Ana Rodríguez. Aunque aún no ha cumplido los 25 años, María Ballester Ruiz ya sabe lo que es buscarse la vida en el extranjero. La joven, licenciada en Periodismo, lleva un año instalada en Zürich (Suiza), donde trabaja de aupair y babysitter para varias familias. Gracias a lidiar con niños cada día, y también a sus clases de idiomas, está aprendiendo alemán a pasos agigantados, a fin de que el dominio de la lengua le abra las puertas al mundo laboral, pero también del formativo, pues la onubense desea continuar estudiando para ampliar sus posibilidades.
De padres valencianos, María nació en Huelva capital, donde se crió en el barrio de Verdeluz. Estudió en el Colegio Salesianos y reconoce que siempre ha estado muy vinculada al mundo de la cultura onubense porque su padre es músico en la Banda Municipal. Tras pasarse media vida en el Conservatorio ‘Javier Perianes’, la joven ingresó con solo 12 años al Orfeón y Escolanía de Huelva, perpetuando así la pasión familiar por la música.
Pero Ballester tenía claro que quería ser periodista, así que a los 16 cambió las partituras por la gramática inglesa y cuando finalizó Bachillerato se marchó a Sevilla a estudiar lo que la apasionaba. En este sentido, María reconoce que en la capital hispalense «no sólo me encontré a mí misma, sino que descubrí mi vocación: la radio«.
Tan decidida estaba que durante su segundo año en la facultad se saltaba algunas clases para colaborar con la radio del Sevilla FC, en un magazine de humor y actualidad. Luego puso en marcha un espacio propio en Radio Triana denominado ‘Territorio Triana’, para poder experimentar y dar también la oportunidad a otros de coger tablas en el mundo de la radio.
Asimismo, la onubense también quiso ampliar su visión del mundo de la comunicación, y estuvo una temporada trabajando en una revista digital, haciendo crónicas de conciertos, reportajes y artículos de varios estilos, además de colaborar en grabaciones de cortometrajes y videoclips, entre otras iniciativas. «Si surgía la oportunidad de hacer algo, nunca decía que no, aunque me viera con el agua al cuello», afirma María.
Pero llegó un momento en que la joven quiso descubrir el mundo que la esperaba fuera de España…
– ¿Por qué decidiste irte fuera?
– Supongo que por la misma razón que los dos millones de emigrados. Nos han pintado un futuro que no existe, y sobre todo, cuando acabas la carrera, que es cuando debes tomar decisiones por ti mismo, te das cuenta de que ni siquiera tienes oportunidades para decidir tu futuro. Estaba empezando a sentirme enjaulada dentro de mi propio país. Veía que en las noticias sólo salían casos de corrupción, estadísticas que empeoraban y pensaba «¿es que no han dejado nada para nosotros?». Y las prácticas en empresa… se estaba convirtiendo en el negocio del siglo para los medios. Las pocas ofertas que aparecían eran bajo unas condiciones pésimas, abusivas. No quería pasar por el aro y decir que sí a «pagar por trabajar», así que decidí buscar fuera. Me daba igual dónde, y en qué trabajo, nada podía ser peor que no hacer nada.
– ¿En qué ciudad vives ahora? ¿Cómo es?
– Ahora vivo en Zürich desde hace un año. Ya te puedes imaginar. Es una de las ciudades con mayor calidad de vida, por lo tanto, es cara, pero con lógica. Es una ciudad estéticamente preciosa, con un lago enorme y limpio que la gente en verano visita a falta de playa, llena de parques y zonas verdes, y vida. Mucha vida, incluso en invierno. El transporte público en Suiza es algo sobrenatural: puntual, abundante y eléctrico… por eso siempre notas el aire limpio y fresco, incluso viviendo en el centro, como yo. Lo que más me sorprendió es el estado de «lo público», hace que te sientas culpable por tirar una colilla. Y en cuanto a la gente… Hay de todo, no se puede generalizar. Mucha heterogeneidad entre personas de todas las nacionalidades.
– ¿Por qué Zürich?
– Sinceramente, me daba igual Zürich que otro lugar. De hecho, cuando sopesaba todas las posibilidades, no sabía a qué país irme porque me veía viviendo en todos. Me aventuré por el idioma y por los Alpes. Hubiera sido más fácil aprender alemán en Alemania, pero Suiza es muy bonita. Además mis tíos fueron emigrantes en Suiza hasta hace 30 años y supongo que guardé todas esas bonitas historias en el subconsciente.
– ¿Qué haces en Suiza?
– Vivo con una familia como aupair, pero además de eso trabajo como babysitter para otras tres familias. Hay meses que he llegado a trabajar incluso 12 horas al día en total, incluyendo los fines de semana. Aquí todo el mundo necesita niñera. Además de eso estudio alemán y formo parte del movimiento Marea Granate, ayudamos y luchamos desde todas partes contra las injusticias que afectan a los emigrantes españoles.
– ¿Cómo fueron tus primeros días allí?
– Los recuerdo tristes, pero no me costó mucho adaptarme. Llegar a un país donde no entiendes nada el idioma… da un poco de miedo. Los primeros días, trabajando con niños que no te entienden y a los que tú no entiendes, me frustraron muchísimo, hasta que me hice con el control. Y tampoco podía evadirme si no era yendo sola a conocer la ciudad.
– ¿Cuál era tu nivel de idiomas al llegar?
– Tenía buena base de inglés y francés, pero mi nivel de alemán, que es el idioma que se habla aquí, era nulo. A los dos meses ya hablaba bastante, en su mayor parte gracias a los niños con los que trabajo. Tuve que esforzarme mucho para entendernos.
– ¿Cuál es tu balance de la experiencia?
– No me arrepiento de haber venido. Conocer Suiza me ha hecho ver de otra forma mi tierra y las diferencias culturales, ver el camino que aún nos falta por recorrer en algunos aspectos, y lo adelantados que estamos en otros.
– ¿Cuáles son, a tu parecer, los pros y contras de vivir en el extranjero?
– El clima y la familia son el gran contra de vivir en el extranjero, siempre los echas de menos. Y el gran inconveniente de vivir en el extranjero es que hagas lo que hagas por integrante en el país, nunca dejas de sentirte como un ciudadano de segunda.
¿Los pros? Que es una gran lección de la vida. Aprendes a adaptarte, en general, a todo: culturas de todo tipo (porque aquí conviven personas de todos los países), a hablar muchos idiomas al día, a probar comidas que nunca imaginarías… la naturaleza que me rodea, la limpieza del aire (siendo de Huelva, esto lo valoro más si cabe) y, bueno, vivir aquí al menos te permite ahorrar y poder plantearte un futuro.
– ¿Has hecho mucho amigos en Zürich?
– Muchísimos, de todas las nacionalidades, pero sobre todo españoles. Incluso formamos parte del movimiento Marea Granate Zürich, concienciando a la población sobre las crisis migratorias y de integración que existen en la actualidad. Siempre nos dicen: «no te vayas con los españoles, que no aprenderás nada de alemán». Pero cuando estás lejos de casa, es inevitable.
– ¿Como es un día cualquiera de tu vida ahora?
– Nos levantamos a las seis de la mañana. Desayunamos y preparo a los niños para el colegio. Vuelvo a casa y antes paro en el supermercado para hacer algunas compras. Luego me voy al pueblo de al lado a cuidar de otros niños italianos hasta las cinco de la tarde. Vuelvo a Zürich y recojo a los niños con los que vivo y los llevo a casa para darles la cena (sobre las seis de la tarde). A las ocho me voy a clases de alemán y después solemos ir a tomarnos unas cervezas, o a cantar en el karaoke.
– ¿Y qué haces en tu tiempo libre?
– De todo. Siempre es buena fecha para un café o una cerveza. En verano vamos de excursión, al lago a nadar o hacemos picnic por las tardes después de trabajar… En invierno, esquiar, patinar sobre hielo, ver partidos de hockey, dar clases de baile, ir la cine, y bueno, muchos fines de semanas en Marea Granate organizamos conferencias y proyectamos documentales.
– ¿Te has marcado algún nuevo objetivo o reto?
– Mi objetivo principal era ahorrar aquí y volver a España para poder seguir estudiando. Luego me informé y resulta que aquí es más barato estudiar… Realmente aún tengo mucho que pensar y replantear, pero me gustaría poder volver algún día.
– ¿Qué piensa tu familia y amigos de tu aventura?
– Que estoy loca jaja. No sé, creo que están orgullosos.
– ¿Recomiendas a todo el mundo que viva un tiempo fuera de España? ¿Por qué?
– Bueno, yo hubiera preferido encontrar una vida en España, pero sí es cierto que a todo el mundo le viene bien vivir un tiempo fuera para darse cuenta de lo que tiene dentro, tanto lo bueno como lo malo, y comparar. Además es una buena cura contra el racismo, porque vives en tu pellejo el ser tratado como un estereotipo cultural, o peor aún, como nosotros tratábamos a los inmigrantes en España.
– Algo que desees decir a tus paisanos….
– Me gustaría decirles dos cosas. Por un lado, que cuando alguien diga algo negativo sobre los refugiados, o sobre los inmigrantes, pensad que nosotros también fuimos refugiados, y somos inmigrantes en otros países. No dejéis que se siembre el odio al diferente, porque puede que en otros paises alguien nos esté discriminando a nosotros también sin razón. Y en segundo lugar, decir que es hora de empezar a proteger los espacios públicos, que también son nuestros, de todos. Los bosques, la plaza, los parques, los ríos y la ría. Ojalá algún día podamos respirar el mismo aire que aquí.