Rosa Mora. “Una tradición dice que en esta ermita está sepultado D. Rodrigo, último rey visigodo. Decía una lápida de mármol desaparecida: Hic requiesctie Rudericus rex gothorum”. Así reza en el pavimento cerámico del alpende de entrada al santuario de Santa María de España, donde recibe culto Nuestra Señora de España, imagen muy venerada en la localidad onubense de Beas. Lejos de emplazarse, sin embargo, en término municipal beasino, la ermita se ubica a orillas del río Odiel, frente al santuario de Nuestra Señora de La Coronada, en una pedanía del pueblo de Calañas.
Un sin fin de leyendas han circulado alrededor de diferentes pasajes de la vida de Don Rodrigo, último rey de los godos que, según documentos históricos, reinó en la península ibérica del 710 al 711. Fue precisamente el hecho de no encontrarse su cuerpo –se encontró su caballo saeteado- tras la batalla de Guadalete librada cerca de Cádiz en el año 711 -en la que fue derrotado ante los musulmanes-, lo que ha dado pie a leyendas que apuntan a diferentes teorías sobre la suerte que corrió después de la contienda que puso fin al reinado visigodo. Entre el 19 y el 26 de julio del 711, se enfrentaron en el río Guadalete los ejércitos del reino Visigodo de Hispania con el rey Rodrigo al frente, y un ejército de árabes y bereberes a las órdenes de Táriq Ibn Ziyad. La derrota del rey godo desencadenó la conquista musulmana de casi todo el territorio península ibérica.
En este artículo nos detendremos en la leyenda que vincula al rey Rodrigo con el santuario de Santa María de España, en Sotiel Coronada, para ello tomamos como referencia el artículo publicado por el historiador beasino Diego Lorenzo Becerril en el año 2012 con motivo de la conmemoración del 300 aniversario de la primera venida de la imagen de Santa María de España desde su santuario en Sotiel Coronada, hasta la parroquia de San Bartolomé en Beas.
“Aquel hecho tuvo lugar al comienzo de la lluviosa primavera del año mil setecientos doce, el lunes once de abril. Los responsables de la parroquia de San Bartolomé, encabezados por su cura más antiguo, Antonio García Serrano, consideraron conveniente dejar testimonio de este hecho extraordinario “ad perpetuam rei memoriam et ad maiorem Dei gloriam”, es decir, para perpetuar su recuerdo entre los vecinos del lugar y para la mayor gloria de Dios. Rodrigo Tinoco y Alonso Martín Villarrasa, alcaldes pedáneos del lugar, decretaron que se dejase constancia escrita de este hecho en los documentos municipales. El responsable de la narración sería Cristóbal Rodríguez Pimpollo, el escribano público del lugar, la persona que por oficio estaba capacitada para dar fe del hecho acontecido. A él se le encomendó en el mandato promulgado por las autoridades municipales que lo narrase con “especificación de todas las circunstancias que se apreciaren convenientes”, explica en su artículo el historiador onubense, al tiempo que apunta que los documentos originales que narran el traslado de Santa María de España se conservan en el Archivo Municipal de Beas.
“En el análisis –añade- de los dos documentos que nos refieren el acontecimiento, llama la atención, en primer lugar, la referencia a la propia imagen de la Virgen, a la que se califica con el superlativo de “antiquísima”. Para reforzar el carácter antiguo e histórico de la talla y de su santuario, así como de la veneración de la Virgen, en el cuerpo del texto documental del edicto se recoge “la tradición que de oídas… afirma que esta ermita estaba fundada mucho antes de la pérdida de España por el rey Don Rodrigo… y que este godo rey, viniendo fugitivo de Sevilla, y estando próximo a la muerte, se mandó embalsamar y depositar en un pilar de uno de los arcos de dicha ermita”.
Tal y como explica Diego Lorenzo Becerril, se recoge en el documento la conocida leyenda que vincula el santuario con el rey visigodo de Hispania. “Los responsables de nuestra particular crónica decidieron incluir este relato en la misma para reforzar la antigüedad de la veneración a la Virgen en estas tierras, con la advocación de Santa María de España, situándola, incluso, antes del dominio musulmán en la península Ibérica”.
La que aquí recogemos es tan sólo una leyenda entre muchas otras, existiendo crónicas que aseguran que tras la batalla de Guadalete el rey Rodrigo acabó sus días en Salamanca, o que sus restos mortales yacen en territorio portugués. Así, el misterio de su muerte continúa vigente hasta nuestros días.
1 comentario en «La leyenda que vincula al último rey visigodo Don Rodrigo con el santuario onubense de Santa María de España»
Bueno también Rodrigo está vinculado a la Sierra de Aracena, a principios del Siglo XX los Dalp, futuros marqueses de Aracena, y otros serranos decubren su supuesta tumba en el Valle de Los Lozanos, llegan a la conclusión, ignoro cómo, de que se por un lado en el Santuario se encuentran dos enterramientos «hispanicos» por una supuesta inscripción funeraria que cubre el túmulo,personajes separados en la historia que comparten un mismo Santuario Rodrigo y Viriato…esta historia aparece recogida en una pequeña y casi desconocida publicación que trata el suceso, revista «La Exposición».