José Luis Rúa. La voz de Carla Sabino se dejó escuchar en el auditorio, como si fuera a amanecer, sobre un centenar de butacas dispuestas perfectamente, y sin embargo, caía la tarde con la misma fuerza que caía un calor, que mejor te dejaba sobre la playa capaz de envolverte con esa brisa deseada, que frente a un escenario donde al calor, había que sumar el calor de cientos de sensaciones dispuestas a sorprendernos de nuevo.
Fue la presentación del poemario “Sou prosa, tu poesía”, de Ana Francisco y Carla Sabino, autoras portuguesas inmersas en el movimiento poético de los Poetas del Guadiana. Venían de hacer presentaciones por todo el Algarve, pero les quedaba pendiente hacerlo en esta orilla donde tantas veces se han dejado escuchar sus versos en cualquier tarde de recitación o de presentación colectiva. Una presentación que se traen muy bien aprendida y que sorprende a quien es espectador por primera vez.
Cuadros sobre caballetes dispuestos en el amplio escenario. Proyección de imágenes con argumento y transformadas en corto, o esa especie de video clip que define la esencia de un conjunto de versos y de prosa. Danza, en esta ocasión filmada, de esas bailarinas que suelen actuar siempre junto a las autoras. Música esparcida por la sala de la mano de una guitarra y un piano que son sus fieles acompañantes y la voz de Carla, capaz de enamorar cada vez que se la escucha.
Y como siempre, protegidas en el escenario por la música, la poesía y la amistad. Isabel Agostinhos coordinando los setenta u ochenta minutos de escenario, Clara Correia piropeando a las autoras por igual, Joao Pereira como prologista y rapsoda fronterizo, Clemen Esteban la voz dulce de la noche, Isabel Calheiros la ilusión sin edad y Eladio Orta, el magisterio poético junto a las retamas verdes y los patios cubiertos del frescor de los viejos pozos.
Muchas veces estas presentaciones son el indicativo de la creación literaria en Tierras del Bajo Guadiana, otras muchas, son una excusa para reunir a escritores de edades distintas, temáticas distintas y sin embrago, objetivos comunes, y en alguna otra ocasión, para sembrar de sensaciones distintas, de motivación de las sensibilidades y de cariños, compartidos o regalados. Esa fue la noche mágica de Carla y Ana. Así es como a pesar del calor y de la cantidad de actos semejantes, las invitadas a la Casa Grande, han dado un recital de buenas maneras, de grandes sentimientos y de inmensos gestos. Que el verano sea caluroso y generoso en este tipo de acontecimientos culturales. Gracias Carla y Ana por revivir lo mejor de cada verso, de cada línea cargada de pasión.