Juan Carlos Jara. La rocambolesca y altamente surrealista historia reciente del Recreativo de Huelva está repleta de tristes episodios que ensucian la imagen de una entidad de gran importancia para nuestra tierra por ser el decano del fútbol español. Aunque suene a perogrullada decir que el apartado deportivo debería ser lo más importante, en el club albiazul la figura de Pablo Comas-Mata acapara el mayor protagonismo desde hace unos años gracias a sus peculiares intervenciones públicas, sus mensajes a través de los medios de comunicación y, lo que sí es verdaderamente grave, su nefasta gestión al frente del equipo onubense.
Pero incluso dejando a un lado esa gestión, sorprende sobremanera que la puesta en escena de un personaje público y la gran mayoría de sus actuaciones parezcan sacadas de un nefasto manual de marketing que sirviera más para desprestigiar que para dar lustre y ofrecer una buena imagen. Asistimos de manera constante a lo que podría parecer una extraña estrategia de mercadotecnia de baratillo que va lastrando a Comas y va generando cada vez más opiniones en su contra.
Justificar que no pagas a la Agencia Tributaria porque ésta no te lo permite, convocar a los medios de comunicación y acabar insultando a los informadores o culpar a los futbolistas por no permanecer impasibles cuando no perciben sus nóminas son, evidentemente, posturas más propias de alguien que quisiera empeorar su imagen pública. Y si además te paseas sin rubor, sonrisa en rostro, en los desplazamientos que realiza el equipo, prometes pagos que luego llegan mal y tarde, lanzas ridículos comunicados uniéndote a una manifestación convocada contra tu gestión o contradices los deseos de la afición modificando los principales símbolos de la entidad, está claro que tus asesores de imagen, si los tienes, no deben ser los más prestigiosos del país.
Ahora, para mayor inri, el marketing de baratillo nos ofrece, en magnífica oferta de fin de año, una peculiar reclamación extrajudicial que, lejos de aplacar los ánimos de la ciudadanía en general y de los recreativistas en particular, echa más leña al fuego de esa continua controversia que lidera Gildoy España y que está acompañando al Decano a sus últimos días de existencia.