Manuel José de Lara ingresa como Académico Correspondiente en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras

Mari Paz Díaz. Manuel José de Lara Ródenas es ya nuevo Académico Correspondiente de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. En su discurso de ingreso, celebrado este jueves 11 de abril en la Casa de los Pinelo de Sevilla, sede de la Academia, disertó sobre ‘El académico ilustrado José Isidoro Morales y el pensamiento sobre la educación de las mujeres’.

En concreto, en su discurso hizo un repaso por la biografía de José Isidro Morales (Huelva, 1758 – París, 1818), un onubense que también fue académico de esta Academia. En concreto, Morales estudió en la Universidad de Sevilla entre 1770 y 1776, llegando a ser maestro en Artes y Doctor en Teología en 1785. Además, ingresó tanto en la Sociedad Económica y la propia Real Academia de Buenas Letras, donde ofreció un discurso titulado ‘Memoria matemática sobre el cálculo de la opinión en las elecciones’, sin olvidar que también fue miembro de la Academia de Letras Humanas.

El nuevo académico fue presentado por el Académico de Número José Antonio Gómez Marín. No en vano, el ingreso de Manuel José de Lara en esta institución fue aprobado a finales del pasado año 2011 a propuesta del propio Gómez Marín, secretario primero de esta Academia, que dirige la historiadora Enriqueta Vila.

El profesor de la Universidad de Huelva Manuel José de Lara, que actualmente desarrolla una importante labor al frente del Vicerrectorado de Extensión Universitaria, ha realizado diversas monografías sobre la historia de la Real Academia Sevillana de las Buenas Letras. Durante el acto, el nuevo académico estuvo acompañado por el rector de la Universidad de Huelva, Francisco José Martínez, entre otras personalidades.

Huelva es la única provincia que cuenta con dos Académicos Correspondientes de la Real Academia Sevillana de las Buenas Letras, un dato que adquiere más relevancia si se tiene en cuenta que el resto de profesionales, escritores e investigadores de reconocido prestigio que han logrado la distinción han sido de Estados Unidos, Canadá, México, Marruecos, Madrid y Barcelona. Y es que, en 2011, junto a Manuel José de Lara también fue nombrado Académico Correspondiente el también profesor de la Universidad de Huelva Luis Gómez Canseco.

Un poco de historia. La Real Academia Sevillana de Buenas Letras se fundó el 16 de abril de 1751 por iniciativa del sacerdote y catedrático de la Universidad Luis Germán y Ribón y otros hombres de estudio, pertenecientes en su mayoría a la alta clerecía de la ciudad, grupo que por aquel entonces representaba el progresismo intelectual y el espíritu innovador de la Ilustración europea.

Fiel a esa mentalidad ilustrada, la Academia nació con el propósito de constituirse en un «centro de donde irradiase la luz del saber, en honra y provecho de las ciencias y de las letras patrias», y de «contribuir a ilustrar la historia de Sevilla y de la región andaluza». Un año más tarde, el 22 de abril de 1752, el Consejo de Castilla aprobó sus Estatutos, y el 18 de julio del mismo año el rey Fernando VI la situó bajo su «Real Protección», concediéndole el emblema, que representa un olivo cargado de frutos, con el lema Minervae Baeticae. Poco después, el 30 de octubre de 1753, la nueva Academia hacía su presentación oficial en los Reales Alcázares, con una disertación de Germán y Ribón sobre ‘Las utilidades que resultan de los cuerpos académicos’.

En sus comienzos, estuvo muy vinculada a la Real Academia de la Historia, de ahí la orientación marcadamente historicista de sus investigaciones, centradas, sobre todo, en el estudio del pasado sevillano y andaluz y en la historia eclesiástica. Más tarde, sin abandonar estos dominios, fue ocupándose también, y cada vez con mayor insistencia, de los temas filológicos y literarios.

En el tránsito del siglo XVIII al XIX experimentó un decaimiento, que se aceleró al verse afectada su sede por un incendio, en 1807, y por la invasión francesa del año siguiente, una de cuyas consecuencias fue el asalto de la sede de la Academia, así como la dispersión de sus miembros, que no reanudarían sus sesiones hasta 1820. Con la iniciativa de sus fundadores y la solvencia que, desde el primer momento, le otorgó la protección de la monarquía española, la Real Academia Sevillana de Buenas Letras inició una dilatada andadura que, a lo largo de más de dos siglos y medio, ha venido asegurando la continuidad cultural de Sevilla y ha contribuido al conocimiento de su historia y de su producción literaria, así como al estudio del rico patrimonio histórico y antropológico de Andalucía.

Entre los académicos numerarios se encuentran importantes figuras, como Cándido María Trigueros, Alberto Lista, José Blanco White, Pablo Forner, Manuel María del Mármol, José de Cevallos, Sebastián Antonio de Cortés, Tomás Antonio de Gúseme, Antonio Jacobo del Barco, Juan Antonio Lorente, Justino Matute, José Amador de los Ríos, Domínguez Bécquer, Antonio Machado Núñez, Francisco Rodríguez Marín, Joaquín Guichot, José Gestoso, Luis Montoto, Benito Más y Prat, Manuel Cano y Cueto, Joaquín Hazañas y la Rúa, Juan y Manuel Pérez de Guzmán, Javier Lasso de la Vega, Manuel Blasco Garzón, Manuel Jiménez Fernández, Joaquín Romero Murube y Rafael Laffón, entre otros.

Cuenta desde su fundación, por disposición estatutaria, con una nómina de 30 Académicos de Número. Puede, asimismo, nombrar Académicos de Honor a personas de muy relevantes méritos, y Académicos Correspondientes a aquellos que residan fuera de Sevilla y estén vinculados a la Academia por su labor investigadora y cultural. La Corporación desarrolla una sostenida labor de investigación, así como numerosas actividades culturales, sin olvidar la creación de la Fundación Buenas Letras.

La Academia está integrada en el Instituto de España y en el Instituto de Academias de Andalucía. Desde el punto de vista jurídico, la Real Academia Sevillana de Buenas Letras es una entidad de Derecho Público sin ánimo de lucro y carece de fuentes propias de financiación.