Redacción. Como cada año desde 1756, fecha en la que se instauró el voto perpetuo por los cabildos eclesiástico y civil de Valverde del Camino, los vecinos de la localidad acuden a la iglesia para dar gracias a la Virgen del Reposo por haber librado a la localidad de los efectos del conocido como terremoto de Lisboa, el cual asoló el año anterior muchas localidades de la costa portuguesa, y de las provincias de Huelva y Cádiz.
Sin embargo, en Valverde del Camino el movimiento sísmico sólo se dejó sentir y causó daños en la parroquia cuando se celebraba la Eucaristía, no causando daños personales a nadie en el municipio, motivo por el cual todos los valverdeños hicieron el citado voto de agradecimiento a su Patrona, voto que este año cumple 261 años.
Durante la Eucaristía conmemorativa, el párroco de la localidad, Servando Pedrero, destacó ante un templo abarrotado de vecinos que, “a pesar de los años, la fe ha perdurado en el tiempo y cada uno de noviembre la iglesia se llena de vecinos para proclamar a la Virgen del Reposo como defensora de los terremotos».
Tras la homilía, llegó el momento de renovar el voto perpetuo, para lo cual se acercó al atril el alcalde en funciones de Valverde del Camino, Manuel Cayuela, quién junto al párroco, leyó el citado voto: «Juramos solemnemente a Dios nuestro Señor y a estos Sagrados Evangelios, que estos Cabildos Eclesiásticos y Secular de esta villa cumplirán y guardarán perpetuamente la función que tienen establecida en honor y mayor culto de María Santísima en su venerable título del Reposo, según y cómo consta de su dotación; y así mismo la reeligen y admiten ambos cabildos por su especialísima Patrona y defensora de los terremotos».
Al finalizar la Eucaristía, la Virgen del Reposo ha salido en procesión por las calles de la localidad, acompañada por la Banda Municipal de Música, que estrenaba uniformes gracias al convenio firmado con el Ayuntamiento. Este año, la procesión ha contado con un recorrido de carácter excepcional a causa de las obras de remodelación de la calle Real de Arriba, el cual ha permitido a vecinos que normalmente no disfrutan del paso de la Patrona por sus casas, contemplar a la virgen por sus calles.