Diego Lopa Garrocho, un enamorado de Huelva

En televisión con su programa “Último Café”
En televisión con su programa “Último Café”.
En televisión con su programa “Último Café”
En televisión con su programa “Último Café”.

Antonio José Martínez Navarro. De Diego Lopa, el incansable Diego, se habla en este breve bosquejo biográfico que pretende dar a conocer, por lo demás, una vida de intenso trabajo intelectual. Pero comencemos por su génesis.

Diego Lopa no es un personaje fácilmente encasillable. El hombre de Radio Juventud y del que fue relaciones públicas del Banco de Santander fue algo más que eso. Por su posterior vinculación a Uniradio, sus libros y, en la actualidad, su programa en la Televisión municipal, Lopa está fijado en la época que está inmersa en las dos primeras décadas del siglo XXI.


Festival de Cine de Huelva

A la izquierda del lector, Antonio José Martínez Navarro, autor de estas líneas, cuando fue invitado al programa de UNIRADIO. A la derecha, Diego Lopa.
A la izquierda del lector, Antonio José Martínez Navarro, autor de estas líneas, cuando fue invitado al programa de UNIRADIO. A la derecha, Diego Lopa.

Los ascendientes paternos de Diego Lopa se remontan a Cartaya, en la que su padre, Carmelo Lopa Pérez, tenía un almacén de chacinas. Todo marchaba sobre ruedas, pero en los primeros años del siglo pasado llegó a la bella localidad costera una grave epidemia de viruelas y, como estuviera inoculado con este virus algún miembro de la saga de los Lopa, los clientes dejaron de acercarse al almacén a adquirir sus cárnicas y fue la ruina económica para la familia. El abuelo de Diego había fallecido a temprana edad (a los 27 o 28 años) y su abuela, que era una mujer de mucho temperamento, sin pensárselo dos veces subió a la diligencia y se trasladó a nuestra ciudad. Huelva y las primeras décadas del siglo anterior son dos datos que nos evocan el clima de la marinera capital andaluza. Así, su padre, con apenas nueve años de edad, se tuvo que embarcar de pinche de cocina en uno de los barcos que iban a Tánger llevando vino de la Ribera de Cartaya, destino que le aguardaba a su hermano Pepe (tío de Diego Lopa) que también acabó en el mundo de la mar. Y es que Huelva vivía muy cercana a la ría, cuyas ondulantes aguas transportaban galeras y barquitos de balancín, estos últimos tan ligeros que daban la impresión de bailar sobre aquella masa líquida.

En la Tertulia de la COPE.
En la Tertulia de la COPE.

Su madre, Claudina Garrocho Domínguez, residía en Palos de la Frontera y cuando su hermana contrajo matrimonio siguió una costumbre muy corriente en aquella época que consistía en que la recién casada se llevara con ella a una hermana soltera y así fue como fue como el matrimonio y Claudina se fueron a vivir a la calle Berdigón (más tarde 18 de Julio), número 19. Y cuando contrajeron matrimonio sus padres se quedaron a vivir en la citada casa, limítrofe a donde los nostálgicos recordarán que estuvo el Consulado inglés. Esta vivienda sigue todavía en pie y en la actualidad es una casa comercial donde se venden artículos relacionados con complementos como paraguas, bolsos, pañuelos, etc. En este portal, coronado con el número 19 de la calle Berdigón, nació un día otoñal de 1944, exactamente el viernes 27 de octubre, Diego Lopa Garrocho.


Puerto de Huelva

En su infancia anguilea diariamente por diversos puntos de la ciudad. Son sus primeros años un tanto especiales, ya que por la noche dormía con sus padres en la calle Berdigón 19, y al romper el alba se trasladaban a la calle Amado de Lázaro a cuidar a su abuela, ya que como hemos citado anteriormente su abuela era una mujer de carácter y decía que “su casa era su casa y que tenía que ir la nuera a su casa”.

Diego Lopa en su vibrante, fervoroso y poético pregón de San Sebastián
Diego Lopa en su vibrante, fervoroso y poético pregón de San Sebastián

Sus primeros recuerdos lo llevan hasta la figura histórica de Eva Perón. Así, entre nebulosas, vio como la bella argentina era recibía en la calle Berdigón donde estaba estacionado un lujoso automóvil en el que fue invitada a montarse. Él vivía en la parte baja del edificio, pero subió y se situó en el balcón del principal. Y advirtió que Evita iba sentada, en la parte trasera del coche, y acompañada por una persona que no sabía quién era. Después, se enteró que el acompañante de la ilustre visitante era don Juan Rebollo, alcalde de Huelva, que fue en nuestra capital delegado de Tabacalera durante muchos años.

En ese bucear en el paraíso de su niñez Diego recuerda que su primer colegio fue la Escuela Maternal que regentaba doña Pepita Álvarez, escuela que constantemente nombra tanto en sus programas de televisión como en sus libros. Se situaba justo a la esquina de la calle Cardenal Cisneros con la que entonces era calle Enmedio (hoy Gran Vía). Muchos años después, cuando se derribó el Colegio y en su solar instalaron, en un edificio prefabricado, el primer supermercado de Huelva, el Supermercado de la Comisaría de Abastecimientos y Transportes, en el que actuaba como gerente el Sr. Crespo. Como nota curiosa añadamos que en este colegio coincidió con Carlos Hermoso, ilustre arquitecto onubense en la actualidad.

Su padre tenía una taberna en la antigua calle Medio Almud (actual Amado de Lázaro). Este establecimiento se honraba en llevar su nombre: se denominaba Casa Carmelo. Debemos aclarar que aquella taberna no era sólo un local para consumir vino. Allí, en una habitación interior existía una reunión que la conformaban poetas, gentes de las letras, del Arte, de la Cultura, entre los que se contaba con Diego Figueroa Poyatos, Domingo Manfredi Cano, Manuel Goyanes, y cantaores de la talla de “El Muela” o Cerrejón. Así, Diego Lopa, con cinco, seis o siete años pasaba algunas horas en la taberna de su padre, sumergido en su mundo infantil pero observando las evoluciones y las grandes veladas de aquel grupo de mágicos charlatanes. El poeta Diego Figueroa Poyatos, sabiendo que le gustaba mucho escribir, cada vez que lo veía lo saludaba de la manera siguiente: “Dieguito, futuro y gran poeta”. Esta realidad que vivió se imprimió en la sensibilidad del niño como un sueño persistente para el día de mañana: se acercaría al planeta de las letras, en lugar de atraerle el mundo de las ciencias de Euclides. En definitiva, Diego tuvo una niñez feliz y la taberna de su padre en sus años de mocedad fueron para él, como recordaba en la entrevista que le hizo este humilde historiador, “un inolvidable oasis, dentro del oasis en que estaba convertida Huelva».

Diego Lopa en China.
Diego Lopa en China.

Cuando dejó atrás la Escuela Maternal tuvo que aceptar que se matriculara en el “Colegio San José”, ubicado en la calle del mismo nombre, ya que su familia vivía en aquella zona. En este Colegio, clásico dentro del mundo de la enseñanza onubense, Diego estuvo fugazmente ya que sus padres no estaban muy contentos con la enseñanza que allí se le daba a su retoño. Y como por allí estaba una Academia de mucho renombre, “San Carlos”, regentada por doña Antoñita Corona y don Manuel Brioso y por la que han pasado varias generaciones de residentes en aquella zona, allí estuvo hasta que con diez años hizo ingreso en la Escuela Pericial de Comercio, que estaba en la calle 18 de Julio, donde poco antes habían estado el Banco de España y la Delegación de la ONCE.

En la Academia “San Carlos” aconsejaron a sus padres que hiciera Peritaje Mercantil. Comenzó estos estudios pero cuando tuvo dos dedos de luces razonó: “A mí esto no me gusta, ya que no amo los números. Mi vocación es otra, me gusta la enseñanza…”. Y como no había posibilidades económicas en su casa para que pudiera marcharse a estudiar a Sevilla, hizo Magisterio en la Escuela Normal de Huelva. Corría el año de gracia de 1961, fecha en la que la Normal estaba provisionalmente en la parte alta del Instituto de Segunda Enseñanza “La Rábida”. Pero acaeció un pequeño terremoto que había dejado en mal estado la parte superior del Instituto y la Normal de Maestros se trasladó al Chalet del Sordo (chalet de don Francisco García Morales, que había sido alcalde de Huelva, hermano de don Pedro, insigne compositor…) que estaba vacío, ya que antes había estado ocupado por el Colegio Menor que se había trasladado a la calle Marchena Colombo. Allí terminó su Magisterio y casi vivió una desgracia, ya que en la madrugada del día 7 de diciembre de 1963 se derrumbó la techumbre totalmente. A Diego Lopa se le hace indeleble esta fecha, ya que al día siguiente fue la celebración de la Inmaculada Concepción y, cuando llegaron en la mañana del lunes 9 de diciembre se encontraron las clases de la parte alta, entre ellas la suya, completamente destrozadas. La Escuela de Magisterio, al no disponer de sede, estuvo un mes y días sin poder dar clases hasta que utilizaron, de manera provisional, la Escuela de los Ferroviarios donde los futuros maestros terminaron ese curso y realizaron uno más. De San José de Calasanz o Ferroviarios pasaron a unas instalaciones prefabricadas o portátiles ubicadas en el lateral del patio del Colegio “Tartessos”, junto a la calle Isla Cristina. En los momentos iniciales de 1972 la Escuela Normal se trasladó a la calle Doctor Cantero Cuadrado, dependencias que actualmente ocupa el Rectorado.

El recorrido universitario de Diego Lopa fue modesto: Terminó la carrera en tres años y tenemos que añadir que en la Reválida obtuvo de nota Sobresaliente, aunque ya sabemos que en esta prueba académica la suerte impone su ley y se componía de tres pruebas donde podían salir diversas bolas y dependiendo de qué te saliera un tema que conociera o no…

En el verano de 1964 –cuando tenía 19 años de edad, ya era maestro. Eran éstas unas fechas en las que los colegios privados estaban un tanto a la búsqueda de los maestros que habían terminado la carrera con notas altas a fin de darles trabajo en sus centros educativos, y recibió una llamada del Colegio “San Antonio”, ubicado en la calle Niebla (frente al desaparecido Estadio). En este sentido, terminó su carrera en junio y en septiembre comenzó a dar clases.

Durante su etapa de estudiante Diego quiso realizar o al menos avanzar en su anhelo de comunicador. De esta forma, en Radio Nacional de España en Huelva existía un programa que se llamaba “Caminos”. En él participaban gente de la talla de Vicente Quiroga, Manolo Peral y cómo a él le gustaba sobre manera el mundo de la Radio y ésta buscaba prosélitos en la Escuela de Magisterio, porque querían poner en marcha una página que hablara del futuro y de las preocupaciones de los estudiantes y fue uno a los que llamaron. Y trabajar en aquella Emisora de Radio fue fascinante, ya que estaban Nicasio Fernández, Manuel Zamorano, los hermanos Bonachera Pombo, Pepe Galván….

Se puso a ejercer. Tenía su plaza de profesor interino en La Palma del Condado y cuando terminó el primer curso se dijo: “Yo no quiero hacer Milicias, ya que me va a tener ocupado tres veranos y, sin pensárselo dos veces, se fue voluntario al Regimiento de Artillería número 4, de Cádiz, que tenía y tiene su base en El Picacho. Esta circunstancia hizo que estuviera durante un tiempo desplazándose de Huelva a Cádiz y viceversa.

“El hombre propone y Dios dispone” que comience Radio Juventud de Huelva el jueves 5 de agosto de 1965, con la dirección de Carlos Hidalgo y, casi de inmediato, Diego Lopa empieza a sonar en la citada Emisora. Su horario lo iba rotando en turnos de mañana, tarde o noche. No obstante, tuvo programas específicos como el que recibía el título de “Caravana” y que tenía una gran audiencia o, a las dos y veinticinco de la tarde, ese otro en el que tenía una entrevista que duraba cuatro minutos y que se llamaba “Punto y hora”, que exigía una gran precisión ya que a las dos y media de la tarde en punto entraba “El Parte” con gran solemnidad y a las doce y un minuto o dos de la noche, ya que a las doce daban “Buques entrados y salidos del Puerto de Huelva”, se dejaba nuevamente mecer en las ondas hertzianas con un programa en directo que recibía el nombre de “Nocturno Car” (C.A.R. era la Cadena Azul de Radiodifusión) donde los oyentes llamaban, tenía un formato muy corto, de telegrama y Diego le demandaba su nombre:
¿Cómo te llamas?
Manolo…
¿A quién le quieres poner el telegrama?
A María Teresa
Y ¿qué le quieres decir?
Que la recuerdo y buenas noches.
Este programa tuvo un éxito desbordante. Tenemos que hacer hincapié que se ofrecía en los años sesenta y a las doce de la noche, llenando un espacio vacío que más tarde sería ocupado por la Televisión.
En estos años simultanea el servicio de las armas con Radio Juventud que lo manda a Cádiz, ya que la plana mayor de la Emisora estaba en la bella Tacita de Plata y él debía realizar un curso allí. Sepamos algo de este curso: En aquella fecha las personas que tenían alguna carrera realizaban la llamada Milicia Universitaria y, como en el servicio militar había pocos reclutas con estudios, le prepararon unos cursos de promoción de cabo primero y se tuvo que trasladar casi cuatro meses a Cádiz. En este tiempo, estuvo trabajando en Radio Juventud de Cádiz, ciudad a la que fue pleno de ideas propias y, cuando regresó a Huelva, se licenció y se incorporó a Radio Juventud. Un día, un amigo le dice: “El director del Banco de Santander quiere hablar contigo”. Diego contestó jocosamente: “Poco dinero tengo. No creo que sea para que me convierta en cliente del banco”. Fue a hablar con él y le dijo: “Sabemos que Vd. está encantado en la Radio y que es una persona muy conocida en Huelva, pero el Banco de Santander está creando, en sus diversas sucursales, un grupo de relaciones públicas que desarrolle su labor en la calle con los clientes, con las empresas y quisiéramos que Vd. trabajara con nosotros”. Lopa le contestó negativamente: “A mí la Banca no me gusta. Lo mío es la Radio y la Prensa”.

En aquellas fechas José María Segovia desempeñaba el cargo de redactor jefe en el diario “Odiel” y, para Diego Lopa, su relación con el citado diario era muy atractiva. Escribía todas las semanas y estaba empezando un queridísimo amigo de la infancia que, en cada artículo, alcanzaba nueva notoriedad. Seijas, que más tarde (a finales de 1975, tras haber estado trabajando en el Banco Exterior de España y, además, en el “Odiel” y en la oficina de la prensa del Ayuntamiento de Huelva)) se marchó a Granada donde triunfó, y mantuvo una estrecha relación y que desgraciadamente falleció hace poco tiempo. Era tal su amistad que en el libro de Diego Lopa titulado “Las caras de Huelva” se observa una fotografía situada en la Plaza Quintero Báez, sitio donde Seijas vivía, en la que ambos son adolescentes y utilizan pantalón corto. Y otra, en el mismo libro, donde se les ve paseando delante de la fachada principal de la Casa Colón.

La sorpresa de Diego fue total, ya que el director del Banco sabía lo que ganaba en la Radio y en su propuesta le triplicó el sueldo. Además, la Banca le ofrecía quince o dieciséis pagas al año. En verdad quedó deslumbrado ante las posibilidades económicas y no nos debe extrañar que su senda laboral quedara trazada. Él decía, y luego vio que estaba equivocado: “Yo estoy en la Banca cuatro o cinco años, me compro un coche, viajo y luego decido si tomo la interinidad de maestro que tenía en la Palma del Condado o me vuelvo a la Emisora”. Y en el Banco las ideas le surgieron claras en los que los dos o tres años se convirtieron en treinta y ocho. Fueron jornadas que comenzaban a las ocho de la mañana, almorzaba en la calle y llegaba a su casa a las nueve o diez de la noche, en las que se dedicaba en cuerpo y alma al Banco que lo atrapó con la habilidad que suelen utilizar las multinacionales. Así, como el banco vio que era un hombre útil a sus intereses lo fue promocionando y llegó a tener un puesto de bastante responsabilidad en el mismo. Así fue director de Zona del Departamento de Riesgos, Jefe de Banca y otros cargos que lo retuvieron en el Santander.

Su situación laboral quedó perfectamente explicada en un titular publicado en el “Mundo, buenas noticias” en la que Corpas le hizo una entrevista muy bonita en Uniradio y el título que le puso fue “Diego Lopa se prostituyó laboralmente” y Diego siempre ha dicho que acertó con el título, ya que por dinero dejó de hacer lo que más le gustaba: la Radio.

En el carácter de Lopa, fraguándose como hombre de empresa bancaria, empezaron a acusarse las contradicciones que acuñarían su personalidad, esto es, que quedó convencido de que durante el tiempo que había dedicado a la banca había estado en una línea plana. La banca lo jubila con sesenta años, en el 2004, muy tarde, ya que acostumbraba a jubilar a sus empleados con 52 o 53 años. Lo suyo fue una lucha, ya que anidaba fantásticos proyectos culturales y estaba dispuesto a recuperar el tiempo perdido. Se matricula en el Área de la Experiencia de la Universidad de Huelva y vive una feliz etapa en la que sus condiscípulos estaban muy involucrados. Los alumnos de este Área eran profanos en el Templo Universitario y se encontraron con un profesorado magnífico. Diego, además, descubre que su amor de juventud se va a instalar en la Universidad. Así, cuando llevaba dos años allí se crea Uniradio y piden alumnos que deseen colaborar con el mismo.

Uniradio comenzó a principios de 2007 bajo la experta dirección de Paloma Contreras. En su génesis se trataban los programas de manera “menos profesional”, ya que allí no se cobraba y nadie era profesional. No obstante estaba abierta a todo aquel que quisiera comunicar algo. Denominándola popularmente era algo así como “el micrófono de la tómbola del barrio”. Con el transcurrir de los años aquello fue tomando una gran calidad y se convirtió en una excelente emisora, con magníficos programas y con premios reconocidos, de otras emisoras de radio similares, a nivel universitario. Y allí estuvo tres años.

Llevaba un magazine de una hora en directo que se llamaba “Del rosa al amarillo” y, más tarde, “Último café”, programas que luego ha tenido en Huelva Televisión.

Algunas de estas entrevistas las realizó con reclusos penitenciarios, ya que la Universidad tenía un programa con los presos que se llamaba “Al otro lado de la Ribera”.De esta forma, Diego se acercaba a la prisión provincial y tenía entrevistas muy humanas, llenas de un candor, una cercanía inaudita, porque ellos desnudaban su alma dentro de los muros de la cárcel. Siempre recordará sus caras lívidas, aplomadas o tumefactas, sus miradas agresivas o suplicantes… En la galería de personajes entrevistados recuerda al Gran Maestre de la Logia Masónica de Andalucía, Alexis Doxel, residente en Málaga; a algunos doctores de “Médicos sin Fronteras”, como Manolo Mojarro, Leopoldo Escassit… También desfilaron Pedro Rodríguez, alcalde de la Ciudad; Juan José Oña, que era Delegado de Cultura; Juan José Cortés, padre de Mari Luz; al Rvdmo. Sr. Viaplana, Obispo de Huelva; Manolo Garrido Palacios, compañero de Paco Cerrejón, ya que él tocaba la guitarra, en Coros y Danzas “Nuestra Señora de la Cinta” en los años cincuenta; José María Segovia Azcárate, Isabel Naylor (mucho antes de que pensara que iba a escribir un libro sobre William Martín, dada su pasión, desde pequeño, por el citado tema…) llevó a una chica que se encargaba de cuidar paliativos y le dio unas lecciones de vida y de despedida de la vida que le conmovieron. Se desplazó hasta el Hospital Psiquiátrico del Centro Penitenciario Sevilla-2, ya que ellos tenían un programa, en una de susemisoras, que se titulaba “Onda Cerebral” y montaron allí un programa en directo (emitido desde el pueblo Torreblanca, muy cerquita de Sevilla) que se convirtió en una experiencia muy gratificante para todos. Por Uniradio pasaron gentes de la canción, deportistas e historiadores, siendo Antonio José Martínez Navarro, que firma este breve bosquejo biográfico, uno de los últimos entrevistados.

Abramos la compuerta de la anécdota: El día que se estaba realizando el programa número uno, una de las páginas del programa “Del Rosa al Amarillo” que se llama “Las caras de Huelva” Diego se sintió sorprendido, ya que veía por primera vez al Rector Francisco José Martínez. Cuando entró Diego lo veía a través del cristal, se quedó escuchando e hizo algunos gestos de aprobación y esperó que se terminara el programa. “Las caras de Huelva” era un recorrido por la ciudad del Tinto y del Odiel de su infancia y mocedad. Y le dijo a Diego: “Me puedo llevar el guión para ver lo que has escrito”. A lo que contestó: “Sin ningún problema”. Pasaron tres o cuatro meses y volvieron a verse en la Facultad de Derecho, en el rodaje de una película de Radios Universitarias que se llama “Huelva Resistencia. El grupo de filmación venía de Guatemala. Como por todos es bien sabido para rodar cinco minutos es necesario emplear cuatro horas. Ese tiempo permaneció el Rector y en la segunda oportunidad que hablaban le dijo a Diego: “Le estoy escuchando y me encanta lo que escribe usted. Y yo le voy a hacer una propuesta, ya que me parecería hasta mal que la Universidad no preservara estos recuerdos que está dando de una Huelva ya desaparecida que sólo existe en su memoria, en sus recuerdos… Me gustaría publicarles los mismos en un libro. ¿A Vd. qué le parece? Diego Lopa le contestó: “Me parece una idea estupenda, porque a estas alturas de mi vida he plantado árboles y he tenido hijos…”.

Días antes de la presentación del libro Francisco José Martínez, invitado por mí, se acercó al Archivo del autor de estas líneas y, enseñándole mi Fototeca, vio que en la colección dedicada al Cine se encontraban varias fotos del Teatro Mora y me dijo: “Antonio José, Diego Lopa está a punto de publicar un libro y no ha encontrado instantáneas de ese Teatro, ¿Podrías cederle algunas?” Yo no tuve inconveniente y en sus “Caras de Huelva” aparecieron dos, que Diego me agradeció en su libro. Por cierto, que lo acompañé en el día de su presentación y, más tarde, el martes 5 de enero de 2010, en las páginas del diario “Huelva Información”.

Aquel libro fue una sorpresa para Diego Lopa, ya que se presentó el jueves y dos días más tarde le decía el Rector: Diego, sacamos una tirada de 500 ejemplares que suele durar lo que no está en los escritos y ésta se ha acabado en dos días”. Así que vamos a sacar otra edición”. La sacaron y a los dos meses volvió a decirle: “Diego vamos a sacar una nueva tirada para la Feria del Libro”. Esa fue la tercera edición. Después, la crisis impidió que la Universidad sacara nuevas ediciones de lo que se ha venido encargando el Corte Inglés.
Después del inesperado éxito de “Las caras de Huelva”, Diego se encontró “embarcado” en su segundo libro sin habérselo propuesto. Él había sido siempre un apasionado de un tema muy desconocido en nuestra ciudad alusivo a la figura de William Martín. “Es más –me decía Diego-, porque yo vi rodar la película en el año 1954, en La Palmera, de hecho la portada del libro en la primera edición en esa foto en el público que está al final estoy yo con diez años. El tema me apasionó tanto que cuando tuve que hacer al final del segundo ciclo del Aula de la Experiencia la tesina del trabajo del final de curso pues decidí que fuera ésta. Constaba de cuarenta o cincuenta páginas”.

Pero el día 3 de marzo de ese año se celebraba el Día de la Universidad. Y formaba la mesa presidencial el Subdelegado de Defensa, Felipe Yuste; el Coronel de la Guardia Civil, la máxima autoridad de la Policía Nacional y la conversación giraba en torno al citado tema de William Martin. Y se acercó Francisco José Martínez, que venía de saludar a otras mesas, y preguntó: ¿De que estáis hablando? Alguien contestó: “Estamos hablando con Diego de ese trabajo que está haciendo sobre la II Guerra Mundial”, y sin pensárselo dos veces añadió Francisco José dirigiéndose a Diego Lopa: “Sí, es un trabajo apasionante y te reto que hagas un libro y te lo publicaremos igual que “Las caras de Huelva”. Diego contestó risueño: “Reto aceptado”. Se dedicó plenamente y tuvo la fortuna de hallar la inestimable colaboración de Isabel Naylor. Sin ella, el libro no se hubiera escrito. Ella con una amabilidad excepcional puso a su disposición una gran cantidad de documentos inéditos. Posiblemente se encontrara mayor y quiso que los documentos no quedaran en el olvido. En la actualidad una de sus hijas se está preocupando del legado británico, pero es posible que en aquellas fechas ella pensara que no se iba a preocupar tanto. En definitiva, la de Isabel Naylor fue una grandísima colaboración. El libro tuvo una gran aceptación, se presentó en el programa “Cuarto Milenio”, de Iker Jiménez, en la cadena televisiva “Cuatro”. En la actualidad ya va por la segunda edición y “El Corte Inglés” ha hecho dos o tres ediciones y es un libro que se sigue vendiendo mucho.

En la parcela de conferenciante ha dado muchas, fundamentalmente sobre William Martín

Como pregonero, un día lo llamaron para que confeccionara la Exaltación de las fiestas del antiguo barrio de San Sebastián. Se llevó a cabo en la Ermita de la Soledad, sitio con mucha historia onubense, y quedó contento, y también debieron quedar muy complacido los integrantes de la Hermandad de los Estudiantes, ya que al año siguiente le ofrecieron dar el pregón de San Sebastián en el Gran Teatro. Corrían los días de gracia de enero de 2013. Este acto lo considera Diego el acto intelectual más emotivo de su vida. Más tarde ha realizado la Exaltación de la Saeta del Calvario, ha presentado la Exaltación de la Virgen del Valle y ha sido el presentador oficial de varios libros, entre ellos el de la Historia de la Sociedad Protectora de Animales. En la Cuaresma de 2014 ofreció, en la Capilla de la Hermandad del Rocío de Huelva, la Exaltación Semblanza del 39, dedicada a la Titular y las Vírgenes de la Esperanza y de la Victoria, por la coincidencia en las tres de que en 1939 fuesen protagonistas con los sucesos de nuestra guerra civil del Simpecado y la quema de las imágenes de la Esperanza así como el nacimiento de la Victoria.

Un día, lo llamaron de Huelva Televisión para decirle: “Diego, las cosas que hacías en la Emisora de la Radio de la Universidad, ¿por qué no te vienes con nosotros y las continúa? Y en Huelva Televisión lleva seis años…

En el aspecto sentimental Diego Lopa lleva cuarenta y dos años con la misma mujer, su esposa. En esta época de separaciones matrimoniales es un milagro contar llevar cuarenta años de casados, más los dos años de noviazgo de rigor. Se llama Antonia María Peralto Pérez. Ella es Licenciada en Bellas Artes, ha sido profesora de Instituto. Es una artista en el sentido literal de la palabra, ya que ha pintado numerosas obras que las ha expuesto en diversas ocasiones. Su inquietud la ha llevado al mundo de la Literatura, ya que acaba de terminar su primera novela titulada “El perfume del amor” que aparecerá en breve. De esta unión han nacido sus dos hijos: Diego, que es el mayor, psicólogo, que es el responsable de AONE la Asociación de Síndrome de Discapacitados en Huelva, y Estefanía, que es licenciada en el Inef en Madrid. Eterna viajera, ha estado residiendo en Australia y Francia y ahora como el mundo laboral en España está en crisis, lleva cuatro años de profesora en el Liceo francés de Casablanca.

Hemos llegado al final de la biografía de Diego Lopa en la que su compleja personalidad nos ha presentado a un hombre ligado al pasado, radicalmente la segunda mitad del siglo XX, pero con una mentalidad esencialmente moderna a la que, dada su activa personalidad no dudamos irá sumando nuevos capítulos.

 

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