Juan Carlos Jara. Como una larga telenovela, el desarrollo de Huelva sigue dependiendo de un guión a medias entre el suspense y la comedia, en una historia desarrollada en lentos capítulos que gira bruscamente pero nunca termina, en función de las acciones del malo, del despechado o del pelota agradecido. Y dentro del entramado, como una secuela de la serie principal a modo de lo que los anglosajones denominan ‘spin-off’, algunos de los más longevos protagonistas del guión principal protagonizan ahora el capítulo segundo de Hovercraft, una historia centrada en una unión imposible entre hermanos que deriva en rocambolescas alternativas, a veces cómicas a veces dramáticas, que no tienen fin.
A mediados de los ochenta, la imprescindible conexión Huelva-Cádiz y esa carretera por la costa que sus defensores llegaron a calificar como vital, derivó en una curiosa propuesta de establecer una línea marítima que, mediante un hovercraft o aerodeslizador, nos llevase o trajese ‘volando’ a la provincia vecina. Aquella iniciativa, no exenta de ciertas dosis de gracia e incluso, bajo mi punto de vista, de algo de provocación, quedó en el cajón del olvido como tantos otros proyectos asociados a este rincón de España. Eso sí, que se sepa, aquel proyecto no conllevó la construcción de una atractiva maqueta.
Tres décadas después, las infraestructuras para llegar a Huelva apenas han mejorado con la finalización de la autopista A-49, en 1990, y con la inauguración de la extensión de la misma hasta la frontera con Portugal, en 2001. En la conexión con Cádiz, provincia limítrofe, las cosas no solo no han progresado sino que incluso, por el elevado tráfico que se acumula en la circunvalación de Sevilla, han empeorado.
La Autoridad Portuaria de Huelva ha estado barajando la posibilidad de crear una línea marítima con Cádiz, poniendo en marcha el segundo episodio de aquella vieja historia del hovercraft. La propuesta, defendida por parte de la ciudadanía como única alternativa a corto plazo para no continuar aislados de los gaditanos, ha vuelto a quedar parada ante el estudio encargado por el Puerto, que recoge la no viabilidad económica de dicha conexión.
En esta provincia siempre existe un motivo para parar o ralentizar el progreso mientras en el resto de España abundan los servicios públicos deficitarios, las líneas de AVE no rentables, los derroches en proyectos de dudosa utilidad… Y, para mayor escarnio del onubense, tampoco lo imprescindible ve la luz y Huelva queda aislada, con comunicaciones poco adaptadas al tiempo que vivimos y prácticamente desconectada, por la dificultad o la lentitud, no solo de Cádiz sino también de Extremadura y del resto del mundo.
La línea marítima planteada supondría solo una gota de agua para un vaso eternamente vacío. Pese a ello, tampoco la tendremos salvo giro radical en el tercer capítulo de este spin-off de la novela de nuestro desarrollo. Huelva se muere económicamente, manteniendo un vergonzoso liderazgo en los índices de paro y una espectacular huida de empresas y comercios. Como en toda telenovela que se precie, nos sigue brotando un buen puñado de lágrimas entre muy pocas alegrías.
3 comentarios en «Hovercraft, episodio dos»
Magnífica exposición de la situación. Sólo que la iniciativa y propuesta de Huelva-Cadiz por mar no es del Puerto onubense, sino de la Mesa de la Ría que defendió la moción en el pleno y fue aprobada.
Añado. El proyecto fue aprobado en el Parlamento Andaluz por unanimidad hace pocas semanas. El alcalde de Cadiz y el de Sanlucar, que quiso sumarse, dieron su placet.
Qué mas necesita el virrey Barrero. ?
Gracias, Aurelio, por sus palabras. Le comento que he seguido el devenir de los hechos en estos últimos tiempos, en este ‘spin-off’ de la triste telenovela de nuestro desarrollo, y sé perfectamente que la iniciativa y propuesta no es del Puerto. De hecho, puede comprobar que hablo de que la Autoridad Portuaria «ha estado barajando la posibilidad de crear una línea marítima», sin mencionar en ningún momento que la propuesta parta de ellos.
El Puerto solo ha recogido la petición y, creo que con poca fe en la misma desde un primer momento, ha mostrado públicamente su supuesto interés en desarrollar la misma. Solo eso para, como hemos comprobado, no llegar a buen puerto -nunca mejor dicho- y dejarlo todo para un posible tercer capítulo de ese particular y peculiar folletín que protagonizamos los onubenses.
Insisto, gracias por sus palabras y por su interés en mis artículos.