A.R.E. El Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla acoge en sus instalaciones desde el pasado 3 de diciembre la exposición ‘Vestidos para danzar. Fiesta y devoción en la provincia de Huelva’, una muestra que podrá contemplarse hasta el 6 de marzo en la capital hispalense y cuya finalidad es difundir y poner en valor los aspectos materiales e inmateriales que conforman las danzas rituales de algunos pueblos del Andévalo y la Sierra onubenses. Una iniciativa que partió del propio Museo de Artes y Costumbres Populares, que entendió la necesidad de seguir acercando a la ciudadanía, la riqueza y diversidad del patrimonio cultural andaluz.
El especialista Aniceto Delgado es el comisario de esta exposición temporal, que gira en torno al desconocimiento y la riqueza del patrimonio etnológico de la provincia de Huelva. La muestra «tiene como principal objetivo el conocimiento de diferentes fiestas de la provincia de Huelva a través de un elemento escasamente conocido y que en este territorio juega un papel protagonista, nos referimos a las danzas«, manifiesta Delgado.
Entre los diferentes elementos que componen estas danzas, destaca la indumentaria, tanto por su riqueza y diversidad, como por ser un elemento distintivo de los diferentes grupos y de los miembros que conforman el mismo. La recuperación de algunos de estos trajes en el contexto festivo, así como la uniformización de los grupos, constituyen parte de una realidad que ha ido transformando la manera de presentarse de las danzas existentes, según apunta el experto.
Por ello, por ser el aspecto más corpóreo de las danzas rituales, la exposición se centra en la indumentaria, pudiendo contemplar los visitantes un total de 21 trajes correspondientes a las danzas de 15 municipios de la provincia onubense, en concreto de Alosno, Cabezas Rubias, Cumbres Mayores, El Almendro y Villanueva de los Castillejos, El Cerro de Andévalo, Encinasola, Hinojales, Paymogo, Puebla de Guzmán, San Bartolomé de la Torre, San Telmo, Sanlúcar de Guadiana, Villablanca y Villanueva de las Cruces. Ello sin dejar de lado otros elementos como la música, sugerida mediante la colocación de instrumentos musicales en la muestra, como la gaita y el tamboril, o las mudanzas, que se enseñan mediante dispositivos audiovisuales.
Como pone de relieve Aniceto Delgado, uno de los aspectos relevantes de esta exposición es unir en un mismo espacio los trajes de todos los grupos de danza de la provincia de Huelva, así como la contextualiación de los procesos rituales en los que éstas se insertan. En este sentido adquieren valor junto a la parte material, estando la inmaterialidad presente en las fotografías y vídeos, elementos que ayudan al visitante a entender la vinculación entra danza y fiesta.
Otro aspecto interesante de ‘Vestidos para danzar’ es la posibilidad de observar la relevancia de estas expresiones culturales en la provincia de Huelva, cuyo desconocimiento suele ser elevado. Así pues, esta exposición se convierte en un magnífico escaparate para el conjunto de rituales que se pueden encontrar y disfrutar en territorio onubense. En esta línea, Delgado pone de manifiesto que resultó muy interesante la participación de los grupos de danza de Encinasola, El Cerro de Andévalo y Puebla de Guzmán en el marco del Museo el día de la apertura de la muestra: «el sonido del pandero cuadrado o la gaita y el tamboril en el patio del museo, ha sido una experiencia muy valorada, tanto para los propios grupos como para los que les acompañaron».
Los elementos seleccionados para integrar esta exposición proceden de los propios fondos del Museo – los trajes han seguido un cuidadoso proceso de restauración y acondicionamiento para su uso en la muestra- y también de cesiones realizadas por los grupos de danza, hermandades, ayuntamientos y otras instituciones. En relación a esto último, el comisario apunta que «podemos encontrar aspectos que nos llevan a una reflexión sobre la importancia de este tipo de materiales, puesto que hay trajes en el Museo de principios del siglo XX que se diferencian de las prendas utilizadas en la actualidad, un ejemplo de ello lo constituye por ejemplo el sombrero que usan la mayordoma en la romería de San Benito en El Cerro de Andévalo«.
Por otro lado, como destaca Delgado, «la creación en las últimas décadas de nuevos grupos de danza, así como la recuperación de algunas desaparecidas, manifiestan la relevancia de una expresión cultural que incide en la importancia de los contextos festivos en los que se encuentran, así como en el significado que adquiere para las poblaciones que les dan vida».
Como elemento cultural vivo, las danzas rituales forman parte del pasado, pero también del presente. La aparición de nuevos contextos favorecidos por el dinamismo de estos elementos culturales ha producido un nuevo marco dentro del cual estas expresiones han experimentado cambios en sus funciones y significados. La vinculación de la danza con los rituales festivos y su carácter devocional, la relación con los sistemas organizativos (hermandades, mayordomías asociaciones), la riqueza de sus músicas e indumentaria, y otros muchos aspectos, reflejan la importancia de unas expresiones culturales que van más allá de sus aspectos formales y singulares.
Cabe destacar que la muestra está teniendo muy buena aceptación por parte del público y ha despertado gran interés al permitir conocer en profundidad estas fiestas de los pueblos onubenses, sus vestidos y sus bailes. Asimismo, son muchas las personas que han pasado por el Museo por su vinculación con los municipios en los cuales se conservan las danzas.
Finalmente, el comisario de la exposición anima a los onubenses a pasarse por el Museo de Artes y Costumbres Populares para contemplar lo que ha calificado como «un magnífico regalo, tanto para la ciudad de Sevilla, como para la provincia de Huelva y el resto de Andalucía». Quienes la visiten tendrán la posibilidad de conocer las distintas danzas rituales onubenses en un solo espacio, el cual constituye un escaparate para difundir los valores de estas expresiones y la importancia que tienen como símbolos que definen y representan a las localidades en donde se encuentran.
«Estamos, por tanto, ante un marco expositivo donde la tradición y el patrimonio se convierten en el hilo conductor de una indumentaria que refleja la riqueza y diversidad de una provincia, escasamente valorada. Las danzas y los rituales en los que se insertan no son solamente reflejos de un pasado, sino que constituyen la manera en como nuestra provincia se define y muestra desde el presente», concluye Delgado.