Redacción. Los profesionales de la Unidad de Cirugía General de los Hospitales Juan Ramón Jiménez e Infanta Elena, han incorporado de forma normalizada una nueva técnica quirúrgica menos invasiva que facilita el tratamiento del cáncer, así como otras patologías del esófago, con el fin de salvar la vida de estos pacientes o mejorar significativamente su calidad de vida, reduciendo los riesgos derivados de la cirugía abierta y evitando su traslado a otros hospitales de referencia de Andalucía.
La esofaguectomía mínimamente invasiva, como así se llama a este tipo de intervenciones, es un procedimiento quirúrgico innovador y poco extendido debido a su complejidad técnica, que requiere profesionales muy cualificados y experimentados en técnicas laparoscópicas y que se ha querido abordar desde la Unidad Esofago-Gástrica, conformado por cirujanos del Hospital Juan Ramón Jiménez y del Infanta Elena, teniendo en cuenta que la extirpación del tumor y, en muchos casos, de todo el esófago, supone el único tratamiento potencialmente curativo y que mejora la supervivencia del paciente.
El uso de técnicas mínimamente invasivas como la toracoscopia, permite además reducir los riesgos derivados de la intervención por vía abierta, que compromete seriamente la función pulmonar, por lo que el uso de estas nuevas técnicas supone, en la práctica, aumentar las posibilidades de supervivencia del paciente y, a la vez, favorecer significativamente su recuperación con menos dolor y menos complicaciones, de manera que a los pocos días pueda recibir alimento y al día siguiente a la intervención pueda incluso permanecer ya incorporado.
El cáncer de esófago es una de las neoplasias malignas más agresivas cuya incidencia ha aumentado aproximadamente un 6% en los últimos años (en España se diagnostican mas de 2100 casos anuales), que puede presentarse como carcinoma de células escamosas, la neoplasia maligna más común en el esófago, generalmente asociado a la ingesta de alcohol y tabaco, o como adenocarcinomas, que suelen estar asociados a pacientes con antecedentes graves de reflujo gastroesofágico, esófago de Barrett y obesidad.
El síntoma más habitual y por el que los pacientes suelen acudir al médico es, fundamentalmente la dificultad para tragar. En estos casos, el paciente percibe la deglución como dolorosa y difícil, aunque a veces viene acompañada de náuseas, sangrado, tos y dolor en la parte superior del pecho. Cuando existe una sospecha de cáncer de esófago, se realiza un examen por endoscopia y en caso de detectarse afectación de la pared del esófago, áreas de obstrucción o la presencia de lesiones, se recurre a una biopsia de tejido para el diagnóstico final.
La selección de los pacientes para los que resulta apropiado este tipo de intervenciones se decide en el seno de la Comisión de Tumores con la que cuentan los Hospitales de Huelva, y de la que forman parte tanto oncólogos, como radiólogos, anestesistas y cirujanos, así como especialistas en Aparato Digestivo y Anatomía Patológica de ambos hospitales, que analizan juntos el estado del paciente, así como deciden conjuntamente las mejores opciones terapéuticas en cada caso.
La intervención, en la que se requiere la participación de cuatro cirujanos, consta de varias partes muy diferenciadas; en primer lugar se inicia la extirpación del esófago mediante tres pequeñas incisiones en el tórax, la mayor de apenas un centímetro, que permiten introducir trócares por los que el cirujano inserta una cámara para la visión, así como determinados instrumentos quirúrgicos. La operación se aborda por la vía posterior, es decir, con el paciente boca abajo o en posición decúbito prono, procediéndose a la extracción del esófago dañado a través de un orificio en el cuello o cervicotomía.
En la segunda parte y una vez el paciente se encuentra ya hacia arriba o en posición decúbito supino, el segundo equipo de cirujanos inicia la fase de reconstrucción, encargándose de transformar parte del estómago en el nuevo esófago, que se coloca en su lugar, de forma que pueda mantenerse la continuidad digestiva. Aunque la dieta debe ser inicialmente modificada a raciones más pequeñas y frecuentes durante el día, la mayoría de los pacientes sienten que su tolerancia a los alimentos no se ve afectada significativamente.
El éxito de las intervenciones realizadas en los últimos meses con este tipo de técnicas, para las que ha sido necesaria una etapa previa de formación y equipamiento electromédico especializado, así como los resultados del seguimiento realizado a los pacientes intervenidos para conocer su evolución, han convencido a los profesionales para incorporar sistemáticamente esta nueva técnica de abordaje del cáncer de esófago en los hospitales de Huelva por sus buenos resultados.
Una apuesta que viene a sumarse a los nuevos procedimientos que la Unidad de Cirugía de los Hospitales de Huelva ha ido incorporando a lo largo de los dos últimos años, destinados fundamentalmente al abordaje del cáncer de todos los órganos que integran el aparato digestivo, de los cuales los más complejos técnicamente tenían que derivarse a otras provincias para su intervención. La formación de unidades específicas con profesionales de ambos centros hospitalarios ha impulsado la puesta en marcha de nuevos procedimientos que están suponiendo un aumento de la cartera de servicios del sistema sanitario público en la provincia.