Redacción. Alrededor de 30 niños de la provincia de Huelva con edades comprendidas entre los cinco y los diez años han participado en la actividad de fomento de la lectura de Dzul, un albúm ilustrado dirigido especialmente a niños que relata la historia del encuentro entre el marinero onubense, Gonzalo Guerrero, y la cultura maya. Una de las historias más sorprendentes del 525 Aniversario del Encuentro entre dos Mundos y que a su vez, es una de las historias más desconocidas, siendo un auténtico icono de la interculturalidad y símbolo del encuentro entre civilizaciones.
Dzul se encuentra editado por el Servicio de Publicaciones y Biblioteca de la Diputación de Huelva, siendo la primera obra concebida expresamente para el 525 Aniversario del Encuentro entre Huelva y América, y anticipa el interés divulgativo de la institución provincial por esta importante celebración para que niños y jóvenes no queden al margen de las actividades conmemorativas del 525 Aniversario.
El objetivo de la actividad es incluir en la programación del 525 aniversario del Encuentro entre dos Mundos a los más pequeños, a través de la magia de los libros y la narración oral. Paralelamente, Dzul es una historia diferente y cierta, que presenta en clave lúdica la esencia del encuentro.
Durante la lectura por parte de las autoras, Ana y Laura Baldallo, los niños participantes han podido ser protagonistas de una experiencia lectora en la que han conocido la historia de forma distinta; llena de emociones y facilitando su capacidad de comprender parte de la historia de su provincia y de lo que supuso el encuentro entre dos mundos, a través de la propia vivencia de Gonzalo Guerrero.
DZUL, símbolo de mestizaje del encuentro entre Huelva y América. Dada la especial naturaleza de este álbum, cuyo relato está basado en hechos históricos, ha resultado inexcusable la participación de un experto en la materia, en este caso, el investigador Salvador Campos Jara, autor asimismo del epílogo del libro. El relato propiamente dicho ha sido escrito por Luna Baldallo González, en un estilo próximo a la prosa poética destacando el esfuerzo en cuidar todos los datos del relato por ser un hecho histórico y por estar dirigido al público más joven e infantil.
Por su parte, las ilustraciones son obra de Ana Baldallo Borrego, y se caracterizan por evocar a través del cromatismo, el paisaje selvático de la península de Yucatán, así como elementos arquitectónicos de la civilización Maya, siendo todo ello una clara vinculación de la plasmación visual de la historia con las artes plásticas y modos de representación precolombinos.