Rosa Mora. Huelva, Sevilla, Nueva York, Yinchang, y vuelta a la ‘Gran Manzana’. Hablamos con Salva G. Barranco, onubense de 28 años licenciado en Periodismo por la Universidad Hispalense, y residente desde 2014 en la metrópoli más poblada de Estados Unidos. Durante la entrevista concedida Huelva Buenas Noticias, el joven escritor recuerda la comparación que una de sus profesoras realizó asemejando Nueva York a la antigua Roma, “una ciudad de tránsito, de flujos migratorios, de negocios y creaciones, de gente que entra y sale, y que no se queda quieta”. Una visión que parece compartir el propio Salva puesto que, según nos cuenta, “a veces me cuesta adaptarme a la velocidad y a la locura de Nueva York: es una ciudad que no para y que te exige que tú tampoco te pares. Para estar bien en Nueva York es necesario estar muy activo, enredarse en sus actividades, acoplarte a sus ritmos”.
El periodista, que actualmente realiza un doctorado en literatura hispánica en The Graduate Center, en CUNY, la universidad pública neoyorquina, es autor Ensayos del dolor propio (Contraescritura, 2015), «un libro experimental, que no es ni un poemario ni una novela ni una autobiografía ni un libro de ensayos ni un diario, pero a la vez tiene un poco de cada cosa, y que temáticamente es diverso, pues trata temas como el amor, la familia, la enfermedad o la reflexión sobre la escritura». En cuanto a la posibilidad de volver a publicar, «me apetece mucho escribir una novela», asegura, pero matiza que «tal vez tenga que esperar a que se escriba primero la tesis doctoral».
Aunque le gustaría volver a España en algún momento, confiesa que aún no tiene prisas. «Todo a su tiempo. Ahora quiero aprovechar la oportunidad que tengo en Nueva York». Hablamos con Salva G. Barranco sobre su experiencia en Estados Unidos.
– ¿Por qué Nueva York?
– Nueva York, por una suma de azares. Mientras estudiaba Periodismo en la Universidad de Sevilla no me hubiese creído que iba a vivir en Nueva York tanto tiempo. Era una ciudad que no me llamaba la atención especialmente y que, sin embargo, me atrajo una vez (entre 2010 y 2012, cuando estudié un máster de escritura en New York University, con la ayuda de una beca Talentia) y luego otra, pues regresé hace un año y medio para empezar mi doctorado en literatura hispánica en The Graduate Center, en CUNY (la universidad pública de Nueva York). Allí encontré las oportunidades para seguir formándome en lo que realmente me gusta y que, todo sea dicho, no me dio la universidad española. Allí también aprendí que tras la imagen superficial que a veces proyecta Nueva York, hay una ciudad con un ambiente cultural vivísimo y una población muy diversa e interesante. El azar siempre fue acompañado de mucho trabajo por mi parte, por supuesto.
– Acumulas ya varias experiencias en el extranjero. Tras cursar el máster de Escritura Creativa en NYU, residiste en China, ¿Cómo llegó aquella oportunidad?
– En 2012, al terminar el máster regresé a Huelva, donde constaté lo que intuía, que no había casi oportunidades laborales. Supe que la Universidad de Huelva estaba buscando a algún estudiante que sirviera de enlace con la Universidad de las Tres Gargantas en Yichang (China), para ayudar a implantar el Departamento de Español y para tratar de llevar a cabo programas de cooperación y colaboración entre ambas instituciones. Mi primera reacción ante la oferta fue de rechazo: lo cierto que es que me daba reparo irme a vivir a China sin conocer el idioma, pensando además que el choque cultural sería muy fuerte. Sin embargo, alentado por los consejos de familiares y amigos, acepté el cargo. ¡Y menos mal! Fue una experiencia maravillosa. Vivir allí me ayudó a entender que, pese a pequeñas diferencias culturales, las personas en todo el mundo tienen algo en común: la búsqueda de la felicidad. Todos aspiramos a ser felices y eso nos hace más parecidos de lo que a veces pensamos.
– ¿Con qué te quedas de tu estancia en un país tan diferente a España?
– Con la estancia china me quedo con casi todo: la gente que conocí, amabilísima y alegre; los estudiantes que tuve; los lugares que conocí; la comida (que aún hoy me hace la boca agua cuando la recuerdo); la experiencia de vivir solo (que ahora echo de menos en Nueva York)… Me quedo con la experiencia completa, porque aunque hubo ratos no tan buenos, todo me hizo aprender y me hizo, creo, mejor persona.
– Y volviendo a Nueva York, ¿llevabas alguna idea preconcebida de cómo sería tu vida allí? ¿Se están cumpliendo esas expectativas?
– Con Nueva York tengo una relación constante de amor-odio. Creo que es bastante común. Es una ciudad muy intensa y muy potente, y eso a veces es bueno y a veces no tanto. La suerte que tengo es que mi universidad (The Graduate Center, CUNY) es un centro fantástico, con profesores y estudiantes extraordinarios, clases muy interesantes, un ambiente de altura intelectual y al mismo tiempo amistoso y familiar. Así que estoy disfrutando mucho de lo que hago allí, tengo buenos amigos y estoy aprendiendo mucho.
– ¿Qué es lo que más te ha sorprendido la ciudad?
– Me sorprende que en tan poco espacio conviva tantísima gente tan diferente entre sí. Aun hoy, después de varios años viviendo allí, me sorprende que una ciudad así consiga mantener el equilibrio, el orden. También me sorprende que sea una ciudad que atraiga a tanta gente, que sea una especie de ciudad-imán a la que muchas personas quieren ir buscando cosas diferentes. Una vez una profesora la comparó con la antigua Roma: una ciudad de tránsito, de flujos migratorios, de negocios y creaciones, de gente que entra y sale, y que no se queda quieta.
– ¿Algún aspecto al que te esté costando adaptarte?
– A veces me cuesta adaptarme a la velocidad y a la locura de Nueva York: es una ciudad que no para y que te exige que tú tampoco te pares. Para estar bien en Nueva York es necesario estar muy activo, enredarse en sus actividades, acoplarte a sus ritmos. A mí algunas veces me entran ganas de ralentizar el ritmo de vida y de tener un poco más de tranquilidad. Pero bueno, para eso están las vacaciones, supongo.
– ¿Y los neoyorkinos? ¿Algún rasgo que los caracterice?
– No. No sé. Lo interesante de los “neoyorkinos” es que son puertorriqueños, pakistaníes, griegos, chinos, haitianos… Lo que caracteriza a la gente de Nueva York es, tal vez, ser cómplices de un modo de vida particular. Es difícil hacer un “retrato robot” de la gente de allí.
– En lo que se refiere a tu doctorado, ¿En qué punto se encuentran tus estudios?
– El doctorado en Estados Unidos se plantea de otra manera distinta al modelo español. Es más largo (unos cinco o seis años) y más completo: primero, hay que tomar clases especializadas en función de tus intereses (yo estoy terminando esta fase), y después preparar exámenes muy exigentes en los que hay que probar un conocimiento exhaustivo de tu especialidad; después de eso, se plantea un tema de tesis y se trabaja en su redacción. Yo estoy especializándome en literatura hispánica contemporánea, atendiendo sobre todo a temas relacionados con el relato autobiográfico y sus posibilidades expresivas y creativas. También estoy estudiando un diploma en estudios fílmicos, porque el cine siempre me ha encantado y quiero aumentar mis conocimientos sobre el tema.
– ¿Por qué tu interés por especializarte en esas cuestiones?
– Siempre me han gustado la literatura y el cine, y aspiro a poder trabajar en algo relacionado con estas pasiones, tal vez como profesor universitario. En esa dirección estoy poniendo mis energías y mis esfuerzos.
– Cuéntanos, ¿cómo es tu día a día?
– No tengo muchas horas de clases, pero sí tengo que dedicar mucho tiempo a preparar los materiales que van a discutirse en el aula, así que paso muchas horas en la biblioteca, leyendo y pensando. También doy clases de español en la universidad: es algo de lo que estoy aprendiendo bastante. Además, soy representante de estudiantes y dedico algún tiempo a esas tareas. Por último, preparo artículos y participaciones en congresos y conferencias. El doctorado es bastante absorbente, pero para mí es algo positivo, porque me encanta todo lo relacionado al estudio y a la investigación.
– ¿Y en tus ratos libres?
– Ratos libres hay pocos, aunque siempre me reservo algo de tiempo y de dinero para darme algún capricho: ir a la ópera, al cine, al teatro, a algún concierto, a visitar alguna exposición o a comer algo rico con los amigos. Hay que aprovechar la vida cultural de Nueva York.
-¿Qué balance haces de tu experiencia hasta el momento en Nueva York?
– Mi balance positivo tiene que ver más con lo que estoy haciendo que con donde lo estoy haciendo. Me encanta mi trabajo, y eso hace que la experiencia sea en términos generales muy buena.
– Cuentas ya con una obra publicada, ‘Ensayos del dolor propio’. ¿Tienes en mente una próxima publicación?
– Ahora debo dedicar mi tiempo y mi escritura a otros menesteres. Pero la escritura creativa volverá, lo sé. No sé cuándo. Pero me apetece mucho escribir una novela. Tal vez tenga que esperar a que se escriba primero la tesis doctoral.
– ¿Cuáles son tus planes de futuro? ¿Te gustaría volver a España?
Sí. Me gustaría volver en algún momento. Aunque sin prisas. Todo a su tiempo. Ahora quiero aprovechar la oportunidad que tengo en Nueva York. Pero no me imagino viviendo por mucho más tiempo en Estados Unidos, me siento más unido a la cultura española e, incluso de manera más general, a la europea. Pero la idea de regresar está en el horizonte, sí.
– ¿Y Huelva? ¿Echas de menos tu ciudad?
– No la echo de menos porque voy mucho a Huelva (en verano y en navidad). Echo de menos a mi familia y a mis amigos, aunque la mayoría de mis amigos tampoco viven en Huelva ya. También echo de menos el mar. Pero bueno, a veces “echar de menos” un poco también puede ser sano.
– ¿Qué mensaje mandarías a los onubenses?
– Lo mismo que me diría a mí mismo: no dejes que el miedo o la melancolía ocupen espacio en tu vida, no renuncies a conseguir lo que quieres, dedica tiempo a hacer lo que te gusta, escucha los consejos de los que te quieren, y viaja si puedes, aunque no sea muy lejos: es importante recordar que no somos el ombligo del mundo y que en todas partes hay personas interesantes y lugares hermosos.
2 comentarios en «El periodista y escritor Salva G. Barranco nos cuenta su experiencia en Nueva York donde se especializa en literatura hispánica»
¡Qué chico tan increíblemente inteligente y adorable!
Tocado con una varita mágica eres increible y adorable.