A.R.E. La egiptóloga onubense Victoria Almansa ha pronunciado este 29 de diciembre la conferencia ‘El Oriente en Occidente: de los escarabeos egipcios al comercio fenicio en la Península Ibérica’, coincidiendo con la primera exposición de los seis escarabeos aparecidos en la necrópolis fenicia de la Hoya de los Rastros, en Ayamonte, y datados entre los siglos VIII y VII a.C. Estas piezas pasan a incorporarse a la exposición permanente de materiales arqueológicos del Museo Provincial de Huelva, donde podrán admirarse a partir de ahora.
La publicación digital y programa de Radio Hispanidad ‘La Mirada de Horus’ ha promovido, en colaboración con el Museo de Huelva, esta charla, que la egiptóloga, colaboradora del portal, ha iniciado explicando al público la tipología y uso de los escarabeos en el Egipto faraónico, piezas que eran usadas como amuletos, elementos conmemorativos y sellos, desarrollando una clasificación para distinguir los diferentes subgrupos. Asimismo, según la representación del elemento anatómico del escarabajo, éstos pueden diferenciarse y datarse, según indicó la onubense.
Antes de analizar los seis escarabeos encontrados en Ayamonte, Almansa habló de otro que se encontró en el cabezo de la Joya y que se exhibe desde hace años en el Museo Provincial. Se trata de una pieza muy especial porque en uno de sus lados se dibuja lo que parece una cara humana. «Este ejemplar es muy particular porque sólo se fabricaron escarabeos con estas peculiaridades en periodos históricos muy determinados. En la Península Ibérica no se han encontrado más de este tipo. Hay otro parecido en Tayma, en Arabia Saudí, datado en el siglo VI a.C.», señala la experta.
Por otra parte, la arqueológica dedicó gran parte de su charla a descubrir al público los seis escarabeos localizados en Ayamonte, concretamente dentro de vasos de cerámicas como parte del ajuar funerario de las tumbas halladas en la necrópolis fenicia de la Hoya de los Rastros, datada entre segunda mitad del VIII y la segunda mitad del siglo VII a. C. Se trataba de la primera vez que los objetos han sido mostrados al gran público, tras pasar por los laboratorios del Instituto Arqueológico Alemán de Berlín, donde fueron analizado, documentados y restaurados.
De los seis escarabeos, Almansa se centró en cuatro por falta de tiempo para estudiar los dos restantes. Uno de ellos permite leer en su estructura oval el nombre del faraón Menkheperre o Thutmose III -aunque hay un signo que no se puede ver, se deduce que hace referencia a este personaje-, al lado del cual aparece una figura humana con un vestido con pliegues. «Identificar esta figura es un problema, porque el escarabeo está muy dañado en su parte superior. Lleva un bastón, pero no tan largo como los bastones con los que se representa a los dioses, que llegan al suelo, por lo que podemos pensar que es un cetro heka, típico de los faraones. Además, por el atuendo, largo y cubriéndole el pecho, parece representar al propio faraón Menkheperre«, explica Victoria. La importancia de Thutmose III hizo que se crearan muchos escarabeos en su honor, los cuales se han encontrado esparcidos por todo el Mediterráneo.
Otra de las piezas muestra el símbolo de Ra, el dio Sol y detrás hay una mujer sentada con una pluma en la cabeza, que representa a la diosa Maat, diosa de la verdad y la justicia, y tiene el Anj, una cruz que simboliza la vida. La parte final está rota, por lo que no puede apreciarse si hay otro signo detrás. En este sentido, Almansa identifica dos posibilidades, por un lado, que sea un escarabeo típico de los yacimientos griegos y chipriotas, que no tienen un significado concreto, sino un valor mágico. En Italia y Gibraltar se han localizado piezas de este tipo, por lo que sería el segundo ejemplar hallado en la Península Ibérica. La otra opción es que contenga el nombre de un faraón, puede que Amenofis III o Ramsés II, aunque le faltaría un signo al final.
El tercer escarabeo representa un hombre con la corona Atef, típica del dios Osiris, el dios de los muertos, que lleva en una mano un flagelo y en la otra un bastón. Sobre la figura aparece una especie de montaña, probablemente un dibujo muy esquemático del sol alado. «El hombre puede ser el dios Osiris en la manera en que se representaba al mismo en el periodo en que se hizo la pieza. Aparece con las piernas separadas, cuando normalmente las lleva unidas, como si estuviera momificado. En los escarabeos no se suele dibujar a este dios, porque se usan en vida como ornamento o sello, lo cual hace que este ejemplar sea muy particular. También puede ser un faraón que se representa vestido como un dios, de lo cual hay antecedentes en estatuas egipcias, pero no en escarabeos», justifica la egiptóloga.
Finalmente, en el cuarto escarabeo aparece inscrito un nombre de persona particular, algo que, según la experta, «sólo se hizo durante el Medio Reino y el segundo periodo intermedio y época Saíta. Seguramente la pieza sea de esta última. En el Metropolitan de Nueva York hay dos escarabeos iguales a éste y son del siglo VII a.C., lo que ha ayudado a datar el localizado en Ayamonte. Los de NY provienen de Egipto, así que es muy probable que el de Huelva también sea original y no una copia fenicia«. De hecho, Almansa sostiene que, al portar el nombre de un particular, es muy probable que se fabricara en Egipto y luego, por intercambio, los fenicios lo trajeran a la Península. Es más, la joven reconoce que «son todos tan antiguos que pensamos que pueden ser originales, pero hasta que no se analice la piedra no se podrá saber. El comercio de objetos egipcios en la Península era un comercio de lujo, ya que Egipto tenía mucho prestigio, era sinónimo de elegancia y refinamiento».
Y es que durante los siglos en que se han datado, VIII a.C. y VI a.C., existía mucho contacto entre egipcios y fenicios, según explicó la conferenciante. Sirva de ejemplo que, en un barrio de casas del centro de Egipto se han encontrado, en una excavación, ánforas fenicias de este periodo. Entre las dinastías 22 y 26 hubo muchos intercambios entre las dos zonas. Los fenicios se movían por el Mediterráneo y empezaron a colonizan zonas en busca de metales, principalmente metales, para pagar los tributos asirios, así que cuanto mayor era la presión asiria, más colonias fundaban, logrando de esta manera poner en conexión Oriente y Occidente.
Asimismo, en la provincia de Huelva se han encontrado otras muchas piezas que, como los escarabeos, prueban las intensas relaciones comerciales entre fenicios y egipcios. El conocido como Anillo de Niebla es otro ejemplo. Éste es un sello en el que aparece una mujer con un niño al lado. Almansa afirma que representa a Isis, protectora de la realeza y del faraón, amamantando a Horus. La decoración vegetal de la escena hace pensar, según la egiptóloga, en el campo de papiro en el que Isis y Horus se escondieron de Seth.
También habló Victoria de un brasero con asas adornadas con cabezas hathóricas. El brasero está hecho de bronce, está datado entre los siglos VII y VI y proviene de la necrópolis de la Joya. Las cabezas representan el tocado característico de la diosa Hathor, diosa del amor, la belleza y la maternidad. Se encontró en una tumba junto con otras jarras de la diosa Hathor, así que pudo usarse en algún ritual de ámbito fenicio relacionado con los enterramientos.
Finalmente, entre otros muchos datos que Almansa ofreció y a los que el numeroso público dedicó toda su atención, la egiptóloga puso de relieve que la localización de los escarabeos de Ayamonte favorece, al encontrarse en tumbas bien datadas, «que se pueda ayudar a crear una diferenciación cronológica de los tipos de escarabeos, pudiendo encuadrar en el tiempo otros ya conocidos». Asimismo, «si se determinan quiénes eran los dueños de las tumbas, se podría saber si los objetos egipcios estaban destinados a personas locales o a que ellos mismos los usaran en sus tumbas en la Península», destacó la conferenciante.
1 comentario en «Los escarabeos de Ayamonte, un nexo entre Egipto y los fenicios que habitaban nuestras tierras»
Ante todo felicitar a quien haya redactado esta excelente noticia. Es muy de agradecer, sobre todo por los amantes de la Antigua Historia que por la distancia (y otros motivos de fuerza mayor) no hemos podido asistir a tan importante conferencia.
Agradecer muy especialmente a la joven y talentosa amante de la egiptología, Vicky Almansa, por el formidable trabajo que está haciendo, y que de seguro seguirá haciendo por mucho tiempo, viendo la pasión que pone en sus investigaciones y estudios.
Me gustaría aprovechar la oportunidad para comentar que el escarabeo que aparece primero, hallado en la Joya, es uno de mis favoritos. En el mismo se puede leer Sw zA ra: «Schu, hijo de Ra (Atum)», o bien (aunque menos probable), maA.t zA(.t) ra: «Maat, hija de Ra (Atum)».
Un cordial saludo,
Georgeos