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Carlos Fernández / @karlos686. “Esta es mi opinión hoy y en este momento de mi vida”. El regreso de Almodóvar en su nueva película (la número 20 ya) poco tiene que ver con la última o penúltima película del director manchego. Julieta se basa en tres excepcionales relatos de la Premio Nobel Alice Munro (concretamente Silencio, Destino y Pronto) que combinados con el “toque” Almodóvar surge un melodrama que, en palabras de su director, no busca la lágrima. Se ha hablado mucho del estreno de esta película con citas como “el Almodóvar más contenido” o “el drama más seco” y ¿qué decir?
Almodóvar crea un acontecimiento cinéfilo con cada estreno y Julieta no iba a ser menos… Las tres últimas películas de Almodóvar no me gustaron nada (Los abrazos rotos, La piel que habito y la espantosa Los amantes pasajeros) y sin embargo amo casi toda la filmografía de este director tan raro como intenso (véanse las maravillosas Volver, Hable con ella, Todo sobre mi madre, Mujeres al borde de un ataque de nervios, ¿Qué he hecho yo para merecer esto?…) y el caso de Julieta entra en este último apartado, en el de las películas almodovarianas que me fascinan.
Julieta supone un regreso al melodrama de Tacones lejanos o de Todo sobre mi madre siendo en esta ocasión, y esto es lo interesante, una película que no se parece tanto a las de Almodóvar a la vez que sí se pueden localizar sellos de identidad notables en la película. La historia gira alrededor de la vida de una mujer, Julieta, marcada por la pérdida y la soledad varias veces a lo largo de su vida y de su obsesiva búsqueda por encontrar a su hija que desapareció voluntariamente hace más de diez años. Almodóvar trata a su personaje desde una cercanía absolutamente maternal y corrosiva en la que Julieta, interpretada por dos actrices: Emma Suarez y Adriana Ugarte, se siente atormentada por el silencio y un pasado que no la deja dormir ni vivir en paz.
Es una película misteriosa, intrínseca, entretenida y onírica con una escena claramente surrealista, el tren, que dictamina que Almodóvar sigue jugándosela y saliendo de sus mundos para tocar otros y decorarlos a su gusto. Ojo a la banda sonora de Alberto Iglesias…