A.R.E. Daniel Goleman dijo en 1995 “el coeficiente intelectual tan sólo predice el 20% del éxito personal o profesional, siendo el 80% restantes características como la motivación, la capacidad de empatía, etc.”. Siendo así, es imprescindible que estos valores, esta inteligencia emocional, se motive y promueva en quienes serán el futuro de nuestra sociedad: los niños.
El onubense Sebastián ‘Chan’ Fierro Suero lo sabe muy bien. Este joven de 22 años ha presentado recientemente un Proyecto de Innovación e Investigación Educativa titulado “Biodanza como estrategia de educación emocional y mejora de la convivencia”, un estudio que desarrolló, con excelentes resultados, en el colegio “El Puntal” de Bellavista (Aljaraque) durante el curso 2015-2016.
La posibilidad de realizar este análisis surgió el año pasado, mientras Fierro realizaba el último curso del Grado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Le concedieron la Beca Colaboración y el catedrático de la Universidad de Huelva Pedro Sáenz-López Buñuel le propuso vincularla a un proyecto de investigación que iba a iniciar con la colaboración del profesor del CEIP «El Puntal» Juan Ramón, especialista en biodanza. Fierro fue el agente que llevó a cabo la investigación, la cual acabó convirtiéndose en parte de su Trabajo Fin de Grado (TFG).
El estudio partía de una premisa muy clara: si las fábricas o los hospitales de hace 100 o 200 años no tienen nada que ver con los de ahora, ¿cómo es posible que las escuelas y los métodos de enseñanza sean prácticamente iguales? Ante esta paradoja, el proyecto del onubense planteaba que los contenidos correspondientes a Educación para la Ciudadanía (autoestima, autonomía, relaciones sociales, la vida en sociedad, etc.) pudieran impartirse de una forma diferente. Para llevar esta propuesta a la práctica seleccionó la biodanza, un sistema que utiliza recursos metodológicos como la danza, la música y situaciones de encuentro grupales para inducir vivencias integradoras y con el que se habían obtenido resultados positivos en otros ámbitos.
Para medir el impacto de este método, establecieron una comparativa. Escogieron dos clases de un mismo curso, enseñando la asignatura Educación para la Ciudadanía de manera convencional en una de ellas y, en la otra, se realizó el programa de intervención en biodanza.
Finalizado el curso académico, el onubense analizó los resultados de la experiencia, que han sido sorprendentes. Según expone el autor, el grupo que realizó la intervención en biodanza mejoró bastante más aspectos como la autoestima, inteligencia emocional, agilidad, etc. que los que la recibieron de forma convencional.
En este sentido, Fierro señala que «estos resultados nos hacen pensar que quizás sea ya momento de un cambio real en la educación. Bajo mi criterio es más importante que tengamos niños y niñas felices, que sepan detectar e identificar sus emociones de forma real, que sepan cómo desenvolverse en situaciones grupales, antes que niños y niñas que estudien estos conceptos de forma teórica y abstracta».
Parte de los resultados de este proyecto serán publicados en unos meses en una importante revista científica, en la que los interesados en el estudio podrán leerlo con más detenimiento.
Pero la investigación de Chan Fierro no ha pasado desapercibida, y la Cátedra Cepsa de la Universidad de Huelva ha decidido distinguirla con el Premio Sapere Aude. Este reconocimiento es para el onubense una gran satisfacción, pues «que la primera investigación en la que me haya sumergido sea galardonada con este premio supone una gran felicidad», afirma.
Sobre los aspectos que ha podido valorar el jurado para concederle este Premio, el joven apunta que su investigación posee unos cuantos puntos claves. El primero de ellos es, sin duda, el carácter innovador de la intervención y que ésta se haya desarrollado prácticamente durante un curso completo. «Estoy seguro también de que ha sido valorado el rigor científico con el que se ha tratado este novedoso tema y el análisis estadístico realizado. Por último, sin lugar a dudas, los resultados obtenidos han sido clave«, argumenta.
Por otro lado, el Sapere Aude no es la única distinción que ha recibido Fierro últimamente. También ha recaído en él en estas semanas el Premio extraordinario al mejor expediente académico en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, un reconocimiento a la constancia y esfuerzo que el onubense ha realizado durante toda la carrera y que despierta en él, según comenta, «un cúmulo de sensaciones increíble al recordar los diferentes momentos vividos. Durante estos cuatro años he podido disfrutar jugando y arbitrando baloncesto, tocando el saxo con mis compañeros de la Banda Municipal de Punta Umbría, como tertuliano deportivo en la radio, viajando mucho, etc. pero siempre ha habido que dar la cara con las responsabilidades y este premio es un gran reconocimiento a ello«.
Y es que Sebastián Fierro es un joven muy trabajador que lleva toda su vida esforzándose por conseguir los objetivos que se va marcando. En esta línea, actualmente el onubense está estudiando un doble máster: por un lado, el Máster en Investigación en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, y por otro el Máster en Formación del Profesorado de ESO y Bachillerado, formación profesional y enseñanza de idioma.
El joven compagina su labor académica con otras, ya que gracias a los profesionales del deporte Carlos Vallés y Eduardo Fernández Ozcorta pudo vincular su prácticum, que llevó a cabo en el CB Conquero, con dos investigaciones sobre carga física en baloncesto femenino que fueron presentadas en el VIII Congreso Iberoamericano de Baloncesto y que pronto serán publicadas también. «En la actualidad estoy empezando a enfocar mi Trabajo Fin de Máster con el grupo de Investigación dirigido por Pedro Sáenz-López Buñuel», explica Fierro.
Pero además de formarse constantemente y continuar investigando, Chan saca tiempo para trabajar como becario en el citado Máster de Investigación, como preparador físico en el Club Deportivo Onuba 2014 de fútbol sala y, los fines de semana, como árbitro en la delegación onubense de la Federación Andaluza de Baloncesto. Cabe destacar que es muy aficionado a este último deporte y también toca el saxofón -aprendió en el Conservatorio-, dos pasiones, heredadas de su hermano, a las que trata siempre de buscar un hueco en su apretada agenda.
En suma, este onubense es un joven trabajador, con una gran motivación intrínseca, al que los premios que ha recibido recientemente le han hecho sentir un gran orgullo que le ayudará a seguir dedicándose con entusiasmo a lo que le apasiona.
Por último, Sebastián ha aprovechado la ocasión para dar las gracias a todas las personas, grandes profesionales, que le han permitido sumergirse en estos proyectos, depositando su confianza en él. También a sus compañeros de clases y, como no, a toda su familia, que le ha proporcionado, según reconoce, «la estabilidad y todo lo necesario para que estos reconocimientos públicos hayan llegado y sin cada uno de los cuales hubiera sido imposible. GRACIAS«.