A.R.E. La historia de la provincia de Huelva está cuajada de personajes misteriosos. Uno de ellos es el obispo Vincomalos, ‘el vencedor de los malos/pecadores’, en torno al cual el escritor iliplense Ángel F. Becerra ha decidido centrar uno de los episodios de su último libro de relatos, Nueve más cero (Editorial Manuscritos), que ha presentado recientemente en su localidad natal.
Se trata de un individuo real, que vivió en época visigoda, y cuya lápida fue hallada en torno a 1992 en la finca ‘Los Bojeos’ de Bonares, a cinco escasos kilómetros de Niebla. En el mármol amarillento de la misma aún podía leerse una inscripción cuya traducción sería la siguiente: «Vincomalos, obispo, siervo de Cristo, vivió 85 años, de los que vivió en el sacerdocio 43. Descansó en paz el día 4 de las nonas de febrero (2 de febrero) del año 547 de la era hispana (año 509 d.C.)».
La localización de esta pieza, encontrada junto con otras tres lápidas paleocristianas en el entorno de una probable basílica, dio lugar en su momento a un estudio por parte del profesor Julián González, de la Universidad de Sevilla, quien determinó que su contenido documentaba la existencia de una diócesis de Ilipla (Niebla) a mediados del siglo V, siendo Vincomalos su obispo más antiguo de los conocidos hasta el momento.
Y es que, hasta entonces, el primer obispo de Ilipla del que se tenía constancia era Basilio, quien firmara con tal cargo en el año 586 el acta del III Concilio de Toledo y, posteriormente, la del Sínodo de la Bética en el 590.
A esta historia llena de misterios y desconocida por muchos onubenses dedica uno de los relatos de Nueve más cero Ángel F. Becerra, precisamente por tratarse de un personaje vinculado al pasado de su tierra, de Niebla. El hallazgo de la lápida -actualmente se encuentra en el Museo de Huelva- y la información que de ella se extrajo, sirven de sustento a la creatividad del autor para poner en pie un texto en el que repasa grandes incógnitas por resolver.
Por ejemplo, como bien explica Becerra, al hecho de que no aparezca el nombre de Vincomalos en actas de los concilios de los siglos VI y VII, hay que sumar el que en la lápida del supuesto obispo de Ilipla se recoge por primera vez en la Península la expresión ‘siervo de Cristo’, lo que lleva al escritor a plantearse el porqué de esta denominación. También le resulta excepcional el propio nombre del religioso, Vincomalos, del que nunca se había tenido constancia en la Ibérica y cuya traducción, ‘vencedor de los malos’, hace pensar que pudo tratarse de un hombre que combatió contra los invasores de los pueblos germánicos.
Finalmente, Becerra plantea una última cuestión: «el lugar donde apareció la lápida era, según prospecciones del arqueólogo Juan Aurelio Pérez, una villa romana, con estructuras propias de estos núcleos, como una basílica, viviendas, un cementerio, también una zona portuaria porque estaba pegada al puerto… Pero luego todo desapareció. ¿Por qué este núcleo estuvo intacto hasta la época del obispo Vincomalo y poco después se esfumó?«.
Todos estos enigmas invitan a la especulación y a la intriga y, aprovechando esas cuestiones abiertas, Ángel construye en su nuevo libro una historia, que tiene fundamentos históricos, pero que él adereza con condimentos propios de la literatura. Además, no la sitúa en su época, sino que la trae a la actualidad, al momento presente, porque considera que ésa es la mejor forma de hacer vigente a su protagonista, «de hacer notar que ese hecho o persona sigue teniendo importancia hoy día, al igual que la tuvo en el pasado, y eso hace que el relato gane en viveza y atractivo, que tenga repercusión», explica.
Quizá en esa mezcla de hecho histórico y actualidad, que logra enganchar con la opinión pública, resida el secreto del éxito de este autor onubense, licenciado en Humanidades y profesor de Lengua y Literatura, que regenta una academia en Niebla. Y es que ésta es la segunda vez que sigue la misma fórmula. La primera fue con Recuentos (Editorial Niebla), otro libro de relatos con el que se estrenó como escritor, y en el que igualmente dedicó uno de los capítulos a un personaje histórico iliplense, el desconocido Claudio Fabato, decurión de Ilípula.
Al parecer, este hombre vivió en la época de Jesús de Nazaret y, por tres cartas que se han encontrado de su puño y letra y que mandó a su novia o a su madre, no hay unanimidad a este respecto, pudo ser testigo de la muerte de Jesucristo.
En cualquier caso, las dos son historias fascinantes que han inspirado a Becerra, pero en sus libros aparecen otros relatos de temáticas muy variadas. En Nueve más cero, nos encontramos, por ejemplo, con el titulado ‘El asuntillo’, que plantea la confrontación entre el mérito y el azar; ‘Firmado… Silvia Costa’, aborda una historia que puede resumirse en amores que se esperan en el infinito; por su parte, en ‘Cemento, arena y el agua’ se reflexiona sobre la utilidad de los insultos, con planteamientos a favor y en contra; y en ‘Provecta Figueredo’, nombre de un personaje principal del relato, el autor juega con el significado del término ‘provecta’, un habitante de un pueblo mágico llamado Vicarías donde ocurren cosas excepcionales. Además, este último relato conecta con uno de su primer libro, ‘Académico Guzmán’.
Asimismo, Becerra destaca que Nueve más cero, compuesto por nueve relatos y un microrrelato, ha sido ilustrado por el licenciado en Bellas Artes y profesor de Secundaria en Valverde del Camino Segundo Álvarez Moreno y prologado por Sergio Ruiz García.
Esta segunda incursión del iliplense en el mundo de la literatura no sería una realidad si hace unos años no le hubieran invitado a presentarse a un concurso de relatos, que dio rienda suelta al impulso que siempre había tenido de escribir, aunque nunca antes lo había hecho de forma seria y continuada. Redactó entonces un texto para presentarse al certamen, y a éste siguió otro, y otro… y así hasta nueve que son los que dieron forma a Recuentos.
Tener el volumen en sus manos fue una ilusión personal de Ángel, quien pensó que todo acabaría ahí. Lo que no se esperaba era que la historia de Claudio Fabato enganchara de la manera en que lo hizo, lo cual lo animó a seguir escribiendo para dar un viso literario a otros contenidos históricos de su tierra. Además, con uno de los relatos de Nueve más cero, el titulado ‘Firmado… Silvia Costa’, el iliplense obtuvo el segundo premio del certamen Fernando Belmonte de Trigueros, lo que supuso para él otro aliciente más.
Actualmente, Becerra confiesa que tiene una novela a medio escribir y otra de la que lleva un tercio, rondando esta última una historia de intriga que liga con la temática histórica y política con la que tan bien le ha ido al onubense en sus relatos.
En cualquier caso, el que sí está disponible para los lectores es el libro Nueve más cero, que los interesados en conocer mejor al obispo Vincomanos pueden adquirir, por ahora, en la librería Guillén de Niebla, en la web de Manuscritos y en Amazon.