A.R.E. El Ateneo de Sevilla acogió el pasado 24 de febrero la presentación del libro Las lágrimas racionales, primera publicación del onubense Carlos Fernández, que con solo 20 años da ya claras muestras de poseer un increíble talento para la literatura.
Editada por Punto Rojo, la obra es una colección de 13 relatos, extraídos de una serie mucho mayor, que han sido redactados por Fernández a lo largo de los últimos tres años. Así pues, son historias contadas en primera persona por diferentes personajes inventados, hombres y mujeres de todas las edades, en cuya piel el autor se ha metido para narrar, a través de ellos, su mundo interior.
El libro posee una estructura surrealista ya que, según su autor, es “introspección psicológica de personajes”. Lo que todos los seres que habitan en este volumen tienen en común es que están pasando por uno de los peores momentos de su vida por motivos distintos, tratando el texto de encontrar, en medio de estas situaciones, un sentido a lo que sus protagonistas hacen, un porqué.
Las lágrimas racionales es un ejemplar lleno de imaginación y autenticidad, con un lenguaje muy claro, a veces soez y basto, pero necesario para crear al personaje y manifestar su controversia interior.
Como el onubense manifestó durante la presentación, se trata de un libro en el que cualquiera podrá verse reflejado, ya que sus demonios e inquietudes son las que casi todo el mundo se plantea en algún momento de su vida. En este sentido, Carlos reconoce que comenzó a elaborar estos relatos en un momento difícil, en el que sus circunstancias personales le crearon la necesidad de volcar sobre el papel aquello que le atormentaba.
En realidad, este estudiante de Comunicación Audiovisual y crítico de cine lo que más deseaba era hacer cine, pero al ser un objetivo costoso, optó por comentar por la publicación escrita. Así surgió este libro en el que se mezclan sentimientos y emociones -las lágrimas- con nuestro lado más racional, deseos inconfesables, como el de matar o hacer daño a alguien, que brotan en nuestro interior en momentos de ira -la violencia es uno de los temas que más interesan al escritor-, con otros como el placer sexual.
Los seres que pasean por sus páginas, y que lo único que ansían es la felicidad, se ven obligados a mirar en su interior, a buscar respuestas en ellos mismos. «Los personajes se desarrollan y evolucionan, pero no por donde yo quiero llevarlos, sino por el camino que ellos necesitan. Por eso, aunque uno quiera, a veces es imposible salvarlos», explica el creador de estas historias.
Así pues, Las lágrimas negras se revela como un libro de sorprendente madurez emocional, toda una revelación de este joven autor onubense cuya trayectoria sólo acaba de empezar.
Carlos Fernández, un onubense en el jurado del Festival de Cine Europeo de Sevilla