R.M. Ya se ha cumplido un año desde que Rafael Eugenio Romero llegara a la gerencia de Aiqbe. Fue en julio de 2015, y sustituyó en el cargo a Juan Manuel Díaz del Valle, quien tras 22 años como gerente de la Asociación de Industrias Químicas, Básicas y Energéticas de Huelva, se despedía de su trabajo para iniciar su jubilación. De su antecesor en el puesto, Rafael Romero habla hoy con cariño y agradecimiento. En este sentido, se refiere a Juan Manuel Díaz del Valle como “una persona que ha dejado listón muy alto”.
De familia onubense, el hoy gerente de Aiqbe nació en Lora del Río, localidad sevillana a la que su padre tuvo que trasladarse por motivos laborales a finales de los años 50. Allí vivió sus primeros siete años, hasta que volvieran de forma definitiva a Huelva, ciudad a la que ha estado vinculado Rafael Romero desde entonces y hasta la actualidad.
Tras cursar Formación Profesional Química, y ya trabajando, el onubense estudió Ingeniería Técnico Industrial e Ingeniería Química en la Universidad de Huelva. Sus comienzos en el ámbito laboral fueron en el 1984 en la EN Minas de Almagrera, continuando en FMC Foret SA y Abengoa Solar, hasta su incorporación el pasado año a Aiqbe. Más de 30 años de experiencia en la industria, donde ha desempeñado todo tipo de trabajos –desde peón a técnico- que le han permitido conocer al detalle el sector, así como ha observado en primera línea y ha sido partícipe de los avances en materia medioambiental y de seguridad.
Quienes le conocen de cerca saben de su formación paralela en Humanidades y de su pasión por la Historia de la Tecnología –especialmente la del Siglo de Oro español-. Por otro lado, es miembro de la Asociación Española de Comunicación Científica, colaborando en medios de comunicación con el fin hacer accesibles al público general asuntos industriales. De la misma forma, Rafael Romero es autor de numerosos artículos, siendo algunos de ellos reconocidos. En esta línea, su trabajo ¿Son radioactivos los fosfoyesos de Huelva? recibió el Premio Andalucía de Divulgación Tecnológica e Industrial. Además, el actual gerente de Aibe ha escrito varios libros de géneros que abarcan desde la divulgación científico- tecnológica hasta novelas.
Cumplido un año de su llegada a la gerencia de la Asociación de Industrias Químicas, Básicas y Energéticas de Huelva, que este 2016 celebra su 30 aniversario, toca mirar atrás y hacer balance. Huelva Buenas Noticias ha conversado con Rafael Eugenio Romero.
– En julio de 2015 asumía el reto de la gerencia de Aiqbe, ¿Cómo recuerda el momento en el que se lo comunicaron?
– Pues en febrero de 2015 me llamaron. Me informaron que Juan Manuel Díaz del Valle se jubilaba, y me propusieron ocupar el cargo. Dije que sí encantado. El reto es reindustrializar Huelva, volver a traer puestos de trabajo de calidad, y en cantidad. Puedo decirle que tengo ex compañeros de trabajo de Foret que están comiendo en Cáritas, es muy duro pasar de tener tu porvenir asegurado en una empresa que quería seguir estando en Huelva, ganando un sueldo muy decente, a estar dependiendo de Cáritas y no poderle pagar los estudios a tus hijos. Yo tengo dos hijos, uno de 30 y otro de 25 años, y estoy muy concienciado con el tema. El pasado año me dieron la opción de venir, trabajar para buscas inversiones que consigan que se relance todo el sector industrial y, por supuesto, lo acepté.
– Y por lo que me comenta, lo hizo ilusionado.
– Así es. Después de que me llamaran en febrero, me puse inmediatamente a rellenar un cuaderno con las cosas que deseaba y pretendía hacer. Lo primero que hice al llegar a Aiqbe fue documentarme de los 30 años de historia de la entidad -de esos 30, 22 años estuvo Juan Manuel Díaz del Valle en la gerencia realizando un trabajo muy fructífero-. Cuando comencé a trabajar, sin embargo, me di cuenta de que todo lo que había apuntado en mi lista, o ya se estaba haciendo, o se había hecho en algún momento. En este sentido, era cuestión de estudiar la razón por la que se habían dejado de hacer cosas que funcionaban, o por qué no había funcionado algunas otras, y todo ello ponerlo en manos de profesionales.
Está siendo un año de sembrar muchas posibilidades. Hemos plantado multitud de semillas -sabiendo que como mucho sólo un tercio van a germinar-. Por un lado hay que estar trabajando en cuestiones del día a día, pero también en otras que, aunque al principio tienen poca visibilidad o repercusión mediática, creemos que con el tiempo irán dando frutos importantes. La educación es un tema que nos preocupa muchísimo. La educación y la cultura son armas para combatir el auge estos días de ‘pseudociencia’, cada vez hay más estafas.
– ¿El momento más satisfactorio que ha vivido este año?
– Pues la verdad, la presentación del Informe de Sostenibilidad de Asociación de Industrias Químicas, Básicas y Energéticas de Huelva. Ha sido mi primera Memoria como gerente y, por la tanto, ha habido mucho trabajo detrás.
– ¿Qué destacaría de este Informe de Sostenibilidad?
– La implicación pública y directa mostrada por las administraciones con el sector industrial y su desarrollo.
– Y en cuanto a los datos, ¿Satisfecho?
– Hay que tener en cuenta que el sector químico en España es el único que ha aguantado la crisis. En la actualidad tiene el mismo número de empleados que antes de comenzar la crisis, siendo el único sector que lo ha conseguido. Además lo ha hecho manteniendo un nivel de sueldo alto y con un porcentaje superior al 90% en el número de contratos indefinidos. En definitiva, se ha mantenido la creación de empleo, al tiempo que se ha mantenido la calidad de éste.
Ha bajado la facturación porque ha bajado la materia principal de este sector, los energéticos: el gas y el petróleo. A pesar de todo, los números son buenos. Las empresas han demostrado que son sólidas y fuertes. Le daré un dato, la energía en España está al triple que en Alemania. En este sentido, o te haces eficiente y competitivo, o tienes que cerrar. A consecuencia de ello, las industrias españolas, y las de Huelva en particular, son las más eficientes cada una en su sector. Eficiente significa que consumen menos electricidad pero también que generan menos emisiones. Todo lo que es emisión es pérdida. La gente a veces piensa que las empresas quieren emitir, es absurdo pensar que por las noches las empresas desean emitir…
– Como ya menciona, trabaja en un sector sometido a constantes críticas, ¿Cómo las afronta?
– Pues sinceramente creo que hay que cambiar el chip. Ya está bien de defendernos. Nuestro mensaje siempre va en la dirección de comunicar que emitimos menos, contaminamos menos, somos mejores. La legislación cada vez es más fuerte, y en Huelva concretamente tenemos la legislación más exigente que existe en temas medioambientales. En este sentido, tenemos que cambiar el discurso de defensa porque no hay nada de qué defendernos.
Nuestros empleados hacen un trabajo honrado y decente, y tienen que estar orgullosos de lo que hacen. En este sentido, las críticas que se hacen a su trabajo me parecen totalmente injustificadas. Parece que hay personas en Huelva -no son la mayoría pero hacen mucho ruido- que se han quedado con una visión de la industria estancada en los años setenta u ochenta, mientras que la realidad ha seguido avanzando. En otros lugares del mundo la visión sí ha ido progresado de forma paralela a la realidad industrial. Si te vas a Alemania, país en el que tenían los mismos problemas ambientales que en España, ya que todos utilizábamos las mismas tecnologías, allí, en estos momentos, conviven perfectamente. Sin ir más lejos, en Tarragona tienen ‘Port Aventura’ en el mismo polígono industrial de la ciudad – polígono más grande que el de Huelva- ahora además van a inaugurar el nuevo parque Ferrari Land. La industria es un sector económico como otro cualquiera y no es incompatible con ninguno de ellos. De hecho, el sector de la industra es el que marca la diferencia entre una sociedad de subsistencia y una sociedad de calidad.
– Aun así, son conscientes de que las críticas siempre van a estar ahí, ¿verdad?
– Las críticas son indisplensables. Lo que le he comentado a grupos ecologistas -que no ecológicos, porque la ecología es una ciencia y el ecologismo una religión- es el problema de llevar los mensajes de la forma en la que lo están llevando. Van contra la gente, contra la razón y el sentido común. Pueden acabar desprestigiando el mensaje de la ecología, y eso es lo peor que puede ocurrir. La voz de la conciencia tiene que estar para recordarnos que las cosas hay que hacerlas mejor, pero tiene que ser una voz de la conciencia que esté justificada, y no fundanda en barbaridades.
– Y uno de los temas más controvertidos, los fosfoyesos…
– El asunto de los fosfoyesos está en sede judicial y Fertiberia -que no es la propietaria de los terrenos, ya que se le quitó la concesión- está haciendo lo que le está diciendo la justicia. Fertiberia podría haber planteado soluciones más baratas, pero se comprometió desde el primer momento a aportar el mejor proyecto posible.
– Hay quien piensa que el desarrollo de la industria en Huelva ha supuesto un freno al turismo en la provincia, ¿Cómo valora estas afirmaciones?
– La industria no es la culpable, es el tratamiento que se nos da a la industria. Como he comentado, en Tarragona no hay ningún tipo de problema. Busca en internet fotografías del polígono industrial de Tarragona y verás imágenes siempre en verano cuando no hay condensación de las torres de refrigeración. En Huelva sucede lo contrario, aunque sea para dar una buena noticia se cogen fotografías de invierno cuando condensa la torre de refrigeración con la intención de que se vea todo rodeado de una columna de humo. A lo largo de la historia, la industria ha sido vista en muchas ocasiones como algo negativo, una teoría posiblemente generada por las matanzas en las guerras mundiales donde la técnica se ha visto como mala.
Volviendo al asunto, la industria no espanta el turismo, es más, las infraestructuras importantes que tiene Huelva como, por ejemplo, la infraestructura de agua ha sido posible gracias a la industria. La traída de agua del puente Sifón es la traída de agua desde los embalses de la sierra al polo. Esta obra la pagó la industria a través de un canon a lo largo de estos años, y si no fuera por esa traída de agua, imagínate cómo estaría Huelva en cantidad y calidad de agua. Por otro lado, la industria fue la responsable de la transformación del Puente Sifón, lo que iba a ser solamente una tubería, gracias a la inversión realizada por el polo, la capital se expandió hacia la costa.
La industria no está en contra del turismo ni de cualquier otro sector. Huelva se tendría que sentir orgullosa de ser ejemplo de cómo en un espacio tan pequeño pueden convivir perfectamente cosas tan importantes como: fruto de alta calidad, ganadería de alta calidad, pesca de alta calidad, turismo de alta calidad, y sabiendo que el 40% de nuestro territorio es protegido. Eso no lo tiene nadie.
Ahí están las Marismas del Odiel, reserva de la Biosfera. Si éstas tienen 289 especies de aves -más que Doñana- es porque hay unas salinas. Si esas salinas se abandonaran desaparecería la fauna que allí existe, habiendo la misma que en la Isla Saltés. Éste es un ejemplo de cómo la actividad industrial facilita el desarrollo turístico y natural. Marismas de los Odiel es uno de los grandes patrimonios turísticos que tiene Huelva a explotar y está a escasos kilómetros de las fábricas, es más, en el mismo enclave están las salinas.
Por otro lado, están las leyendas urbanas y falacias que escuchamos de «si quitan las fábricas nos bañaremos en la ría…». La ría de Huelva tiene un problema concreto que es el drenaje ácido minero. Hay jornadas, cuando empiezan las lluvias, que por la industria del sebo pasan tantos metales cada día como en el desastre ecológico de Boliden entero. Le hablo del drenaje minero de las minas abandonadas. Aunque quitaran las fábricas, ¿Nos podríamos bañar por donde pasa un desastre de Boliden diario? Evidentemente no.
Hay que acabar con las leyendas urbanas. La leyenda de que Huelva es la ciudad más contaminada del mundo es falsa. Ahí están las cabinas de medición que demuestran que Huelva es de las capitales que tiene mejor calidad de aire, que la gente no se lo cree, pero es que han dicho tantas mentiras…
Por otro lado, la ría de Huelva no ha estado tan limpia desde hace 150 años. Cuando empezó la explotación minera por parte de los ingleses y franceses ésta se degradó muchísimo. El peor momento se alcanzó en los años 50 y 60, pero en estos momentos la calidad del agua es comparable a la era pre minera de los británicos. Lo pueden confirmar expertos de la Universidad de Huelva. Eso no significa que nos podamos bañar. Nos bañábamos en el pasado al igual que quemábamos brujas o que las mujeresle tenían que pedir permiso al marido para sacarse el carnet de conducir. Si hoy nos dieran la analítica del agua de aquella época nos asustaríamos, diríamos, «¡Cómo nos hemos podido bañar en esto!» peroera la vida entonces.
– Y volviendo a la actualidad, ¿Cuáles son los retos de la industria en Huelva?
– El papel de la industria en Huelva es continuar generando riqueza y puestos de trabajo. Más de 9.000 familias onubenses dependen de este sector. En mi opinión, la provincia se ha quedado con dos sectores económicos de ‘tirón’: el industrial -que sigue aguantando- y el funcionariado. Huelva tiene que saber que no puede vivir del funcionariado y que la industria está aguantando y, lo más importante, creciendo. Ence se ha comprometido a montar aquí su planta de biomasa de 40 MW, lo que tendrá un impacto muy positivo en la provincia.
– Vamos finalizando, ¿Cuáles serían sus aspiraciones personales?
– Al menos estar a la altura de mi antecesor, un gran gerente y una gran persona. Asimismo, saber escuchar a la ciudadanía de Huelva, a mis asociados y, cuando me jubile– me gustaría jubilarme aquí-, que nadie se acuerde de mí [ríe], parece que sólo se acuerdan de los que han hecho las cosas mal. Por otro lado, como le he dicho, el reto es reindustrializar Huelva.
– Por último, ¿Desearía transmitir algún mensaje a la ciudadanía?
– Que nos sintamos orgullosos de nuestra industria. A los empleados en este sector les diría que se sientan muy orgullosos del trabajo que realizan, un trabajo decente, honrado y muy valioso, y gracias al cual tenemos una esperanza de vida de 80 años. El pensamiento de la industria en Huelva es permanecer aquí y crecer.