A.R.E. En las antípodas de España reside desde el pasado mes de julio un joven onubense llamado Francisco Romero Lunar. A sus 20 años, Paco ha emprendido la gran aventura que muchos estudiantes se animan a vivir, aunque él un poco más lejos de lo habitual… Y es que gracias al Programa de Movilidad Internacional de la madrileña Universidad Antonio de Nebrija, donde cursa tercero del Doble Grado en Derecho y Relaciones Internacionales, el universitario está pasando un año en la University of Technology de Sydney, Australia.
En estos meses, el joven se ha aclimatado muy bien al nuevo espacio, donde además de estudiar trabaja como camarero en un centro de eventos, se ha convertido en profesor de español de su residencia universitaria y además hasta ha formado parte del jurado de los Guinness World Records, ¡una experiencia para recordar toda la vida!
Pero no se trata de la primera estancia en el extranjero del onubense, natural de Huelva capital, aunque muy vinculado a la localidad onubense de Punta Umbría. Paco pasó su infancia y adolescencia en el barrio de Isla Chica y también en la zona centro, donde estudió en el colegio María Inmaculada. Cuando tenía que entrar en primero de Bachillerato, la gran atracción por viajar y descubrir el mundo que ya sentía por entonces, lo animó a cursar estos estudios en la ciudad alemana de Augsburgo, donde tenía un amigo.
«Sentía un profundo interés por la cultura y el idioma alemanes», explica Romero Lunar, » y aunque ya había hecho varios cursos de verano en Reino Unido y Estados Unidos, nunca había estado más de un mes viviendo fuera de casa. Aunque al principio fue bastante duro, logré superar todas las barreras culturales y lingüísticas y maduré muchísimo. A día de hoy, puedo decir que esta experiencia me cambió la vida y me demostró que lo mío eran las Relaciones Internacionales y los idiomas«.
Así pues, aquel viaje se tornó en una especie de revelación que más tarde lo encaminaría a la Universidad Antonio de Nebrija, donde se inscribió en el Doble Grado en Derecho y Relaciones Internacionales. Ahora, gracias a la Beca de Excelencia otorgada por esta institución, Paco está cumpliendo su sueño de completar su formación en el extranjero, aunque confiesa que «mi corazón sigue siendo onubense. Amo cada rincón de mi tierra y me siento muy ligado a mis tradiciones y mi cultura. Huelva, la descubridora, aún está por descubrir».
Tras esta declaración de amor a sus raíces, el onubense nos cuenta su experiencia en la lejana y exótica Australia:
– Paco, ¿por qué decidiste irte fuera?
– Habiendo estudiado Primero de Bachillerato en Alemania, conozco de primera mano los múltiples beneficios que ofrece una experiencia internacional. Además de mi pasión por viajar y descubrir culturas y entornos diferentes, mi carrera está profundamente orientada al mundo exterior. Mi Universidad apuesta por la internacionalización de la educación universitaria, y una vez me ofrecieron la oportunidad de salir al extranjero, no pude rechazarla.
La sociedad en la que vivimos es increíblemente competente, y considero que es imprescindible aprovechar todas las oportunidades que te permitan distinguirte y resaltar entre la multitud. He trabajado mucho para conseguir mis retos, estudio una carrera que me apasiona y venir a Australia era una motivación fundamental para seguir progresando y luchando por mi futuro.
– ¿Por qué Australia y no otro lugar?
– Aunque no fue una decisión fácil (no la de salir de España, sino la de elegir el destino), he encontrado en Australia todo lo que buscaba. Opté por Australia por la calidad académica de la University of Technology Sydney, por el interés cultural y natural que ofrece ‘The Land Down Under’ y Sydney en concreto, y ¡para qué mentirnos!, porque era lo más lejos que podía estar de casa. Esta oportunidad la tendría una vez en la vida, y tenía que aprovecharla al máximo. No es lo mismo venir de turismo a Australia que vivir un año aquí estudiando al mismo tiempo. Es un país que enamora a todo el que lo conoce, y yo no iba a ser diferente. Las oportunidades laborales en mi área de trabajo también son muy variadas en Sydney, en tanto que es la ciudad más poblada de Oceanía y el centro financiero y cultural de este continente tan especial.
– Háblame de tus estudios.
– Estoy haciendo tercero del Doble Grado en Derecho y Relaciones Internacionales. Aunque todo el mundo conoce el Grado en Derecho y las salidas profesionales que ofrece esta disciplina, pocos saben realmente qué son las Relaciones Internacionales. Pues bien, las Relaciones Internacionales analizan quiénes son los actores internacionales (situando en una posición central a los Estados) y las dinámicas de la Sociedad Internacional (entre las que destacamos las dinámicas de cooperación y los conflictos).
Las Relaciones Internacionales tienen numerosas ramificaciones, como historia, ciencia política, sociología, psicología, defensa, seguridad, derecho, economía, entre muchas otras. En la University of Technology Sydney estoy haciendo asignaturas como Derecho Islámico, Derecho de la Esclavitud y el Tráfico Humano, Derecho Internacional Público o Derecho de la Medicina.
– ¿Cómo son tus compañeros?
– Tengo compañeros de todas las clases, religiones e ideologías; de todas las nacionalidades y culturas del mundo; muy diferentes y muy similares al mismo tiempo. Vivir en una residencia internacional me permite conocer a todo tipo de personas. Nos une nuestra ambición por ser alguien en este mundo y por tener éxito en nuestras carreras. Una vez llegas a la residencia, se te van todos los prejuicios (si todavía te quedaban algunos…), y te das cuenta de que todos compartimos intereses comunes, tenemos la mente abierta y mantenemos la tolerancia y el respeto como base de nuestras relaciones cotidianas. He conocido gente realmente inspiradora, que han hecho de Sydney un nuevo hogar.
– Además de estudiar, ¿estás trabajando?
– Actualmente, además de llevar adelante mis estudios, soy camarero en el centro de eventos Le Montage Sydney, que organiza bodas, graduaciones, cenas de empresa y otros eventos. Además, pertenezco a Sidekicker, una plataforma online que ofrece trabajos casuales en eventos y hostelería. Con Sidekicker he trabajado en ferias medievales, como jurado de los Guinness World Records, en funerales, en festivales y como camarero en varios eventos.
Por otro lado, estoy bastante involucrado en la vida de mi residencia. Soy el profesor de español de la Residencia Universitaria de la University of Technology Sydney. Para mí es todo un gusto poder enseñar mi lengua materna, a la que le tengo muchísimo aprecio y respeto, a estudiantes de todo el mundo. Creo que es una gran oportunidad para acercarlos a nuestra cultura y de acercarme yo a las suyas. La semana pasada me dieron la buena noticia de que el siguiente semestre formaría parte del equipo de «Residential Networkers», que se encargan de hacer de la residencia un verdadero hogar para los residentes y de organizar eventos a lo largo de todo el año.
Aunque a veces sea complicado llevar todo adelante, soy consciente de que sólo voy a estar aquí un año y de que tengo que aprovechar esta experiencia al máximo. Hay tiempo para todo. Cuando tengo que estudiar, intento ser el que más estudia; cuando tengo que trabajar, intento ser el que más trabaja; y cuando tengo que pasármelo bien, también soy el que mejor se lo pasa. ¡El éxito está en lograr un buen equilibrio entre todos!
– Paco, ¿cómo es Sydney?
– Sydney es, simplemente, una maravilla. La capital del estado australiano de New South Wales combina rascacielos con casas bajitas de estilo victoriano; arte moderno con cultura indígena; playas de arena blanca con la majestuosa Ópera de Sydney; y nacionalidades muy diversas. Lo mejor, desde mi punto de vista, es el contraste que ofrece. Mientras que a menos de una hora del centro encuentras parajes naturales en su estado más salvaje, el distrito de negocios es un ejemplo del avance técnico y el progreso tecnológico de Australia.
– ¿Cómo fueron tus primeros días allí?
– Desde el momento que llegué me he sentido especialmente acogido por la ciudad. En Sydney hay sitio para todos… En ningún momento me he sentido discriminado o rechazado por ningún motivo. La multiculturalidad es la base de la cultura australiana, aunque es verdad que la influencia británica sigue estando bastante presente.
Es verdad que el jet lag es un reto al principio, dado que no es fácil acostumbrarse a ocho horas de diferencia. También fue muy extraño dejar Huelva con 35 ºC y llegar a Sydney con mínimas de 7 ºC. Cuando en España es verano, aquí es invierno; y cuando en España es otoño, aquí es primavera. Era algo que ya sabía, pero no me di cuenta de que era verdad hasta que salí del aeropuerto de Sydney para dirigirme hacia la residencia.
Como es normal, tuve que acostumbrarme a nuevos horarios, a nueva gente, a que se conduzca por la izquierda y a mi nuevo gran enemigo: el dólar australiano. En Sydney, la vida es cara, no nos vamos a mentir. A todo esto se suma el marcado acento de los australianos al hablar inglés. A día de hoy lo entiendo perfectamente, e incluso he llegado a cogerle cariño; pero durante la primera semana me habría gustado que pudieseis ver mis caras de «¿qué me estás contando?» en mis conversaciones con australianos. Debo admitir, no obstante, que en la mayoría de los casos, los australianos son muy pacientes con los extranjeros e intentan ayudarte como sea.
– ¿Cuál era tu nivel de idiomas al llegar?
– Para poder hacer el intercambio en Australia me exigían un nivel de inglés bastante elevado. Antes de venir conseguí sacarme el C1 por Cambridge y un 8 en el IELTS del British Council. No tengo problemas con el inglés, pero las expresiones y el acento australianos juegan en otra liga… Eso no es inglés.
– ¿Te gusta Australia? ¿Qué es lo que más te llama la atención de allí?
– Me encanta Australia. No he terminado mi intercambio y ya estoy pensando en volver. De hecho, no descarto la posibilidad de venirme una temporada, una vez termine la carrera, a hacer prácticas o buscar trabajo. Admiro la mentalidad abierta de los australianos (y de los extranjeros que vienen a vivir a Australia) el hecho de que sea una sociedad tan multicultural.
El sector privado en Australia tiene mucho más peso que en la mayoría de estados europeos. Es verdad que aquí tiene éxito el que lucha para alcanzarlo; pero también es verdad que hay muchas más oportunidades laborales y trabajo para todo el que lo busca. Mientras que en España probablemente esperaría a que el Gobierno me diese una beca, aquí sé que sin estudiar ni trabajar, ni como ni viajo. Tan sencillo como eso. ¿Solución? Estudio y trabajo; como y viajo.
Aparte de la mentalidad de los australianos, que se corresponde bastante con mis propias ideas, estoy enamorado de la naturaleza de Australia. Australia es el paraíso para los amantes de la naturaleza. ¡Hay de todo! Además, es un país muy seguro, con una tasa de criminalidad bajísima, y la vida es bastante tranquila.
– Cuéntanos alguna anécdota que te haya ocurrido durante tu estancia.
– Os voy a contar una anécdota que todavía me hace reír cuando la recuerdo, pero que en su día me hizo pasarlo regular. En Australia, es bastante común que la familia y las personas más cercanas del difunto se reúnan algunos días después del entierro para poner en común las mejores memorias de la persona fallecida. Se dice que durante esta celebración, que se llama «the wake» (en inglés, «el despertar»), la persona fallecida «se despierta» por las buenas palabras que se dicen de él o ella. Desde mi punto de vista, es una celebración preciosa, que te quita de la mente la última imagen del velatorio en el tanatorio y en la que se recuerdan los mejores atributos de la persona en cuestión.
En uno de estos eventos, me contrataron en Sidekicker, la plataforma online de la que antes hablaba. Todo fue de maravilla hasta que llegó el momento de los discursos. El primero fue de la hija del señor fallecido. Cuando terminó su discurso, lleno de palabras preciosas, alabanzas conmovedoras y gestos cariñosos, me dije: «Paco, aguántate las lágrimas. Eres el camarero, no conoces a este hombre de nada, y si los demás pueden guardar la compostura, tú también». Inocente de mí… Aguanté hasta que llegó el turno de la nieta. La cara se me estaba descomponiendo, y los demás huéspedes y camareros empezaban a mirarme. Yo me preguntaba: «¿Qué necesidad tengo yo de pasar por este sufrimiento?». Por suerte, en ese momento mi manager me vio y me dijo que saliera a tomar el aire si lo necesitaba. Si me quedo un minuto más, ¡prometo que rompo a llorar! Qué mal trago… ¡Y eso que no conocía al hombre!
– ¿Como es un día cualquiera de tu vida en Sydney (tu rutina)?
-Aunque suene un poco a tópico, en Sydney no tengo rutina, cada día es diferente. Vivo cada día como si fuera el último de mi intercambio e intento sacarle a cada minuto el máximo partido. El día que no estudio, trabajo. Y el que no trabajo porque tengo algo ahorrado y ya he cumplido con mis compromisos de la universidad, intento conocer sitios que no conozco. Como es normal, tengo mi cafetería favorita, mi sushi favorito, mi amanecer y atardecer favoritos; que intento incorporar a mi día a día y podría decirse que forman parte de mi rutina.
Con mis amigos, hemos encontrado la excusa de ver una serie juntos en inglés para poder vernos casi todos los días y escaparnos una horita y media del estrés de cada uno. Cuando salimos de fiesta, siempre quedamos en la azotea de la residencia, que tiene unas vistas impresionantes del distrito de negocios de Sydney; y cada día de la semana se sale a un sitio diferente (siempre que no tengamos ni tareas ni exámenes en la universidad). Los domingos, aprovechamos para viajar a lugares más alejados del centro de Sydney, porque el transporte público es mucho más barato. Sin duda, nuestro destino estrella de los domingos es Manly, una playa muy del rollo al noreste de Sydney. Es como irse a un pueblo de verano, lleno de surfistas y terracitas acogedoras, muy apetecibles.
– ¿Qué piensa tu familia y amigos de tu aventura?
– Mi familia es para mí un pilar esencial en mi vida. A mis padres se lo debo todo: su apoyo incondicional, su cariño inmensurable y su ejemplo de vida. Me gustaría aprovechar estas líneas para agradecerles el esfuerzo que hacen cada día para sacar adelante a tres pequeños trastos que se han convertido, casi por sorpresa, en un proyecto de vida. Les agradezco sus consejos, sus advertencias y su total disponibilidad. Y sobre todo, les agradezco la libertad que me han dado desde que tengo uso de razón para tomar mis propias decisiones y construir mi propio futuro. Os quiero con locura, y espero haber podido demostrároslo a lo largo de estos 20 años.
Mis hermanos, mi abuelo, los demás miembros de mi familia y mis amigos también me han apoyado desde un primer momento. Ya están bastante acostumbrados a no tenerme cerca, la verdad. Pero sé mantener las relaciones en la distancia y ellos saben que cuando vuelvo soy bastante intenso, así que una cosa compensa a la otra. A algunos les daba un poco de miedo de que me viniese a Australia. No obstante, yo soy de la opinión de que el riesgo está incluso dentro de tu casa… Siempre es un buen momento para descubrir nuevos rincones del mundo, ¿pero habrá algo mejor que hacerlo con 20 años? ¡Lo dudo!
– ¿Cuáles son tus planes futuros?
– Mi prioridad a día de hoy es la universidad. Necesito mantener una buena media para que me renueven la beca durante los dos años y medio que me quedan de carrera y seguir progresando en el ámbito profesional. Además, nunca dejo de lado mi pasión por viajar. Tengo varios viajes en mente y organizo mi vida en torno a ellos. Entre mis planes también se encuentran mi familia, mis amigos, mi tierra y seguir creciendo como persona, para terminar de configurar mi propia personalidad y de conocerme a mí mismo.
– ¿Qué es lo que más echas de menos de Huelva?
– Lo que más echo de menos de Huelva es, sin duda, a mi familia y mis amigos. Al fin y al cabo, llevo bastante tiempo viviendo fuera y he aprendido a adaptarme a las nuevas circunstancias con facilidad. Cuando sales de casa, te das cuenta de que todo lo material se puede reemplazar… Conoces lugares increíbles, puntos de vista súper interesantes, valores muy diferentes a los tuyos, religiones y culturas de todo tipo, idiomas preciosos… Pero es imposible reemplazar a tu familia y a tus amigos de toda la vida. En este tiempo he conocido a gente que he incorporado a mi «buque de personas imprescindibles», pero creo que podría contarlos con los dedos de una mano. La mayoría de mis seres queridos siguen estando en Huelva.
Echo de menos el cariño de mi madre, los consejos de mi padre, los cafelitos con mi abuelo Iván, las bromas con mis hermanos, las risas con mis amigos… y en definitiva, todos los pequeños momentos que me unen a la gente que más quiero. Tengo que aceptar, no obstante, que una vez he salido de Huelva, no tengo en mente volver de manera definitiva. Volver de tiempo en tiempo siempre está bien, pero ya me monté en un tren del que es bastante difícil bajarse.
– ¿Recomiendas a todo el mundo que viva un tiempo fuera de España? ¿Por qué?
– Cada persona es un mundo y tiene necesidades diferentes; por tanto, no creo que todo el mundo necesite vivir un tiempo fuera de España. Lo que sí puedo decirles a aquellos que ya han tomado la decisión de salir de España, es que aprovechen la experiencia al máximo desde el primer día y que intenten aprender de cada momento. El miedo al principio es normal, todos somos humanos. Lo importante es que el miedo nunca llegue a convertirse en pánico, que lo puedas controlar y manipularlo a tu favor. Una vez comenzada la aventura, te darás cuenta de que los beneficios son increíbles. Además de formarte académica o profesionalmente y conocer lugares maravillosos, creces muchísimo como persona, se te van todos los prejuicios y te das cuenta de que, en realidad, todo es relativo.
– Para terminar: un mensaje a los onubenses.
– A todos los onubenses me gustaría decirles que no por haber nacido en Huelva -pequeña y humilde, pero grandiosa al mismo tiempo- están condenados a quedarse en Huelva de por vida. Como ya decía al principio, Huelva, la descubridora, aún está por descubrir. Su gastronomía, un naturaleza, su gente, su cultura… Todo forma parte del sentido de Huelva y yo la llevo en el alma. Pero más allá de las fronteras de nuestra tierra existe un mundo maravilloso que también está por descubrir. Yo os invito a que lo descubráis, si tenéis la oportunidad, y si yo puedo ayudaros de alguna forma a salir de casa y cumplir vuestros objetivos, no dudéis en contactarme. Ahora en Sydney, el año que viene en Madrid y, de tiempo en tiempo, en Huelva y Punta Umbría, siempre tendréis aquí a un onubense orgulloso de su tierra y dispuesto a tenderle mi mano a cualquier otro onubense que lo necesite. ¡Un abrazo!