Antonio Martínez Navarro. Traer a esta obra la vida y milagros de la Cruz Roja sería extendernos un tanto en esta voz enciclopédica o trabajo de investigación. Sí, es necesario que miremos, con ojos amables, al génesis de esta benemérita Institución. Así, la revista “Historia y Vida”, número 31, fechada en octubre de 1970, nos dice:
<<El 24 de junio de 1859, a las tres y media de la madrugada, un hombre de unos 30 años, de nombre Henry Dunant, vestido de blanco y cubierta la cabeza con un casco colonial, salió de una miserable posada en Castiglione donde acababa de pasar la noche durmiendo en un pajar, y echó a andar por las calles del pueblecillo. De pronto, dándole sólo el tiempo justo de echarse a un lado, pasó junto a él un escuadrón de coraceros al galope.
Había empezado la batalla de Solferino…>>.
Aquella lucha dejó un campo de batalla que ofrecía un espectáculo atroz. Más de cuarenta mil muertos y heridos franceses, italianos y austriacos yacían sobre el extenso frente, donde la matanza se había prolongado durante muchas horas.
“¿No habría manera –se preguntaba Henry Dunant- de fundar en todos los países de Europa sociedades benéficas que tuvieran por objeto cuidar en tiempos de guerra, por medio de voluntarios, a los heridos, sin distinción de nacionalidades?”.
Henry Dunant empleó todos sus esfuerzos y años más tarde estaba creada la Cruz Roja. Acerquémonos, a través del magnífico trabajo de Andre Castelot, a la primera intervención de la Cruz Roja:
<<El 1 de febrero de 1864, Prusia atacó a Dinamarca. En cada bando había un delegado de la recién nacida Cruz Roja. El 5 de abril, Druppel fue sitiado por los prusianos. Alrededor de las cuatro de la tarde, el duelo de artillería se atenuó. Entre los dos ejércitos, la nieve había quedado sembrada por los cuerpos de numerosos caídos. ¿Muertos? Sí, pero también heridos que pedían auxilio. Entonces en un fortín prusiano apareció una bandera blanca con una cruz roja, enarbolada por el doctor Appia, del Comité de Ginebra, seguido por unos cuantos enfermeros portadores de camilla. Todos ellos ostentaban en el brazo la nueva insignia.
¡La Cruz de Ginebra!
Los cañones y los fusiles enmudecieron y cedieron la palabra a la caridad. Y cuando todos los heridos, prusianos y daneses, quedaron a salvo, se reanudó la batalla.
Henry Dunant, el “sembrador de ideas”, había triunfado…>>.
La Cruz Roja española, quedó constituida el 2 de marzo de 1864. Pero, ¿y en Huelva? cuándo y por quienes fue fundada esta Asociación de la que todos los días festivos más de siete mil españoles se lanzan a las carreteras, las playas y los picos de España en misión de salvamento y auxilio a posibles accidentados. Acerquémonos a sus orígenes.
La primera referencia de la Cruz Roja de Huelva la hemos encontrado en Oficios y Minutas de 1873. Se trata de una solicitud del doctor don Rafael López Hernández, fechada el 11 de junio del citado año, en la que deja patente su sentir republicano deseando pertenecer a las Milicias y, a la vez, su benemérito espíritu al querer integrarse en la Cruz Boja “que aún en esta población no se había establecido”:
La primera voz que clamaba sobre la constitución de la Cruz Roja en nuestra capital pertenece a don Rafael López Hernández, quien, en un escrito perteneciente a Oficios y Minutas de 1873, la solicitaba:
<<Deseando pertenecer a las Milicias ciudadanas de esta localidad; y a la sociedad internacional de la Cruz Roja, que aún en esta población no se ha establecido; creo poder prestar mejor servicio a mis correligionarios, y a la humanidad, apuntándome como lo hago, como médico y cirujano de los voluntarios federales de Huelva, estando dispuesto a acompañarlos en el caso de salir a campaña.
Suplicando a esa Corporación, si lo cree conveniente y útil, utilice mis servicios. Huelva, 11 de junio de 1873. Licenciado Rafael López y Hernández…>>.
Tendrían que transcurrir muchos años para que se instituyese la Cruz Roja en nuestra capital. Asistamos, a través del diario “La Provincia” del jueves, 2 de noviembre de 1893, al primer acto para su constitución:
<<Mañana al medio día se celebrará en casa del Sr. don Pedro Román Clavero, cura propio de la parroquia de la Inmaculada Concepción, una reunión con el laudable objeto de establecer en Huelva la Asociación de la Cruz Roja.
Aplaudimos sin reserva dicho proyecto que nos parece siempre plausible por el fin siempre caritativo que esta Sociedad encierra y en los presentes momentos nos parece sumamente oportuno y patriótico>>.
La reunión se llevó a cabo y, al día siguiente, aparecía en la misma fuente informativa:
<<Ayer a las doce de la mañana se reunieron con propósito de constituir en Huelva la Asociación de la Cruz Roja, los señores Román Clavero, Díaz Saavedra, Cano y Cáceres (don Emilio), Sánchez Mora, López Hernández, Marchena Colombo. Seras (don Pedro), Molina (don Rafael) y el director de nuestro periódico.
Estos señores convinieron en citar a una más amplia reunión en la que, aceptado el pensamiento, se nombra la junta directiva y las comisiones que se ocupen en los trabajos necesarios para darle el debido desarrollo>>.
El día 6 del aludido mes, se daba una reunión con todos los elementos y quedó constituida. Al día siguiente decía la prensa:
<<La Cruz Roja. Como habíamos anunciado a nuestros lectores, el domingo, a la una de la tarde, y en la colecturía de la iglesia de la Concepción, se constituyó la Asociación internacional de la Cruz Roja.
Al acto, que revistió gran importancia, asistieron o fueron representados, los señores Román Clavero, Martínez (don Eduardo), Casas (don José), Vega Fernández, Márquez Valero, Delgado de Leiva, García Cabañas, Varón, Montes, Molini, Ciordia, Argos, Cano (don Emilio), Sánchez Mora, Seras, Fernández de los Reyes, Gálvez, Gómez Rull (don Francisco), Javier Becerra, Marchena Colombo, López Hernández, Figueroa (don Eduardo), Mora (don Antonio), Capmani, García López, Sánchez (don Emilio), Carbonell Díaz, Cepeda, Martínez (don Eduardo Alfonso), Rey, Sundheim, Parejo, Gómez Rull (don Ramón), Soto, Cano (don José y don Joaquín), Heras, Luceño, Franco, Díaz, Vázquez Zafra, Mackay, Albelda, Mora, Vázquez López, Jiménez (don Francisco), Ávalos (don Enrique), Marchena García (don Juan), Terán, Martínez (don Pablo) ,Trianes Díaz, García Age, Gariñanos y Jiménez (don Gregorio)
El Sr. López Hernández, delegado provincial de la Cruz Roja de Huelva, expuso el objeto de la misma. Leídos los artículos del Reglamento, que al caso se refería, se designó por unanimidad la siguiente comisión provincial de tan benemérita Asociación:
Presidente honorario: Excmo. Sr. don Cardenal Arzobispo de Sevilla.
Presidente, don Pedro Román Clavero.
Vicepresidentes, don Emilio Cano y Cáceres y don Francisco Gómez Rull.
Contador, don Manuel de Arcos.
Depositario, don Adolfo Rey.
Director de almacén, don Luis Moliní.
Inspector, don Valeriano Ciordia.
Secretario, don José Marchena Colombo.
Vicesecretarios, don Francisco Márquez Valero y don Eduardo A. Martínez>>.
La primera actividad de la incipiente Asociación, con el fin de obtener ingresos, aparecía en el diario “La Provincia” en octubre de 1893:
<<La Cruz Roja. Esta noche, a las ocho, tendrá lugar en el teatro Colón, la velada artística que a beneficio de los heridos en la guerra de África, celebra dicha Sociedad con el siguiente programa:
Parte primera: Peregraphllesuppe (Banda municipal). 2º) La graciosa comedia en un acto, de Vital Aza, titulado “Aprobado y suspenso”, desempeñada por los señores Age, Beltrán (J.), Beltrán (V.), Monís, Pérez, Sierra, Figueroa (M.), García, Roquetas, Mora y López. 3º) “Sardana” de la ópera “Karim Bretón” (Banda municipal).
Parte segunda: 4º) “Fantasía”·, sobre “Los Puritanos” (Alard). 5º) “Recitato e romanza de la ópera “Don Sebastián” (Donizzetti). Ages y Díaz. 6º) “Labauje”, de GottsCharlkg, Srta. Matilde Spínola. “La Partida” (Ruiz), Srta. Francisca Gonzalo y Sr. Díaz. 8º) “Arias” (Stabella), F. y Díaz. 9ª) Cavatina, de FeliceMiei, Srta. de Rincón. 10º) “Incierto”, Zortsik, original del Sr. Díaz>>.
En 1918, la situación en nuestra ciudad era de crisis aguda: muchos parados debido a que no llegaban barcos a cargar mineral a consecuencia de la guerra europea; el hambre se estaba adueñando de casi todos los hogares onubenses… En aquel caos de necesidades surgieron las Damas de la Cruz Roja que paliaron el hambre en los niños. Pero, y en los domingos ¿quiénes darían de comer a loa niños? Así, en la sesión municipal del 17 de enero de 1919 leemos:
<<…El Sr. Garrido expresó que las Damas de la Cruz Roja están dando de comer diariamente en la Cocina económica a multitud de niños, a excepción de los domingos, estimando que el Ayuntamiento, podría auxiliar dicha acción, que contribuya a aliviar los efectos de la crisis obrera, haciéndose cargo de la comida de aquel número de niños en los domingos, lo cual importaría unas mil ochocientas pesetas.
Sin más discusión se acordó aprobar la propuesta del Sr. Garrido, disponiendo que el pago de la expresada cantidad se haga del capítulo de imprevistos…>>.
En la sesión del 31 de enero de 1919, el Ayuntamiento les otorgaba a las Damas de la Cruz Roja su voto de gracias. En esa misma sesión, quedaba de manifiesto la enorme labor de esta Junta, auxiliada por don Antonio Oliveira, durante la epidemia de gripe en esta capital:
<<…El Sr. Pérez Hernández explanó su moción sobre la acción de la Junta de Damas caritativas en la epidemia de gripe, proponiendo que se otorgue a la misma un expresivo voto de gracias por la generosa iniciativa de repartir socorros entre los epidemiados pobres, haciéndolo expresivo a don Antonio Oliveira Domínguez, cuya gestión auxiliando a dicha Junta ha sido verdaderamente plausible…>>.
La Empresa de la Compañía minera de Río Tinto ayudaba en cuanto pudiera a la población española. Así, en el diario “La Provincia” del día 5 de noviembre de 1921 invitaban a todos (ingleses, colonias de otras naciones y españoles) a participar en el “Te Dassant cuyos ingresos serían destinados a la Cruz Roja Española:
<<La colonia británica y la Cruz Roja. El Vicecónsul británico nuestro distinguido amigo Mr. John Morrison, nos envía atengo besalamano participándonos que los ingleses residentes en esta capital y su provincia, han organizado un baile con carácter de “té danzant, que tendrá lugar en el Hotel Colón el próximo sábado, 12 de noviembre, a las cuatro de la tarde.
Lo que se recaude pro venta de billetes será entregado íntegramente a la Cruz Roja Española para los heridos de la guerra de Marruecos.
Se expenden billetes de entrada al precio de cinco pesetas y para el té el de dos pesetas cada uno.
Estos billetes es preciso obtener en el Vice Consulado británico y de los señores de Morrison, Halseden, Porteous, Alcock y en la Papelería Inglesa>>.
En septiembre de 1941 la Cruz Roja Norteamericana se hace cargo de las dificultades que estaban pasando la población española y decide ayudar, al menos, a los niños. En este sentido, según nos indica las Comisiones Permanentes del día 30 del citado mes y año mandó a nuestra capital quinientas cajas de leche en polvo, de las que la mitad iría a Aracena y el resto se quedaría en la Gota de Leche, institución sita en el Paseo de la Independencia:
<<…Conforme a lo pedido por el Sr. Jefe Provincial de Sanidad, se acordó declarar exentas de arbitrios municipales quinientas cajas de leche evaporada donativo de la Cruz Roja Norteamericana, destinadas la mitad al Sanatorio de Aracena y la otra mitad al servicio gratuito de Puericultura y Maternología del Instituto Provincial, cuya existencia es casi exclusivamente de la capital…>>.
En la Comisión Permanente del día 26 de febrero de 1969 se tomaba un acuerdo alusivo a la construcción de un Centro Hospitalario en la barriada de “La Orden”. La modificación del citado hospital vino auspiciado por la Asamblea Provincial de la Cruz Roja onubense:
<<…Dada cuenta de características de ampliación y valoración de parcela del Plan parcial del Sector Municipal de “La Orden” reservada en el mismo para Centro Sanitario, formulado por el Señor Arquitecto municipal don Alejandro Herrero Ayllón, en cumplimiento del acuerdo adoptado por este Excmo. Ayuntamiento Pleno de treinta y uno de enero próximo pasado, por el cual fue aprobada su modificación a instancia de la Asamblea provincial de la Cruz Roja de Huelva, para destinarla a la construcción de un Centro Hospitalario; la Corporación por unanimidad de los señores concurrentes acordó su aprobación y quedar enterada a los efectos contenidos en la resolución plenaria anteriormente citada…>>.
La actual sede de la Cruz Roja, ubicada en la calle Aragón, data de los primeros años de la década de los sesenta del siglo pasado. Así, en la sesión municipal del 29 de diciembre de 1961, leemos:
<<…Visto expediente incoado para ceder a la Cruz Roja Española un trozo de terreno sito en la calle Aragón, propiedad de este Excmo. Ayuntamiento y un área superficial de setecientos setenta metros cuadrados y veintitrés centímetros cuadrados para en el mismo situar los servicios propios de esta institución, el cual ha sido valorado por el Sr. Arquitecto municipal en la cantidad de cincuenta mil pesetas; por unanimidad se acordó vender a la Cruz Roja Española el terreno de referencia para el fin indicado y en el precio de cincuenta mil pesetas en que ha sido valorado y solicitar del Ministerio de Gobernación la autorización necesaria para llevar a cabo dicha enajenación, con excepción de los trámites de subasta o convocatoria quedando autorizado el Ilmo. Sr. Alcalde para otorgar en su día la correspondiente escritura pública…>>.
En la sesión municipal del día 31 de enero de 1975 los vecinos de la Merced y cercanías les hicieron llegar su queja al Concejal Sr. Salgado Rodríguez por los “ruidos” que proporcionaba la Banda de Cornetas y Tambores de la Cruz Roja:
<<….El Sr. Salgado Rodríguez hizo una protesta por los ensayos que ejecuta la Banda de Cornetas y Tambores de la Cruz Roja que hacen, afirmó un auténtico martirio la paz de los vecinos de la Plaza de la Merced y aledaños. Por unanimidad se acordó facultar al Ilmo. Sr. Alcalde para que dé una solución al caso de referencia…>>.