Juan Antonio Ruiz / San Juan del Puerto. Y se cumplieron las expectativas. El trigésimo tercer pregón del Rocío de la Hermandad de San Juan del Puerto pronunciado por el compositor y letrista Román Rodríguez Mora no defraudó a nadie. Fue un bello canto de amor a su Hermandad que logró llenar el Teatro Municipal Juan Alonso de Guzmán en la noche del pasado sábado 13 de abril.
El acto comenzaba minutos después de las diez de la noche cuando tras la introducción de Mariló Cruzado reconociendo la dificultad de ponerle voz «a unos sentimientos de una Hermandad con cien años de historia», le tocó el turno al presentador del pregonero, su hermano gemelo Juan Bautista quien contó una historia que sólo su familia conocía: el 8 de febrero de 1969 nace Román con un peso muy inferior y los médicos le dice a su padre que se ponga en lo peor siendo bautizado en el hospital temiéndose el fatal desenlace. Su padre se encomienda a la Virgen para que lo salvara y 50 días después fueron bautizados los dos en la antigua ermita del Rocío. Juan dijo de su hermano Román «estar tocado desde entonces por la gracia de la Virgen».
Recordó cuando pisó por primera vez un escenario, tenía 7 años; perteneció al grupo «Ecos del Puerto» y se queda huérfano de padre por un accidente en plena juventud. Fue el fundador del Coro Rociero con el que dejó 3 discos y recibió innumerables premios como autor de coplas de Carnaval realizándole letras a grupos como Manguara. En 2003 se casa con Mamen Escobar naciendo en 2007 Pablo, su único hijo. Su mujer tras una larga enfermedad fallece el pasado 11 de marzo de 2012 y es junto con la de su padre, los golpes más duros que le ha deparado la vida. Trabaja desde hace 23 años en el montaje. El presentador definió a su hermano como «un enamorado de su pueblo y de sus tradiciones, de su Hermandad del Rocío y del Patrón San Juan Bautista, de sus amigos y de su calle San José«.
Y la prosa y el verso se fundieron. Tomó aire Román para hacer al inicio de su alocución un canto a su amor «cien años cumples y hoy vestido de poeta esta noche de pregón vengo a traerte en mis letras la verdad de un corazón que desde niño te sueña». El teatro escucha atentamente los primeros compases del pregonero «hoy te vengo a pregonar la verdad de un centenario, que si no fuera verdad no cumplirías cien años». A lo largo de su exposición, fue agradeciendo uno por uno a todos aquellos que por su trabajo y dedicación hicieron la Hermandad centenaria de hoy. Dedicó a su hermano las mismas palabras que le cantara el día de su boda «dos sentimientos gemelos, suspiros de un mismo alma, corazones rocieros que como dos velas blancas empujan la misma brisa y mueven la misma barca». Animado por las palabras de su difunta esposa hace ahora dos años en la noche del camino tras proponérselo el entonces presidente Manuel Mora, le dijo que sí; sería el pregonero «y porque no se me han olvidado aquellas palabras, estoy aquí esta noche» – aseguró.
Reconoció distanciarse de la Virgen en la pasada primavera «razones supongo tendría la Virgen para ella tenerla cerca» quedándose sin los dos pilares fundamentales que sustentaban su vida. Dedicó el pregón en la memoria de su esposa Mamen a su hijo Pablo.
Y entró de lleno en la esencia de su declaración «si llevo una vida entera esperando este momento y ahora te tengo a mi vera y se entrecorta mi aliento armándome en valentía hoy venzo mi timidez y celebrando tu día, quiero que sepas mujer que hoy te declaro mi amor, voy a romper mi silencio si nos queremos los dos para qué ocultar lo nuestro«. Y remató «Y es que sabes enlazar los dos sentimientos míos en una misma hermandad eres San Juan y Rocío».
Agradeció a la junta de gobierno que pensara en él para pregonar en este año especial «sois vosotros, los hermanos de San Juan los verdaderos pregoneros del Rocío» -manifestó. Alabó a todas las personas que en algún momento de sus vidas pertenecieron a la junta, también a los presidentes, pregoneros, carreros y ayudantes, camaristas, peregrinos de a pie, tamborileros, coheteros, personas que pertenecieron al Coro, incluso a los que critican El Rocío.
Román felicitó a la hermandad ahijada de Madrid-Sur, a la madrina, la Hermandad de Huelva, también a las hermandades locales y hermandades rocieras de la provincia. Se acordó de sus amigos, de familias como la Ginia, Torito, Fraile y Pepe López, así como de los Hermanos Mayores que ha tenido la hermandad sanjuanera, en especial a Antonio el Alcalde y Rafael González ‘La Raona’, sin olvidar a sus fundadores.
En el tramo final, además de recordar a los hermanos que faltan «y siembran en la hermandad un reguero de esperanza», especialmente sensible estuvo el pregonero con su madre Dolores quien aún enferma de alzheimer estuvo presente en el acto dedicándole «un romance para ti, para entregarte un te quiero porque te lo debo a ti que naciera rociero …/… y aunque ya no haga el camino no la hay más rociera la madre que me ha parío ochenta y tres primaveras y sigue yendo al Rocío».
Se despedía Román Rodríguez hablando de los cien Rocíos de San Juan «aunque alambren los senderos, aunque nos corten los pinos y aunque se vuelva un infierno el mundo donde vivimos, hoy te juro por mi pueblo que en este rincón divino mientras haya un sanjuanero que esté soñando contigo tendrá siempre rocieros para llevarte al Rocío porque en San Juan te queremos, no caerás en el olvido y serás reina en mi pueblo por los siglos de los siglos». El pregón finalizó con la entrega de placas y la interpretación de varias sevillanas del mismo pregonero cantadas por el Coro Rociero.