El almonteño José Jiménez Berro, entre los últimos de Filipinas

José Jiménez Berro,  7 de febrero de 1876- 9 de enero de 1956. /Foto tomada de la publicación 'José Jiménez Berro, Héroe de Baler'.
José Jiménez Berro, 7 de febrero de 1876- 9 de enero de 1956. /Foto tomada de la publicación ‘José Jiménez Berro, Héroe de Baler’.

Rosa Mora. La política exterior española no pasaba a finales del siglo XIX por su mejor momento. Una época que la historia ha venido de forma acertada a designar como ‘el Desastre del 98’, y que significó para España la pérdida de un gran Imperio que comenzó a fraguarse con la llegada de los conquistadores hispanos a América. La pérdida de Cuba, Puerto Rico, Guam y Filipinas marcó un antes y un después en nuestra historia. Batallas de gran relevancia libradas por los soldados españoles en las que destacan nombres propios de onubenses. Hoy recordamos la figura del almonteño José Jiménez Berro, clave en la defensa del último territorio español en Filipinas.

Los Héroes de Baler a su llegada a Barcelona el 1 de septiembre de 1899./Foto tomada de la publicación 'José Jiménez Berro, Héroe de Baler'.
Los Héroes de Baler a su llegada a Barcelona el 1 de septiembre de 1899./Foto tomada de la publicación ‘José Jiménez Berro, Héroe de Baler’.

Nació en Almonte el 7 de febrero de 1876 y es conocido como uno de los 33 Héroes de Baler -así fueron designados por el Ministerio de la Guerra de 1899-. Hijo de una familia campesina humilde, José Jiménez Berro fue uno de los soldados españoles reclutados para la defensa de los territorios de ultramar. Según explica Juan Matías Ojeda Torres, descendiente del soldado almonteño, en su publicación  José Jiménez Berro, Héroe de Baler, “la legislación imperante posibilitaba eludir las obligaciones militares previo pago de 2.000 pesetas. Esta situación era injusta puesto que sólo beneficiaba a los más pudientes y dejaba a las clases más necesitadas todo el peso de la política nacional”. De esta forma, ante la imposibilidad del joven de Almonte de pagar la cantidad exigida para eximir sus obligaciones militares, llegó a Filipinas encuadrado en el Batallón de Cazadores Expedicionario nº2, con sede en Manila, capital del archipiélago en la isla de Luzón. “Será este Batallón –explica Juan Matías Ojeda- el que enviará sus hombres al pueblo de Baler para controlar la zona ante los disturbios ocurridos a finales de 1897”.


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Mapa de Filipinas, con la localización de Baler./ Foto tomada de la publicación 'José Jiménez Berro, Héroe de Baler'.
Mapa de Filipinas, con la localización de Baler./ Foto tomada de la publicación ‘José Jiménez Berro, Héroe de Baler’.

El incremento de hostilidades y la escalada de tensión con los locales -el pueblo tagalo- hizo que los soldados españoles, entre ellos el onubense, se atrincheraran en la pequeña iglesia de Baler. “A partir del 30 de junio de 1898 es cuando comienza a gestarse la hazaña, cuando cobran su verdadera dimensión los hombres que como José Jiménez Berro se vieron obligados a soportar durísimas penalidades: ataques continuos de los filipinos; escasez y malas condiciones de los víveres, que junto con la falta de condiciones higiénicas y el propio clima se tradujo en múltiples enfermedades; desgaste psicológico por la situación de asedio militar, y por la propaganda subversiva de los filipinos y desertores”. Un asedio que duraría 337 días, cerca de un años resistieron los soldados los ataques esperando unos refuerzos de España que nunca llegaron. La película ‘Los últimos de Filipinas’ dirigida en 1945 por Antonio Román describe este episodio bélico de la historia española.

Monumento en honor a José Jiménez Berro, ubicado en Almonte.
Monumento en honor a José Jiménez Berro, ubicado en Almonte.

Los sitiados firmaron el Acta de Capitulación con los filipinos el 2 de junio de 1899. Tal y como se recoge en una placa junto al monumento en tributo José Jiménez Berro en Almonte, “la valentía de este grupo de soldados españoles fue incluso reconocida por el General filipino Emilio Aguinaldo, en aquellos días Presidente de la recién creada República de Filipinas, quien firma un Decreto declarándolos amigos de la República en vez de prisioneros, agasajándolos y permitiendo su regreso a España. Dos Reales Órdenes publicadas el 28 de septiembre de 1899 otorgaron a cada soldado la Cruz de Plata del Mérito Militar con distintivo rojo y una pensión vitalicia”. Pensión que dejó de recibir José Jiménez Berro con la llegada de la dictadura de Franco.


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Rótulo de la calle donde vivía el almonteño.
Rótulo de la calle donde vivía el almonteño.

José Jiménez Berro volvió a Almonte en septiembre de 1899. Tal y como explica Juan Matías Ojeda, se casó con María Díaz Vega, con quien tuvo tres hijos: Josefa, Manuel y Juan Miguel. “A éste último, según nos cuenta su nuera Frasquita, le puso Juan en recuerdo y homenaje a su teniente en Baler, D. Juan Alonso Zayas”. “El dinero que había recibido como muestra de su valor en el asedio de Baler, lo invirtió José Jiménez Berro en el campo, trabajo al que se había dedicado siempre, aunque lo simultaneó con el de guarda rural durante un tiempo”.  Jiménez Berro murió en 1956, a los 80 años de edad.

Réplica de Iglesia de Baler, que sirve como espacio cultural, en la Ciudad de la Cultura de Almonte.
Réplica de Iglesia de Baler, que sirve como espacio cultural, en la Ciudad de la Cultura de Almonte.

En el año 2007 la presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, estuvo en Almonte donde inauguró una réplica de la Iglesia de Baler. Un espacio que puede visitarse a día de hoy en la Ciudad de la Cultura, junto al teatro Salvador Távora. Asimismo, tanto la calle ‘Heroes de Baler’, como el monumento homónimo sirven para recordar a los viandantes que un vecino del municipio onubense fue unos de los protagonistas de una importante página de la historia de España.

1 comentario en «El almonteño José Jiménez Berro, entre los últimos de Filipinas»

  1. José Jiménez Berro , era interrogado por la Guardia Civil para que revelara el paradero de sus dos hijos. Fue en vano. Jiménez Berro no sabía nada de ellos y si lo hubiera sabido tampoco lo habría dicho. Su silencio le valió casi un año de estancia en los calabozos de la prisión de Almonte.

    Pero el encarcelamiento no fue la única injusticia que tuvo que padecer este defensor de la Patria. A Jiménez Berro se le retiraron las dos Cruces de Plata al Mérito Militar con distintivo rojo que se le habían otorgado mediante Real Orden a su llegada a España en 1899, tras los sucesos de Baler, así como la pensión de 60 pesetas mensuales de carácter vitalicio que se concedió a todos los supervivientes de la gesta y a las familias de los allí caídos. José nunca recuperó la paga . También retiraron el nombre de «Héroes de Baler» de la calle en la que Jiménez Berro residía y que el Ayuntamiento había rotulado en su honor en el año 1912 . Pasó a llamarse «Mártires de la Patria».

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