Redacción / HBN. La noche prometía… y no defraudó. Niebla vibró con una enorme Concha Velasco que se había enfundado en la piel de la reina Juana de Castilla, popularmente conocida como Juana ‘la Loca’. Una mujer desdichada, cuya vida fue un camino de sufrimientos y desplantes.
El patio de butacas del Castillo de los Guzmanes, en el que no cabía un alfiler porque días antes se había colgado el cartel de ‘no hay billetes’, asistió, en el marco del XXXII Festival de Teatro y Danza Castillo de Niebla, a una representación en la que Velasco demostró una vez más su maestría.
El público se desvivió en aplausos para la protagonista de ‘Reina Juana’, título de esta obra dirigida por Gerardo Vera sobre texto del dramaturgo Ernesto Caballero y bajo la producción del Grupo Marquina y Siempre Teatro.
Y es que la gran actriz sorprendió con su forma de dar voz a esta atormentada reina, apartada de la vida pública en sus últimos años. Momentos de reflexión que pasó recluida en Tordesillas por orden de su padre, Fernando ‘el Católico’.
Sola sobre el escenario, la Reina-Concha, convertida en una sombra, se mostró ante el público, que hacía las veces de confesor, recordando los momentos más importantes de su vida, como su matrimonio con Felipe de Habsburgo, Felipe ‘el Hermoso’, la relación con sus padres y con sus hijos, especialmente con Carlos V, que acabó ignorándola. Todo ello enmarcado por la situación religiosa y política de su tiempo, en el que la ambición y el deseo de poder campaban a sus anchas por los campos de Castilla.
Ante la sublime actuación, los espectadores no pudieron más que mostrar su reconocimiento en forma de aplausos y vítores que Concha Velasco supo agradecer emocionada dedicándoles unas palabras: «no saben qué ilusión para mí actuar ante ustedes esta noche en Niebla, en este castillo, por primera vez. ¡Y qué sentido de la responsabilidad he tenido! Porque éste es el castillo que ‘mi padre’, el odiado, Fernando el Católico, que entregó a los Guzmanes. Pero bueno, eso ya pasó…», afirmó en un divertido guiño a la obra la actriz.
La artista acabó reconociendo lo mucho que estaba disfrutando encarnando a «esta pobre Juana, gran desconocida. No sabíamos el maltrato al que había estado sujeta toda su vida por sus padres, su esposo, sus hijos…».
Finalmente, Concha Velasco puso de relieve la gran conservación del castillo iliplense y la buena salud de la que goza el Festival de Niebla: «qué importante es este Festival, que lleva tanto años y que sigue dando lo mejor del teatro«.