Mari Paz Díaz. Nacido en Bellavista (Aljaraque) hace 30 años, Andrés Sánchez Gálvez siempre ha sido un onubense amante de los viajes, por lo que cuando finalizó la carrera de Arquitectura en la Universidad de Sevilla tuvo claro que quería vivir por su cuenta, trabajando en serio en su profesión y buscando nuevas experiencias en lugares en los que valoraran su trabajo. Así que sintió la necesidad de marcharse de España, donde encontraba pocas posibilidades de desarrollar sus conocimientos. Pensó que era el momento de ampliar horizontes, por lo que decidió marcharse a Ecuador, después de trabajar unos meses en Italia.
Tal y como recuerda el propio Andrés, «en octubre de 2015 me fui a Ecuador, un país que me sorprendió gratamente. Cuenta con muchísima naturaleza y paisajes, desde la cordillera de los Andes a la costa pacífica y la selva amazónica. De allí regresé en agosto a España hasta que, a principios de octubre, me marché a otro destino, a Phnom Penh (Camboya), donde me encuentro en la actualidad». Experiencias muy enriquecedoras, de las que nos habla en esta entrevista concedida para ‘Onubenses por el mundo’.
-Andrés, ¿por qué decidiste irte fuera?
-Junto con mi pareja, buscamos un lugar donde encontráramos mejores oportunidades profesionales y donde se viviera bien. Y, si además podíamos disfrutar de un buen clima, pues mejor. No era fácil, porque ella es profesora de francés y yo arquitecto, así que estuvimos buscando por España, el resto de Europa y en otros puntos del mundo hasta que nos surgió esta oportunidad en Camboya.
-Vives en Phnom Penh, capital del Reino de Camboya. ¿Cómo es esta ciudad?
-Es una ciudad en pleno crecimiento, tanto demográfico como inmobiliario, que está adaptándose a la modernidad, pero conservando su carácter asiático, es decir, comida en la calle y caos en el tráfico, pero ordenado, dado que aquí me muevo en bicicleta, por lo que te tienes que acostumbrar a subirte a las aceras, coger un poco a contramano y a sortear los coches. Eso sí, te respetan mucho en la carretera. Camboya tiene un clima tropical, con una temporada de lluvias y otra seca, pero lo que lo que más me gusta es que todas las noches son de verano y me recuerdan mucho a los veranos onubenses en mi casa o en Punta Umbría.
-Y sus habitantes, ¿cómo son?
-Son muy buenas personas y naturales. Siempre están predispuestos a ayudarte con una sonrisa en la cara, ya que para ellos está muy mal visto enfadarse o estar cabreado. Además, si piensas por el horror que pasaron con los Jemeres Rojos, es increíble cómo han pasado página para no tener rencor entre ellos. Me sorprendió el gran uso del inglés en la calle y que, aunque no entiendas el Khmer, te comunicas por gestos. También les encanta cantar en cualquier momento, en el trabajo, paseando por la calle y poniendo todo el empeño posible (risas).
-¿Cuál era tu nivel de idiomas al llegar?
-Tras estudiar inglés un poco en la universidad, he seguido por mi cuenta buscando vocabulario, gramática… Lo que me ha ayudado mucho es ver series y películas en inglés e intentar entender la letra de la música que escuchas. Se te hace mucho el oído y el uso de expresiones coloquiales. También intento aprender algo del idioma local, pero, como es muy complicado, sólo se las frases típicas, como «or-kuhn», que es gracias.
-¿Cómo es vivir ahí? ¿Es muy diferente a España?
-Sí totalmente diferente. Creo que necesitas unos días de adaptación. Tienen una cultura distinta. La mayoría es budista y hay mucha influencia china. Por ejemplo, está muy mal visto tocar la cabeza a los niños, mientras que en España se hace como un gesto cariñoso. El tráfico es una locura, los tuk-tuk van por todos lados, no respetan las señales; y las aceras casi ni existen -de hecho, aquí casi nadie anda y se usan de aparcamiento-. La ciudad, excepto el Riverside, carece de zonas verdes, la comida suele ser picante y les encanta mezclar sabores dulce-agrio o dulce y salado. Aunque, en lo que sí se parece a España es que, como en Andalucía, se vive mucho en la calle y eso me encanta.
-¿Cuál es la imagen que tienen de España?
-En Camboya, fútbol… Real Madrid y FC Barcelona, aunque un compañero de Singapur sí que me preguntó por los San Fermines. Eso sí, no se salen de lo más típico.
-¿Qué estás haciendo en estos momentos?
-Actualmente trabajo en una empresa de diseño y construcción como arquitecto. Estoy al frente del departamento de diseño arquitectónico y, junto a una compañera, llevamos el departamento técnico. Nuestro gran proyecto actual es la rehabilitación de un edificio en el centro para instalar las futuras oficinas de la compañía.
-¿Cuál es tu balance de la experiencia?
-Muy positiva. Sigo descubriendo una nueva cultura y maneras de vivir, conociendo gente estupenda, al tiempo que desarrollo mi profesión y visito lugares increíbles.
-Una experiencia que, sin embargo, no es tu primera estancia en el extranjero.
-No, ya estuve trabajando hace varios años unos meses en Italia y, antes de llegar a Camboya, viví en Cuenca, la tercera ciudad ecuatoriana. Eso, aparte de las visitas a mis hermanos, que también viven o han vivido fuera de Huelva, en lugares como Estados Unidos, Eslovaquia o Inglaterra.
-¿Te has marcado algún nuevo reto?
-Por el momento, seguir progresando en el trabajo, ya que continuamente estás aprendiendo. Además, ves las diferencias de conceptos entre un país y otro. Es muy interesante cómo cambia según el lugar. También estoy aprendiendo francés y quiero seguir conociendo este país, ya que todavía no he podido ir a los Templos de Angkor. ¡Qué es un imperdible!
-¿Qué piensa tu familia de tu aventura?
-Lo primero…, que está muy lejos, pero bueno se alegran de que esté trabajando de lo mío, y que pueda visitar nuevos lugares, que saben que me encanta. Y, como también les gusta viajar, así tienen una excusa para venir.
-¿Y tus amigos?
-Que lo disfrute ahora que puedo, que tengo suerte de encontrar trabajo por donde quiera que voy y que no tarde mucho en volver, que me pierdo todas las fiestas y cumpleaños.
-¿Cuáles son tus planes futuros?
-Pues eso todavía no lo sé ni yo. Por ahora, seguir en Phnom Penh.
-Por tanto, por ahora no piensas volver a Huelva
-Siempre volveré de vacaciones y para ver a la familia y amigos. Pero, ahora, no creo que pueda establecerme allí, aunque todo se verá en el futuro. No creo que sea cercano.
-¿Qué es lo que más echas de menos de Huelva?
-Por supuesto, la familia y amigos, las fresas -que aquí son carísimas y vietnamitas-, las coquinas, choquitos y una buena barbacoa de presa ibérica (risas).
-¿Recomiendas a la gente que viva un tiempo fuera de España? ¿Por qué?
-Sí, ya que, aunque vivimos en un lugar privilegiado, siempre es bueno conocer otras culturas y sitios que te den nuevos puntos de vista. Y, por qué no decirlo, descubrir cosas que te pueden gustar incluso más. Te enfrentas a situaciones que en España no se dan, por tener mucho apoyo cercano y hace que te acomodes a que hagan las cosas por ti. Viviendo fuera tienes independencia obligatoria.
-Para terminar: un mensaje a los onubenses.
-Que no dejen de perseguir lo que quieren en la vida, sea en Huelva o al otro lado del mundo. Siempre habrá dificultades o cosas que no gusten, pero en eso consiste poder afrontarlas y buscar la felicidad por ti mismo.