la Iglesia para encontrar a Dios, ahí tienes a los islamistas, los budistas y otros grupos que veneran a su antepasados a través de pagodas y mezquitas, por eso no entiendo cuando criticamos a los cristianos que buscan en su iglesia el encuentro con su Dios y con Cristo.
Lo que si me preocupa es el radicalismo, ese fanatismo extremo que llega incluso a la inmolación, pero hay muchas formas de inmolarse, no solo está la de ponerse un cinturón de bombas y explotar, está también la de cerrarse en grupos con consignas premeditadas que, por buenas que sean, limitan el desarrollo de la razón y la evolución de la mente.
Si el pueblo adquiere un nivel cultural suficiente como para poder pensar por sí mismo, razonar y tener criterio propio, pero eso es algo que cuesta mucho trabajo realizar porque la comodidad es parte fundamental de nuestra existencia y pretendemos vivir sin esfuerzo material, ni intelectual, y ahí es donde nos perdemos y pasamos formar parte de esa masa adormecida que es fácilmente manipulable por esos otros sectores a los que uno se ofrece, tan solo a cambio de ese confort “temporal” que buscas para subsistir.
Celebro que tú estés entre las personas que razonan y muestres inquietud por temas como este que hoy hemos debatido.
Un cordial saludo y gracias por tu confianza.
2 comentarios en «Reencuentro después de Semana Santa»
Los dioses fueron y continúan siendo los más fuertes o poderosos de la clase, eso en lo inmaterial, y en lo material pues lo mismo. Nunca se buscó un dios o diosa amable, bondadoso, justo, sabio, honesto etc.
Aquellos que habitan en lo alto de la pirámide nunca lo consentirán.
Y eso supondrá nuestra desaparición.
Amigo Benito, me ha gustado mucho tu artículo, creo que es muy enriquecedor, y nos ayuda a pensar.
Un fuerte abrazo.
Hoy me encuentro con dos amigos en estas páginas.
Uno, científico importante, que tiene afanes puestos en la búsqueda de verdades que satisfagan la razón y la esperanza.
Otro, humano y honesto, que sabe buscar amigos y encontrar motivos de pensamiento grato. «Na menos».
Dice el articulista: » …las normas son buenas y su aplicación suele ser nefasta.»
Que gran verdad, generalizable a todas las civilizaciones y latitudes.
Y sigue diciendo: «… Esos sectores ateos se quieren apoyar en la Ciencia para defender sus tesis y ahí yo creo que se equivocan, pues la ciencia no puede demostrar nada de eso.»
Y establece una clasificación de las creencias, en la que creo que falta una categoría. La que sembró mi querido Don Enrique, que colocó su vida en una posición ciertamente complicada: El Agnosticismo.
Cada cual se hace socio de la categoría que mas le place … o le resulta más cómoda.
De momento, nosotros nos colocamos junto a Don Benito en esa posición de esperanzada búsqueda de la razón de la vida. Pero siempre en la defensa de la ciencia como algo que no debe usarse para justificar cómodamente posiciones religiosas.
Eso no dice bien de quien lo hace.
Hay que ser menos perezoso, en temas trascendentes.
Una vez más, bravo por el Señor de la Morena.