Mari Paz Díaz. Quizás el nombre de Plácido Castaño no sea muy conocido en Huelva a nivel general, pero se trata de un realizador y productor de las campañas de publicidad más difundidas en los medios de comunicación. Trabajos de primer nivel que convierten a este onubense en un profesional muy reconocido, habiendo alcanzado el reconocimiento del sector. Una trayectoria en el mundo de la imagen que se inició muy pronto, puesto que, según nos cuenta en esta entrevista, «siempre he sentido fascinación por el mundo de la imagen. Desde muy pequeño me ha seducido el mundo de la representación, de la creación, tanto como observador como autor. El placer de mirar, el goce de observar, el reto de reproducir, de crear, siempre me han acompañado a lo largo de mi vida».
Por este motivo, se introdujo en el campo audiovisual siendo muy joven. Sus inicios fueron a través de la fotografía y el Súper-8. Puede resultar poco novedoso, pero hay que tener en cuenta que entonces esta afición no estaba tan popularizada como hoy. Para ello, Plácido contactó con la Asociación de Fotógrafos Onubenses (AFO), con los que pudo compartir sus inquietudes, gracias a que sus miembros le ponían mucha pasión y mucho arte a este hobby, por lo que aprendió mucho de ellos.
Siendo así, este onubense tuvo claro que su carrera debía dirigirse a este área, por lo que estudió en la Facultad de Ciencias de la Imagen en Madrid. Fue entonces cuando empezó a trabajar con el vídeo, donde encontró otras formas de narrar las cosas, mediante el video-creación o vídeo-arte. Al mismo tiempo, durante las vacaciones, mientras estudiaba, tuvo la oportunidad de trabajar como reportero gráfico en el diario Huelva Información, un verano en el que no paró, pero donde aprendió bastante sobre esta profesión, puesto que «no me separaba de la cámara en ningún momento. Llevaba un busca, porque en aquella época no existían los teléfonos móviles, y cubría noticias de todo tipo -políticas, culturales, religiosas, deportivas, los toros…-. Y cuando al día siguiente veía mis fotos impresas en el periódico me sentía muy orgulloso».
Por aquellos años también recibió un premio de la Junta de Andalucía con el que pudo dirigir el que sería su primer cortometraje de cine, una producción que tuvo muy buena acogida en distintos festivales nacionales e internacionales. Todo ello le animó a seguir sus pasos en este sentido, tanto que, cuando acabó la carrera, solicitó una beca para asistir a un seminario de proyectos cinematográficas organizado por el ‘Sundance Institute’ y otro de Guiones Cinematográficos dirigido por Gabriel García Márquez en la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños en Cuba.
«Yo era muy joven, pero la posibilidad de estar con profesionales de la industria cinematográfica, sin duda, enriquecieron mis conocimientos. García Márquez, ‘Gabo’ como le llamaban los amigos, organizó una cena de final de seminario en la casa que tenía en La Habana. Yo no me lo podía creer, estar tomándome un mojito con Gabo, Robert Redford y el mismísimo Fidel…», recuerda este onubense.
Sus inicios profesionales como tal fueron en TVE y en Canal Sur, donde estuvo realizando programas musicales y concursos. De esta etapa, «recuerdo con especial cariño la época en que trabajé en el programa ‘Saque Bola’. Me recorrí media Andalucía grabando a personas que nos contaban sus chistes. En mi vida me habían contado tantos chistes en tan poco tiempo, ya te puedes imaginar, todo el día riéndome…», nos cuenta.
Luego, su carrera le llevó a otros géneros, como el vídeo clip y los documentales, como sucedió durante un año en el que acudió de forma periódica a la Laguna de Fuente de Piedra en Málaga para filmar un trabajo sobre los flamencos: Tenía que ir «muy temprano, antes de que amaneciera. Con el agua por la cintura me dirigía al hide fotográfico y allí me pasaba todo el día escondido, en silencio en medio del agua, viendo el cortejo de los flamencos o como las madres alimentaban a los polluelos. Había que ser muy cuidadoso, pues cualquier susto podía poner en riesgo la puesta del año. Un trabajo muy diferente al de los chistes…».
Así fue hasta que de forma definitiva llegó al mundo de la publicidad, un campo en el que hoy en día se siente muy cómodo como realizador y productor.
Tal y como nos cuenta Castaño, «el reto del formato publicitario supone la capacidad no solo de contar, sino de emocionar y hacer sentir en muy poco tiempo. Por otro lado, es sorprendente la capacidad de impacto que puede llegar a tener. La inmediatez y lo efímero de este lenguaje te obliga a estar continuamente investigando, pensando, estar alerta de lo que ocurre a tu alrededor. Es curioso cómo llegamos a utilizar lenguajes totalmente novedosos y transgresores que son fácilmente codificados por un gran público y, en condiciones, de mínima atención. El producto publicitario, a diferencia de otros, no es demandado por la audiencia, sino que la invade y, por supuesto, la seduce. Y quizás gran parte del trabajo de los realizadores sea éste, el de seducir y enamorar a la audiencia». Es más, «aunque el objetivo final de la película publicitaria sea vender un producto, creo que se pueden conseguir muchas cosas más, se puede hacer reír, sentir, soñar, en definitiva, construir mundos imaginarios para habitar. Es un maravilloso instrumento que bien orquestado consigue resultados fascinantes».
Y tanto que lo ha conseguido. Porque Plácido Castaño ha hecho numerosas campañas publicitarias, muchas de ellas protagonizadas por celebrities del mundo del deporte tan conocidos como Rafa Nadal, Paul Gasol, Fernando Alonso, Dani Pedrosa, Vicente del Bosque o Andrés Iniesta, entre otros muchos.
No en vano, elegir un sólo trabajo suyo no es sencillo. «Llevo más de 20 años haciendo spots y no es fácil resaltar uno. Le tengo especial cariño a uno que hice para la marca de relojes Sándoz, con el que recibí el premio al Mejor Director, Mejor Montaje y Mejor Sonido de la Asociación de Productoras de Cine Publicitario. Era un historia de humor negro que transcurría en una trinchera en la Primera Guerra Mundial, un capitán ordenaba a un soldado a salir de la trinchera con las intenciones de quedarse con su reloj de pulsera. (…)
Lo rodé en Bulgaria, y fue un impresionante trabajo donde construimos las trincheras, diseñamos los uniformes y las armas para crear una atmósfera totalmente realista. Los soldados tenían que avanzar entre efectos de explosiones que simulaban las bombas. El problema es que los figurantes sabían dónde iban a explotar, y se les notaba que se giraban y cambiaban de dirección cuando se acercaban a los puntos de las explosiones. Se producía una situación muy cómica, pues todos estaban colocados en su posición, pero cuando daba motor todos salían corriendo y se salían del plano… Tuvimos que repetir muchas veces esta secuencia para conseguir la credibilidad. No había forma de convencerles de que no se podían desviar del camino y que todo estaba controlado por el equipo de efectos especiales», recuerda.
Eso sí, cuando le preguntan por un anuncio, el primero que le viene a la cabeza es el de ‘Sacatun’ para Atún Calvo, que tuvo mucho impacto en la audiencia y aún lo recuerda la gente. Según explica, «era una historia un tanto loca y divertida, que, a la vez, fue muy eficaz en la comunicación de la marca. La rodé en Ucrania, en Kiev, y lo más difícil fue conseguir que los actores se aprendieran la letra. Le dimos grabaciones de audio, las letras impresas, la repetíamos una y otra vez. Era una verdadera pesadilla, no me extrañaría que sigan soñando con ella…».
Del mismo modo, este onubense le tiene un especial cariño a otras dos campañas que han tenido un significado muy especial para él. Se trata de una para Médicos del Mundo rodada en Tinduf, en el campo de refugiados saharauis, y otra para Unicef, rodada en el norte de Camerún, en la frontera con Nigeria. Trabajo que le obligó a vivir durante unas semanas una realidad muy diferente a la nuestra, en unas viviendas que nunca podrá olvidar, pero fueron unos días muy satisfactorios al saber que podía ayudar a la población con su esfuerzo.
Y es que Plácido Castaño se siente todo un privilegiado, porque su trabajo le ha dado la oportunidad de viajar mucho y, como reconoce, «me encanta viajar, conocer otras culturas, otras formas de pensar y de vivir. Mi profesión me ha permitido viajar trabajando, he rodado por muchos países, por casi todos los continentes, en países tan distintos como Brasil, Tailandia, Namibia o Estados Unidos. Cuando viajas trabajando es diferente. Tengo la sensación de que soy menos turista y que de alguna forma conozco el país o a las personas desde otro punto de vista. No es ni mejor ni peor, sólo diferente».
Otro punto de inflexión en su trayectoria se produjo hace ocho años, cuando montó la productora ‘Fandango Films‘, una empresa especializadas en producir cine publicitario. Según explica, «trabajamos con las agencias y las marcas más importantes del país. Tenemos un gran equipo con directores con mucho talento, así que ahora compagino las funciones de director con las de productor. Es muy gratificante ver cómo otros compañeros hacen grandes trabajos bajo el paraguas y la experiencia de nuestra productora. Compartir y dar la oportunidad a otros es también muy motivador».
Con todo este trabajo, lo cierto es que Plácido viene a Huelva mucho menos de lo que le gustaría, a pesar de lo cual reconoce que «Huelva es siempre un punto de referencia. Es imposible olvidarse del lugar donde has nacido, donde has pasado la infancia, la juventud y donde conservo, además de familiares, a grandes amigos. Cada vez que voy a Huelva veo que la ciudad se va transformando, poco a poco van creciendo las oportunidades. Una ciudad diferente de la que yo salí hace 34 años, que no se agarra al pasado, pero que siento que no ha perdido su autenticidad. Me siento choquero, y me encanta la Sierra, las playas, el jamón, las gambas y, por supuesto, los huevos de choco. No quiero parecer chovinista, de hecho no es una característica de los onubenses, pero tenemos muchas cosas por las que sentirnos orgullosos. Pero lo mejor de Huelva es su gente, somos optimistas, disfrutamos de los momentos y nos encanta compartirlos».
Siendo así, como es habitual, pedimos a este onubense que nos dé un consejo o mensaje para finalizar y es claro en su respuesta: «Si me pides un consejo, creo que en el mundo de la inmediatez en el que estamos, hay que educar la paciencia, disfrutar los pequeños logros y, por supuesto, no dejar de creer en ti, porque el futuro siempre es incierto. Una profesión no es sólo la forma de ganarte la vida, es también la forma de vivirla. Gran parte de nuestra vida está absorbida por el trabajo y es muy gratificante encontrar uno en el que te sientas a gusto, en el que disfrutes con lo que estás haciendo. Porque cuando disfrutas con lo que haces, pones lo mejor de ti, de una forma natural, nada impuesta u obligada, y esto se nota en los resultados«. Gracias Plácido.
Puedes ver los anuncios dirigidos por Plácido Castaño en el siguiente enlace: