Redacción. Juan Carlos Ferré Olivé es catedrático de Derecho Penal y decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Huelva desde hace un par de meses. Casi dos décadas después, vuelve a dirigir un centro que en aquella anterior etapa se encontraba integrado en la Facultad de Ciencias Empresariales y Jurídicas y que ahora se encuentra ya en el campus de El Carmen. En ella se imparte el Grado en Derecho, en el que se encuentran matriculados en el curso que ahora termina un total de 633 estudiantes.
– ¿Hacia dónde camina la Facultad de Derecho con este aire nuevo que supone la llegada de un nuevo decano?
– Esperemos que el aire no sea un aire sino un huracán nuevo. Se han cambiado muchas cosas, comenzando por la implicación de los alumnos, pues he nombrado una vicedecana de Alumnos que permite que éstos sepan qué decisiones se toman desde el decanato y por qué se toman. En cierto sentido esto supone transparencia con la idea de concienciar de que, con los pocos recursos que tenemos, se pueden hacer muchas cosas. Nuestros principales objetivos los situamos en la mejora de los índices de calidad y en la mejora del éxito de nuestros alumnos, algo que no supone dar aprobados generales sino potenciar que los estudiantes se sientan motivados y estudien lo suficiente a pesar de que es cierto que Derecho es una titulación que muchos alumnos eligen por descarte, cuando no saben qué otro camino seguir. Y esta es una mala estrategia tanto para la Facultad, porque integra a gente que no está interesada en los estudios que se imparten, como para los estudiantes porque tampoco están interesados en esos contenidos. Quien estudia Derecho debe tener información sobre qué se va a encontrar en estos cuatro años para que no se equivoque y tenga que abandonar en el primer o segundo año.
– Este hecho, de acoger entre sus estudiantes a algunos que no poseen una vocación clara, ¿supone un lastre?
– Bueno, puede ser un pequeño lastre y quizás tendría que ser tenido en cuenta por los evaluadores que miden la calidad cuando se preguntan por qué no se corresponde el número de egresados con el número de alumnos que antes ingresaron en primer curso. Nosotros incidimos en ofrecer la información necesaria para que el alumno sepa de la forma más aproximada posible qué se va a encontrar en la Facultad de Derecho.
– ¿Cree que el campus de El Carmen tiene aún tiene mucha potencialidad que se podría explotar?
– Yo era decano de esta Facultad en La Merced cuando se decidió el traslado al campus de El Carmen. Conozco este proyecto desde el minuto uno, aunque después no estaba en el cargo cuando realmente se produjo el cambio, y recuerdo que hubo un pequeño debate tras el que se decidió dicho traslado. Yo soy partidario del concepto de campus, pero creo que en este caso nos encontramos con una obra aún en construcción. Estamos ante un campus muy bueno, que va mejorando, pero aún necesitaría que se trasladen aquí los servicios centrales de la Universidad, pues no tiene sentido que los mismos se encuentren en otro lugar cuando el corazón de la institución está aquí. Estamos ante un buen lugar para hacer vida universitaria, aunque eso es algo que de momento no se consigue mucho porque el estudiante va y viene y no se identifica demasiado con este espacio.
– El posgrado ha pasado de ser una opción a convertirse, hoy en día, en casi una obligación para completar una adecuada formación. ¿Qué ofrece la Facultad de Derecho en este apartado?
– Yo lucho por la normalización del posgrado en la mayor medida posible porque ya es casi obligatorio. El posgrado debe estar integrado dentro de los centros como una actividad más, pues ahora que todavía está en los centros de posgrado pero la conexión entre los departamentos rectorales y la facultad aún necesita más sintonía. Los posgrados pasan por muchos filtros de calidad y sobre todo por filtros de supervivencia económica, siendo un espacio en el que las facultades pueden ir creciendo pero siempre que a los estudiantes se les ofrezcan más opciones. Creo que deberíamos implementar posgrados más específicos, algo que ya se está intentando, pero pienso que aún son pocos y que tenemos que buscar más opciones recurriendo, por ejemplo, al modelo interuniversitario, que reduce costes y propicia la calidad y que tengamos alumnos plurales.
– ¿Cómo se configura la relación de la Facultad de Derecho con la sociedad, con los colegios profesionales o con el ámbito de la Administración de Justicia?
– Yo creo que la relación es excelente, pero lo digo a título personal. A título institucional quiero que también sea así. Es decir, mis relaciones personales con los órganos de la Justicia, de la fiscalía y del propio ejercicio de la abogacía son excelentes, pero de momento son contactos personales y los contactos institucionales, aunque también los hay, yo quiero que sean mayores. La relación debe ser fluida y es fundamental que exista y por eso mi intención desde el decanato es generar una inercia renovadora de la Facultad de Derecho, dándole un nuevo impulso, haciéndola más visible y provocando que se hable de Huelva en todos los foros. Tengo un excelente equipo de profesores colaborando porque esto no es obra mía y de hecho yo solo soy un director de orquesta, pero no más que eso. Cada sector, cada vicedecanato y el personal funciona con muchísima autonomía y con una libertad máxima para desarrollar sus conocimientos y sus capacidades y el decano no se tiene ni que notar aunque yo estoy aquí todos los días desde las ocho de la mañana para atender todo aquello que sea necesario.