Rosa Mora. Sabe lo que es convivir con otras culturas desde bien joven. De familia serrana -su madre es de Almonaster la Real y su padre del municipio de Aroche- Natalia Sancha residió hasta cumplir los diez años en Argelia, país del Magreb al que se trasladaron por motivos laborales. A su regreso a España, nos cuenta la onubense, Madrid se convirtió en su lugar de residencia, ciudad en la que se formó académicamente, licenciándose en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense. Actualmente vive en Beirut, capital de Líbano, una ciudad a la que llegó hace ya ocho años. Desde allí, la hoy colaboradora del diario El País, ha atendido a Huelva Buenas Noticias.
A pesar de que prácticamente no ha residido en Huelva, su vinculación con la provincia continúa siendo muy estrecha. Sus visitas a España, reconoce, siempre pasan por este rincón del sur. En la capital onubense reside gran parte de su familia, y son muchos los recuerdos y amigos que aún guarda y conserva de sus estancias en el municipio costero de El Portil.
Licenciada por la Universidad Complutense de Madrid, y Máster en Relaciones Internacionales por el Instituto de Estudios Políticos de París, Natalia Sancha cuenta en su currículo además con el Máster en Estudios Árabes y Ciencias Políticas por la Universidad de Georgetown, en Washington DC, becada por la Comisión Fulbright. Una formación académica -esta última- que le brindó la posibilidad de aterrizar en Líbano, ciudad que se ha convertido en su hogar desde el año 2008 colaborando desde entonces con medios como El País, Egypt Independent, Afkar/Ideas, Política Exterior, Jadaliyya y Esglobal. Hasta el pasado año ejercía además como delegada de la ONG Cives Mundi. Con anterioridad a su llegada a Líbano, la onubense trabajó como analista en think tanks nacionales como Fundación Alternativas o Real Instituto Elcano.
La onubense describe Líbano como el estado de la contradicción. “Yo siempre digo que es un país con los precios de París pero los servicios de Somalia”, nos cuenta Natalia. “Es una ciudad muy cara –añade- con infraestructuras muy básicas. Todos los días tengo un corte de electricidad de mínimo tres horas, un tiempo en el que te tienes que ir a un café a trabajar”. Un país sin presidente del Gobierno desde hace 21 meses. Tal y como ella explica, “desde que el acuerdo de Taez pusiera fin a tres lustros de guerra civil, en Líbano el presidente ha de ser cristiano, el primer ministro musulmán suní y el portavoz del Parlamento, musulmán chií”.
Desde su llegada a Beirut en 2008, Natalia Sancha ha cubierto para medios internacionales asuntos relacionados con los conflictos en Oriente Medio -con especial incidencia en países como Líbano, Siria, Egipto y Yemen- así como la crisis de los refugiados. Precisamente nos confiesa que una de las historias que más le ha marcado ha sido el ser testigo de la llegada de refugiados sirios a la isla griega de Lesbos. “Ha sido emocionalmente la más impactante y, mentalmente, la más agotadora. Para ellos llegar a Europa es el final del camino. Ver cómo niños, mujeres estallan en llanto…”.
En relación al conflicto sirio, Sancha es coautora del libro Siria. La primavera marchita, coordinado por el periodista Antonio Pampliega, secuestrado desde el mes de julio junto al también coautor de la publicación, José Manuel López, y el periodista español Ángel Sastre. Un libro en el que Sancha participa cubriendo la parte del Gobierno sirio –zona de imposible acceso para gran parte de profesionales extranjeros que entraron previamente en la parte rebelde-.
Personalmente, la politóloga siente predilección por contar las vivencias de las mujeres en el mundo árabe. “Hay un gran estigma y prejuicio sobre el velo y la mujer velada, que no se corresponde con la gran variedad de mujeres que existen en Oriente Medio, ya no sólo por la diversidad cultural sino también por las diferentes formas de vida que caracterizan el día a día en las ciudades o en el mundo rural”. Como aspiración personal nos confiesa que le encantaría elaborar un proyecto fotográfico en el que el Kurdistán iraní y las mujeres combatientes aparezcan como protagonistas, “un asunto que ya se ha cubierto, pero que como tema personal me apetece”, señala Sancha.
En relación a su futuro más próximo, como periodista especializada en mundo árabe, la onubense reconoce tener “casi un compromiso» con seguir cubriendo la información relativa a Siria”. En cuanto a Líbano, Natalia Sancha asegura sentirse cómoda e integrada en el país. “Me encanta el caos, no soy amiga de la rutina. Y, como he dicho, Beirut es una capital de contrastes, una ciudad en la que puedes estar en un bar con chicas en minifaldas y tops y, en media hora, trasladarte a un lugar donde las mujeres portan el chador iraní. La multiconfesionalidad hace que en Líbano haya una riqueza tremenda, existente en pocos lugares del mundo”.