Redacción. Un día cualquiera, de cualquier semana, de cualquier año, en un centro penitenciario, para un interno, es siempre repetitivo, anodino, triste… Sin embargo el saber que un grupo de personas de la calle van a venir a pasar unas horas a hablar de literatura, de un libro en concreto que ha sido leído por todos los participantes, parece que se dibuja un paréntesis entre esos días. Un paréntesis en el que el interno está ilusionado, con ganas de ver a sus compañeros que ven un día a la semana y que en esta ocasión van a estar acompañados por gente que aunque no conocen saben que al igual que ellos aman la lectura, la literatura…. Solo esa ilusión ya hace que merezca la pena realizar estos encuentros con clubes de lectura del exterior. Si además le añadimos el aspecto emocional, los comentarios, las lecturas de escritos personales que algunos desean compartir con los demás, todo ello convierte el acto en algo muy íntimo y emotivo, un auténtico ejemplo a seguir.
El encuentro se realizó en las instalaciones de la Guardería infantil existente en el Centro Penitenciario y nunca utilizada como tal pero cuyo entorno es absolutamente distinto al resto de la prisión. Después de la presentación personal por parte de los cuarenta participantes y del agradecimiento por parte de muchos de los internos por la presencia del Club olontense, comenzó el acto literario en sí. Cada cual dio libremente su opinión y la coincidencia de pareceres entre muchos de los participantes fue importante. En todo momento existió una gran sintonía. Se hicieron también muchas preguntas relativas al funcionamiento del club penitenciario, la selección de libros, los escritores que los visitan… Puesto que para los visitantes todo era absolutamente nuevo y distinto.
A continuación el Director del Centro Penitenciario, D. Alejandro Zulueta, quiso también acercarse a saludar a los participantes del encuentro literario, teniendo también que hacer su presentación y comentarios sobre el libro leído. Posteriormente se intercambiaron regalos. El Club de Gibraleón hizo entrega de un libro con unas dedicatorias obtenidas del mismo libro tratado y con la firma de todos los miembros del club participantes, al objeto de que se siga utilizando por los clubes que continúen participando en estas jornadas de literatura y opinión.
El Club penitenciario les hizo entrega a su vez de un cuadro realizado en hilo en los talleres terapéuticos de la prisión. El regalo fue tan del agrado de los visitantes que allí mismo decidieron que desde ese mismo momento ese iba a ser el logo del club de lectura “La caja del agua” de Gibraleón.
Como la actividad supo a poco, algún miembro del Club de Gibraleón pidió, si ello era posible, que se realizara la devolución de la visita, pero eso ya es bastante más difícil de realizar aunque como le dice en alguna ocasión Don Quijote a Sancho Panza: Todo se andará, amigo Sancho. Todo se andará.