Redacción. Los actos previos a la salida de la hermandad se iniciaron en la tarde-noche de este miércoles 11 de junio con la tradicional presentación del centenario Simpecado de la filial moguereña al grupo de rocieros y rocieras que ostentan este año la mayordomía, quienes ofrecieron la tradicional copa de despedida al pueblo de Moguer. En un acto que contó con la presencia de numerosos devotos, el hermano mayor Paco Cruz entregó a todos los mayordomos un diploma como agradecimiento por asumir la importante responsabilidad que supone representar a una hermandad con la solera y la prestancia de la filial moguereña, que lleva más de cuatro siglos acudiendo puntual a la romería de Pentecostés.
Ya esta mañana el párroco José Manuel Raposo ofició en el recinto ferial la misa de romeros, a la que junto a la gran familia rociera de Moguer asistió una amplia representación de la corporación municipal que acompañó a la filial en todo su recorrido de despedida por el pueblo.
Durante este itinerario de salida se volvieron a vivir momentos especialmente emotivos a la llegada del Simpecado ante el convento de las hermanas de la Cruz, donde los bueyes de la familia Cascarilla se arrodillaron mientras los romeros entonaban la salve rociera ante los rostros emocionados de las monjas de la congregación.
A la llegada de la comitiva a las puertas del ayuntamiento aparecieron las primeras gotas de lluvia lo que obligó a resguardar el carretón del Simpecado, que una vez más se inclinó cuando los bueyes volvieron a demostrar su excepcional doma arrodillándose de nuevo, mientras las sevillanas, los vivas y piropos a la Virgen del Rocío y a la hermandad de Moguer llenaban de emoción el momento.
Una vez más pudimos comprobar durante el itinerario de despedida el buen hacer de los carreros de la hermandad de Moguer, que con extraordinaria pericia condujeron a sus tiros compuestos en algunos casos hasta por ocho bestias por las calles de la ciudad repletas en algunos puntos de vecinos y vecinas que querían despedir a las carretas pese a las desapacibles condiciones de una jornada que afortunadamente parece haberse abierto dando protagonismo a un sol y un mejor tiempo que esperamos acompañe la peregrinación moguereña hasta la aldea
La primera parada del camino se produjo como siempre en la ermita de Montemayor, donde la hermandad del Rocío se despidió de la Patrona de Moguer antes de emprender camino hacia la peana del Milanillo. A partir de ese punto y dado el mal estado de los caminos debido a las fuertes lluvias de los últimos días, los peregrinos moguereños tomarán el llamado “carril del Sevillano” hasta la Casa Nueva, para transitar a continuación por el denominado “carril del Pepino” que conduce al paraje de Pino Gordo lugar de pernoctación habitual de la hermandad de Moguer