Mari Paz Díaz. Carmen Márquez Vázquez es trabajadora social por vocación, tanto que, desde hace casi veinte años, su trayectoria profesional ha estado casi siempre orientada a la intervención social con distintos colectivos. Entre otros empleos, ha trabajado desde el Instituto Andaluz de la Mujer con mujeres víctimas de violencia, con personas inmigrantes desde la Diputación Provincial, con personas con discapacidad desde la Delegación de Bienestar Social y, finalmente, desde la Delegación de Educación de la Junta de Andalucía, con alumnado con fracaso y absentismo escolar.
Fueron precisamente estas tareas las que le hizo tomar conciencia de la importancia que la formación continua tiene para los profesionales de la intervención social. Por este motivo, en el año 2006, decidió regresar a la universidad para completar sus estudios con un Máster en Género y, posteriormente, en 2010, comenzar un Doctorado Europeo. Una tarea de aprendizaje continuo a la que se unió también su labor como profesora, primero en la Facultad de Trabajo Social de Huelva y, posteriormente, en la Universidad Pablo de Olavide en Sevilla. Así que, «con el tiempo me he convertido en una trabajadora social apasionada por la docencia y la investigación social», nos comenta.
Fruto de estos estudios surgió su tesis doctoral, que, con el título de ‘El fracaso escolar en la Educación Secundaria de Huelva’, se presentó en octubre de 2014 en la Onubense, obteniendo una calificación de Sobresaliente Cum Laude por unanimidad. Un estudio dirigido por la Dra. Estrella Gualda Caballero, además de contar con la colaboración de otros investigadores, como el Dr. Michel Grossetti y la Dra. Ainhoa de Federico, de la Universidad de Toulouse (Francia), donde la autora realizó diversas estancias pre-doctorales, lo que le aportó una visión multidisciplinar muy positiva.
Un trabajo de investigación que se ha basado en las trayectorias educativas de 206 alumnos/as de la provincia de Huelva que cursaban estudios de ESO, haciendo especial hincapié en la observación de dos de las problemáticas educativas más urgentes y relevantes del sistema educativo obligatorio: el fracaso y el absentismo escolar. Además, Carmen se ha fijado detenidamente, a través del análisis de redes sociales, en las relaciones que establece el alumnado en función de su rendimiento académico con sus iguales, dentro de sus grupos escolares.
El resultado es una interesante investigación que podría contribuir a mejorar el rendimiento educativo de los estudiantes de Secundaria, ya que son múltiples los factores analizados por Carmen Márquez, constatándose con ello «el carácter multidisciplinar del éxito o fracaso educativo».
En líneas generales, esta investigadora ha observado que «el rendimiento académico está influenciado por multitud de elementos que interaccionan entre sí y que, de alguna manera, influyen en él. La motivación y expectativas propias del alumnado parecen ser elementos claves. Por ejemplo, un alumno/a cuya aspiración educativa se centra en la obtención del título de ESO suele presentar un rendimiento educativo más bajo que el alumno/a que aspira a obtener un título universitario. A su vez, esta aspiración educativa también influye en el tiempo que el alumnado dedica a los estudios y en la intención de abandonar los estudios sin concluirlos».
«Por otra parte, y en contra de una antigua creencia al respecto, en mi tesis he podido observar cómo el nivel socioeducativo de los padres no se asocia al rendimiento de sus hijos/as, es decir, presentan fracaso educativo, en igual medida, estudiantes cuyos padres tienen estudios primarios que aquellos cuyos padres tienen estudios universitarios, en cambio, la implicación de los padres/madres en los procesos educativos de sus hijos -ayuda en las tareas para casa, seguimiento de los resultados, etcétera- son elementos claves que mejoran los resultados de los estudiantes», asegura Márquez.
En este aspecto, para esta Doctora, la organización escolar parece tener un peso ineludible en el rendimiento del alumno, «hasta tal punto de que en mi investigación puede observarse cómo la repetición de curso se sucede y más de la mitad del alumnado que repite una vez, repite una segunda y tercera vez… Es decir, nos estaríamos refiriendo a lo que PISA ya recoge en sus últimos informes como “la ineficacia de la repetición escolar”. En nuestros centros escolares aun se observan prácticas obsoletas que han demostrado hace tiempo sus efectos negativos pero que se repiten hoy en día. Así por ejemplo, se observa cómo en muchos de los centros encuestados se sigue dando la agrupación del alumnado en función de su rendimiento escolar, es decir, se separa el alumnado considerado “bueno” del alumnado considerado “malo”, segregándose a este grupo y perpetuando su situación de desventaja educativa. De igual manera, se observa cómo la elección de grupo por parte del profesorado se sigue haciendo, en muchos casos, en función de su antigüedad, de forma que el profesorado con experiencia suele elegir grupos con mejor rendimiento educativo, debiendo hacerse cargo el profesorado más inexperto de grupos educativos con mayores dificultades de aprendizaje«.
Otra de las conclusiones de interés de este trabajo se refiere al absentismo escolar, donde se encuentra por ejemplo el llamado absentismo invisible, es decir, un absentismo que el profesorado y/o equipos directivos de algunos centros no registran ni ponen en conocimiento de la inspección educativa. Asimismo, Carmen afirma que «la mayor parte del alumnado absentista no se reconoce como tal, observándose además notables diferencias de género, en lo relativo a las conductas absentistas, entre alumnos de origen extranjero en nuestro sistema educativo. En el caso de las chicas, la mayor parte de origen extranjero, se ausentan del centro para quedarse en casa para realizar algún tipo de tareas domésticas o cuidado de otros. En cambio, en el caso de los chicos, ya sean de origen extranjero o español permanecen en el domicilio o en las zonas comunes de su localidad “sin hacer nada” durante su tiempo de ausencia al centro».
Con respecto a este problema, en este estudio también se ha observado que la mayor parte del alumnado absentista se muestra desmotivado y desencantado con un sistema educativo que le obliga a seguir una trayectoria escolar que no le es atractiva, manifestando de esta forma su deseo de continuar estudiando, pero también la necesidad de contar con una oferta educativa más adaptada y flexible a las capacidades de todo el alumnado.
En último lugar, «he podido analizar tres tipos de relaciones entre el alumnado de un mismo grupo educativo: las relaciones de apoyo emocional, las relaciones para el estudio y las relaciones para compartir ocio. La primera conclusión es que, normalmente, los alumnos/as no estudian juntos y suelen buscarse más para compartir espacios de ocio y diversión. Este hecho parece estar relacionado con el rendimiento del alumnado y en mi trabajo he observado dos modelos de agrupación entre los estudiantes. Un primer modelo, en el que el alumnado se relacionada entre sí en subgrupos muy cohesionados y cerrados, en los que comparten confidencias, estudio y ocio, pero en los que se evidencia claramente una separación entre el alumnado con éxito y el alumnado con fracaso y/o absentismo escolar. Y un segundo modelo, en el que todos sus miembros se conocen pero no mantienen una vinculación fuerte ellos/as y donde las relaciones son más horizontales y fluidas. En estos grupos, se detecta una tasa de promoción escolar mayor que en el primer modelo. Es decir, hallamos más alumnos/as con éxito educativo en los grupos más democráticos y horizontales, donde existen menos subgrupos cerrados y donde el estudio es una tarea que se lleva a cabo solo/a o en familia».
Un tema, por tanto, que se encuentra de plena actualidad, por cuando «la educación nos forma como personas y ciudadanos. En nuestro caso, y dados los preocupantes indicadores de fracaso y de abandono que España ha presentado en las últimas evaluaciones realizadas por la OCDE, más aun». Por este motivo, Carmen Márquez está trabajando para publicar varios artículos de este trabajo en ediciones de carácter científico. Además, «mi idea es seguir investigando en educación inclusiva».
Son las conclusiones de un trabajo doctoral que fue reconocido por un tribunal formado por el Dr. Juan Carlos González Faraco de la UHU, como presidente del tribunal; el Dr. Francisco Checa Olmos de la Universidad de Almería; y el Dr. Joao Phillipe Marqués de la Universidad de Faro.
Con todo ello, Carmen Márquez Vázquez anima a los universitarios onubenses a que «se apasionen por lo que hacen y que sean los mejores profesionales que puedan llegar a ser, que se comprometan con ellos mismos y con la sociedad en la que viven y no olviden que la formación es un proceso continuo, para toda la vida. Que nunca dejemos de aprender». Además, para finalizar, esta doctora quiere «agradecer a algunos compañeros/as de la Universidad la disponibilidad y el cariño con el que siempre me han acogido. Muchas de estas personas, por sus trayectorias profesionales y por su valor humano, se han convertido en este tiempo en referentes para mí. Mil gracias a algunos de los miembros del departamento de Física de la UHU, en especial a Mario Gómez Santamaría, a Pepe Rodríguez Quintero y a Curro Pérez Bernal. También por supuesto, a Ignacio Moreno-Ventas y a Paco Córdoba. Y mil gracias a una gran amiga e incansable investigadora a la que admiro, Emilia Moreno del departamento de Educación».
1 comentario en «Una investigación de la onubense Carmen Márquez demuestra que la implicación de los padres en la educación de sus hijos mejora su rendimiento académico»
Felicidades Carmen, te habia perdido la pista desde hace tiempo.saludos Patxi.