Redacción. El selenio es un elemento esencial para el ser humano, sin embargo, los niveles beneficiosos y perjudiciales están muy próximos. Entre los aspectos beneficiosos, se puede decir que actúa como antioxidante, ayudando a mantener íntegra la membrana, reduciendo la oxidación de lípidos, lipoproteínas y ADN asociada con el aumento de la arterosclerosis y el cáncer. También, actúa como un protector sobre enfermedades cardiovasculares. Pero, las propiedades terapéuticas del selenio dependen de la forma química en la que se encuentra presente, normalmente orgánica.
El objetivo del taller “Las almejas y sus propiedades medicinales”, que se incluye dentro de la programación de la Semana de la Ciencia que desde el pasado lunes 7 de noviembre se celebra en la UHU, es estudiar la acumulación y biotransformación de especies de selenio en almejas Ruditapes decussatus con el fin de obtener un alimento enriquecido con selenio.
Del mismo modo, en relación a la alimentación, se dedicará un apartado a las “golosinas”, que representan un conjunto de productos de consumo muy presentes en los hábitos diarios de niños, niñas y adolescentes. Las golosinas están compuestas por una base de goma comestible a la que se añade gran cantidad de azúcares refinados y aditivos alimentarios para dar sabor y color al producto. La ingesta frecuente de estas sustancias se desaconseja por su impacto negativo en la salud al relacionarse con el sobrepeso, la obesidad y caries dental. El Ministerio de Sanidad advierte de los riesgos del consumo de golosinas y otros productos de baja calidad nutricional. Además, desde 2011 la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición limita la venta de productos en los centros educativos.
El taller “¿De qué están hechas las golosinas?” se diseña en el marco de la Semana de la Ciencia con la finalidad de cuestionar su consumo frecuente. A lo largo del mismo, se ha realizado un experimento que consiste en valorar el azúcar y los aditivos contenidos en las raciones de golosinas consumidas habitualmente. Una ración de 100 gramos de golosinas posee un promedio de 70 gramos de azúcar, más del doble de azúcar recomendado a lo largo de un día.