Antonio José Martínez Navarro. La Huelva de siglos anteriores era villa genuinamente andaluza. Tenía casas de paredes blanquísimas, ventanas muy verdes y tejados bajos y muy rojos y tenía, en fin, dos ríos que la abrazaban y que iban a rendir pleitesía a su señor el Atlántico.
Todos estos, y otros, elementos de belleza acaudalaba Huelva, y poseía, por añadidura, al cronista que siempre está tocando viejos legajos, el aroma del recuerdo. A la salida casi de la villa, en el sitio denominado “Verdigón” o Berdigón y en cierto romance sombreado por matorrales y sauces había un viejo molino que, por sus dimensiones, fue conocido con el sobrenombre de “Chico. El lugar era señero, callado, umbrío, y en su silencio el murmujeo ingrato del agua adquiría extrañas elocuencias. El historiador piensa, en su ensoñación, que el ruido se asemejaba al blando musitar de los versos mejores de Rafael Manzano.
El agua penetraba en el Molino, ponía en movimiento sus engranajes y poco a poco, bajo la muela que trituraba sin piedad al trigo atormentado, lo reducía a polvo y le daba a la villa de Huelva fama de confeccionar un pan inigualable. Pero, atendamos a su ubicación e historia.
Ubicación y características del Molino Chico. La situación del “Molino Chico” se puede observar en el contrato entre Luis Camero y Carlos Díaz y Díaz, que textualmente dice: “Que según consta en escritura, otorgada el día 16 de octubre de 1905, don Blas F. Toscano, vecino de esta ciudad, con poder de Don Guillermo Sundheim y de la Cueva vendió al imponente Don Luis Camero un trozo de terreno que corresponde a la superficie del antiguo molino llamado “Chico”, en término de esta ciudad cuyo trozo… está comprendido entre las líneas férreas de Sevilla a Huelva y la carretera del Matadero o camino bajo del Molino del Pasaje y por la espalda con casa de Don Francisco Monís, hoy heredero de Don Julián Monís.
Tiene un frente de catorce metros, una testera de nueve metros y un fondo de dieciocho metros… planta baja y doblados, en tres tramos, habitaciones a derecha e izquierda, cocina y corral y además tiene accesoria en la esquina de la calle Cánovas…”.
El emplazamiento del citado Molino también lo encontramos en la copia de la Escritura de compraventa de la Sociedad “Hijos de Vázquez López” representada por el socio don Rafael Vázquez de Zafra a favor de don José Muñoz Pérez:
<<…Según consta en escritura otorgada en esta ciudad y ante el notario que fue de la misma don José María de la Corte, con fecha 3 de junio de 1875, don Gustavo Brand y Pinavessi, vecino entonces de esta ciudad, compró a don José Coto y Cobián un pedazo de terreno que comprendía cuatro mil cuatrocientas setenta y cinco varas cuadradas de superficie en el término de esta capital, sitio Berdigón o Carretera de Sevilla, frente al Molino Chico, que linda al Oeste con terrenos de don Gustavo Brand, al Sur con el Barrido, al Este con el cercado de José Coto y al Norte, con carretera de Sevilla…>>.
El Molino Chico era contemporáneo al “de la Vega”, “Nuevo”, de los Labradores y otros que existían en la villa de Huelva, y pertenecía en 1675 al Conde de Saltés.
La Administración del Estado del Conde de Saltés la llevaba, en 1665, Diego de Vega Garrocho, alcalde de la villa de Huelva quien, en nombre de Sr. Conde de Saltés, lo arrendaba al mejor postor o postores:
<<Administración del Estado. 12 de enero de 1665 ante Diego Díaz (Folio 9, número 116) Queda como yo, el sargento mayor Diego de Vega Garrocho, alcalde hordinario (¡) de esta villa de Huelva, y administrador del Estado del Sr. Conde de Saltés, digo que por cuanto Fernando García, molinero y Francisco Martín, vesinos (1) de esta villa hicieron de puja en el Molino Chico que llaman de la Villa quienes de dicho estado lo ven otorgado para los años de 1669, 1670 y 1671…>>.
Décadas más tarde seguía arredándose el Molino:
<<Arrendamiento del Molino Chico, otorga don Diego Félix Roldán, el 27 de febrero de 1726 ante don Diego Pérez Barrientos (Folio 90, número 297). El primero arrienda un molino de pan y otros efectos que pertenecen al Excmo. Sr. Marqués de Astorga y Conde de Altamira el cual renta a Juan González, de nación portuguesa y Enrique Antonio, de color moreno, un molino que posee en el extramuros que se llama el Molino Chico por cinco años…>>.
En la Obligación al Estado de Saltés, otorgada el 26 de febrero de 1688 ante D. Díaz (Folio 53, número 227), se otorgaba el arriendo del Molino Chico y sus alrededores, durante el período de 1688 a 1699, para dedicarlos a cacería, por setecientos cincuenta ducados.
De este molino se vuelve a tener noticia en 1728, ya perteneciendo al Marqués de Astorga y Conde de Altamira. Este inmueble perteneció más tarde a la Marquesa de Albudeite.
En 1862 se vende un trozo de terreno en las proximidades del Molino Chico, esto es, a un par de cientos de metros del actual El Punto (Legajo, número 232 del A. M. H.):
<<Dispuesto por el Sr. Gobernador de esta provincia la venta de un pedazo corto de terreno el rasado frontal del molino Chico de este término, y perteneciente a los propios, y nombrado por Francisco Javier Pérez para su precio y medición, he de merecer de V. S. se sirva disponer se le designe el práctico que ha de acompañarle. Dios…. Huelva, 4 de enero de 1862. Juan Quintero Bravo…>>.
Los molinos siempre han tenido una gran relación con los panaderos, dado que éstos obtenían la materia prima para la confección de sus panes en dichas edificaciones. Así, en el diario “La Provincia” del 29 de junio de 1871 se hablaba del dueño de los molinos de la Vega y Chico al que los panaderos le habían incluido en ciertos pagos:
<<Vista una instancia de don Francisco González Picón en nombre de don Carlos María Cortés, dueño de los molinos de la Vega y Chico, deseando conocer los fundamentos legales y el nombre de arbitrios por el cual los panaderos lo habían incluido en el reparto para cubrir las cargas municipales, el Ayuntamiento acordó se le hiciera saber que si se cree agraviado recurra en la forma y se resolvería ante y quien correspondiera…>>
En el Legajo número 543 se nos muestra que don Guillermo Sundheim adquirió el molino Chico y su superficie en 1876:
<<Adquisición de terreno por don Guillermo Sundheim y Giesse en el año 1876. Según referencia de la Escritura de 27 de abril de 1881 y con arreglo también a lo que indica la de 11 de julio de 1878, ambas ya mencionadas, don G. Sundheim por una escritura que no ha sido posible encontrar aún a pesar de cuanto se ha buscado y se otorgó el 31 de mayo de 1876 ante el notario de Huelva don José María de la Corte y Hernández, don Guillermo Sundheim, repito, compró a don Carlos Cortés y Payo y sus menores hijos doña Emilia, don Luis, don Enrique y don Manuel Cortés y Cícero Lombraña un molino llamado el Chico que con arreglo a las indicaciones se hallaba al sitio del Berdigón, margen izquierda del río Odiel, hacia la parte Sur en términos de Huelva que lindaba al Norte con el camino que conduce al Molino del Pasaje, perteneciente a don Haldón Guillermo, antes de la Sra. Marquesa Viuda de Valparaíso; por el Sur con el caño nombrado de Las Metas, por el Este con el aculadero del Molino del Pasaje que cuenta con su muro principal de cierre frente a la Huerta de los Perales; y por el Oeste con las marismas de la Calzadilla hasta el frente del Matadero público.
He de advertir que a esta descripción añade la relación consignada en la Escritura de 1881 que la superficie total que comprendía el molino era ciento ochenta y nueve mil metros cuadrados…>>.
En una diligencia, verificada en 1885, en el pleito entre don Guillermo Sundheim y la Sociedad “Sundheim-Doestch” y perteneciente al Legajo número 543, se sabe que el Molino que historiamos “el cual afectó que el Molino Chico era un polígono irregular de trece lados y trece ángulos y de que unos y otros encerraba una superficie de ciento ochenta mil doscientos ochenta y cinco metros cuadrados…”.
Sabemos, a través del reiterado Legajo, las segregaciones o ventas que del Molino Chico llevó a cabo don Guillermo Sundheim, después del deslinde de 1885:
<<…Parece un hecho fuera de todo lugar, por la relación que Contente hace de él, así el Sr. Camero y el Ayuntamiento de Huelva, en el pleito seguido entre ambos, que el primero la escritura que se otorgó a su favor, que en el año de 1892 por escritura otorgada ante el notario don Emilio Cano el día 19 de diciembre, don Guillermo Sundheim segregó y vendió a los Sres. don Luis Clauss y don Bruno Wegzit ocho mil noventa y ocho metros y treinta centímetros cuadrados y que en 1894 por Escritura otorgada ante el mismo notario, cuya fecha no consta, segregó y vendió a los mismos señores veintidós mil metros cuadrados.
De suerte que después de practicado el deslinde de 1885 y el del año de 1895 se habían segregado del terreno que comprendía el Molino Chico treinta mil y noventa y ocho metros cuadrados y treinta centímetros cuadrados…>>.
A la muerte de doña Justa de la Cueva, esposa de don Guillermo Sundheim, la mitad del Molino Chico pasa a sus tres hijos. Así, en la disolución de la Sociedad conyugal constituida por el matrimonio de don Guillermo Sundheim se nos indica:
<<…Doña Justa de la Cueva, mujer de Sundheim, falleció en Huelva el día 27 de mayo de 1895 y liquidada la sociedad legal de gananciales se adjudicó la mitad del Molino Chico al viudo don Guillermo Sundheim y Giesse y la otra mitad, por partes iguales, a sus tres hijos, don Guillermo, don Carlos y doña Justa Sundheim y Cueva renunciando el viudo a la cuota usufructuaria…>>.
La finca permaneció dividida hasta que el día 22 de julio de 1901 y por “Escritura otorgada ante el notario de Huelva don Juan Cádiz Serrano, los tres hijos de Sundheim tuvieron y traspasaron a su padre las 3/6 partes que en la finca correspondían a ellos, para que el padre la tuviera en sí en pleno dominio, por el precio de mil pesetas que los menores declararon haber recibido”.
Dueño el Sr. Sundheim del total del resto de la finca merced a esta Escritura, otorgó otra en la propia fecha que en ella y ante el mismo notario por virtud de lo cual vendía a la Compañía “Huelva Industrial, representada por don Pedro N. de Soto, según referencia del Ayuntamiento en este pleito, el Molino llamado el Chico con todos sus usos, derechos y pertenencias, y según las afirmaciones del Sr. Camero y lo relacionado en su Escritura, ciento cincuenta mil metros cuadrados y setenta centímetros…
Sundheim padre falleció, intestado, en Huelva, el 7 de agosto de 1903. Por escritura otorgada ante el notario don Juan Cádiz Serrano en 3 de febrero de 1904 sus hijos don Carlos y doña Justa renunciaron a la herencia de su padre, y por auto que dictó el Juzgado de Huelva, Escribanía de don Blas Fernández Toscano, a 9 de marzo de 1905, don Guillermo Sundheim y de la Cueva fue declarado único y universal heredero de su padre, don Guillermo Sundheim y Giesse>>.
Retrocedamos unos años y situémonos en julio de 1877. En esta fecha, el Gobernador militar de esta plaza le preguntaba al Alcalde de la ciudad de Huelva dónde se podían bañar los individuos que componían la tropa destinada en esta capital (Legajo, número 244):
<<Gobierno Militar de la provincia de Huelva. Suplico a V. S. se sirva manifestarme el punto a propósito y destinado para los baños de los individuos de tropa para en su vista dar las órdenes al efecto. Dios… Huelva, 25 de julio de 1877. El Brigadier Gobernador, Luis Losada. ..>>.
La respuesta del primer edil municipal de Huelva fue la siguiente: Tanto en las inmediaciones del Molino Chico, situado a pocos centenares de metros de la Casa Colón, como en el Molino de la Vega, son los sitios idóneos para la práctica del baño de los militares (misma fuente documental):
<<Excmo. Sr. Gobernador Militar. En 26 de julio de 1877. El sitio más a propósito para el baño de los indibiduos (¡) que componen la guarnición de esta ciudad, es el Molino de la Vega y lo harán más competentes en la caída de la tarde, para evitar la confusión con las mugeres (¡) que acostumbran a bañarse de noche en el expresado sitio. También pueden bañarse, a la misma hora, en el Molino Chico, próximo al Matadero.
Lo que manifiesta a V. S. contestando a su oficio de 25 del corriente, número 1273…>>.
En la temporada de baños de 1882 de los militares de esta zona, se impone un cambio: el Gobernador Militar pone a disposición de los bañistas para su seguridad, una lancha que intervenga en caso de apuro de algún soldado (Legajo, número 255):
<<Habiéndose dispuesto por el Excmo. Sr. Capitán General del Distrito, en la orden general, de 16 del actual que las fuerzas del ejército hagan uso de los baños de mar y debiendo las de esta capital empezarlos el día 22 del actual, espero merecer de la fina atención de V. S. se sirva señalar el sitio en que han de tener lugar éstos, así como también si le es dable disponer que una lancha tripulada convenientemente se sitúe donde se hallen las fuerzas para poder prestar socorro en caso de necesidad. Dios… Huelva, 17 de julio de 1882. El Brigadier Gobernador, Antonio Antón…. >>.
La respuesta del primer edil onubense no se hizo esperar:
<<Excmo. Sr. Gobernador Militar de la provincia. 20 de julio de 1882. El sitio denominado “El Molino Chico”, próximo a la estación de ferrocarril es el más a propósito para que las fuerzas que componen la guarnición puedan bañarse. Allí, con la debida precaución, no puede haber peligro de ninguna clase. Lo participo a V. E. contestando a su oficio de 19 del corriente número 134. Dios…>>.
No obstante, su nombre pervivió a lo largo de varias décadas. Así, en el diario “La Provincia” del día 4 de agosto de 1900 se da cuenta de un accidente que se produjo en el sitio que recibía el nombre de “Molino Chico”:
<<Anteayer fue curado en la casa de socorro, un individuo llamado Manuel González, vecino de la calle Santa María, el cual en ocasión de hallarse bañándose en el sitio conocido por el “Molino Chico” se causó una herida en la frente…>>.
