Mari Paz Díaz. El río Guadiana siempre se ha planteado como la frontera natural entre España y Portugal por la zona sur de la Península, es decir, por la provincia de Huelva. Un territorio fronterizo de enorme interés que ahora ha inspirado a un grupo de arquitectos para la puesta en marcha de un proyecto que trata de poner en valor los aspectos que tienen en común ambas comunidades. Su nombre no podía ser otro que ‘Fronteiras’, puesto que surge como una herramienta de estudio capaz de vislumbrar a través de diversas iniciativas realidades comunes -y a menudo ocultas- en el ámbito de la arquitectura, patrimonio y paisaje entre España y Portugal. Todo ello con el objetivo de fomentar las relaciones entre ambos territorios.
Esta iniciativa surgió de la mano de Pablo Blázquez Jesús y Miguel Ángel Serrano López, ambos arquitectos y socios del estudio ‘BSO arquitectura’, a los que se han ido incorporando otras personas, como sucede con los portugueses Paulo Durão e Inês Belmarço, ambos arquitectos, y Eduardo Baleiras, economista. Todos ellos han creado una asociación sin ánimo de lucro con sede en Idanha-a-Velha (Portugal) conocida como ‘AiPAC’ (Associaçao Ibérica para a Inovaçao, Património, Arquitectura e Cultura), a través de la cual están desarrollando cada una de las actividades de ‘Fronteiras’.
Las primeras actividades desarrolladas por el equipo tuvieron lugar en el año 2013, centrándose entonces en las industrias conserveras como una seña de identidad de la zona. Una idea que surgió por parte de los responsables del proyecto «debido a nuestra cercanía física e incluso sentimental, y, como conocíamos de primera mano el entorno, la primera edición desarrollada en 2013 estuvo dedicada a las ‘Industrias Conserveras y Salazoneras’, que aparecen abandonadas en la desembocadura del Río Guadiana en Ayamonte y Vila Real de Santo António»,
El motivo de mirar hacia este ámbito se debió a que «conocíamos la existencia de varios proyectos urbanísticos que acabarían por derribar estos edificios y nos parecía importante poner sobre la mesa la problemática de intervenir sobre este tipo de infraestructuras que han formado parte de la memoria histórica de estos pueblos. Ambos municipios consiguieron desarrollar durante el siglo XX una importante industria conservera y salazonera convirtiéndose en la principal actividad económica. Este sector constituía el eje productivo en torno al cual giraba la economía de las familias que además dependía por un lado de una enorme flota de barcos pesqueros y, por otro y más importante, de las mujeres que eran las encargadas de realizar el trabajo manual en las industrias», explican estos arquitectos.
Por diversas causas socio-económicas y la aprobación de nuevas normativas sanitarias europeas, muchas de estas fábricas del sector conservero de Ayamonte y Vila Real de Santo António se fueron abandonando hasta caer en el olvido. Ante esta situación, ‘Fronteiras’ puso en marcha diversas actividades que pretendían rescatar estos espacios con la finalidad de «generar un cierto debate en la sociedad sobre la recuperación de la memoria de esta actividad, intentando que los habitantes y políticos observasen las antiguas fábricas como piezas patrimoniales capaces de absorber nuevos usos acordes con la realidad contemporánea, sin necesidad de que fuesen derribados».
Entre las actividades llevadas a cabo en este marco se encuentran un documental y un concurso de fotografías en el que se centró la mirada en la industria salazonera, especialmente durante el primer año. En concreto, se elaboró un documental en el que destaca el testimonio de mujeres, marineros e industriales conserveros a través de entrevistas a los verdaderos protagonistas de esta historia. Este video fue proyectado en la inauguración de la exposición que tuvo lugar en la Casa de la Cultura de Ayamonte, y en la que se recopilaron fotografías históricas cedidas por vecinos, maquinarias y utensilios característicos de la manufactura del pescado, latas antiguas de conservas, litografías y demás elementos relacionados con este sector. Incluso, ante la falta de recursos económicos, se utilizaron antiguas cajas de pescado que ya estaban en desuso para llevar a cabo la muestra.
Una exposición que tuvo una enorme repercusión, lo que animó a sus organizadores a poner en marcha el Seminario de Arquitectura, Patrimonio y Paisaje enmarcado dentro de los Cursos de Verano de la Universidad de Huelva, lo que permitió la llegada de arquitectos de primer nivel relacionados con el patrimonio industrial y el encuentro con estudiantes universitarios españoles y portugueses. Durante esta semana, en estas clases se desarrollaron una serie de proyectos de intervención sobre las antiguas fábricas planteando diversas estrategias sobre cómo reutilizar estos espacios e introducir nuevos usos en su interior.
En este seminario se realizaron, además, diversas rutas patrimoniales que permitieron el acceso a las industrias conserveras que todavía quedan en activo, ya en el polígono industrial, así como un recorrido por el interior de las antiguas fábricas abandonadas. Durante tres horas, los participantes -turistas y vecinos- pudieron recorrer diversos espacios de Ayamonte y Vila Real de Santo António, entendiendo que la evolución histórica de ambos municipios viene dada por la influencia que el sector conservero y salazonero tuvo en la zona. «La necesidad de involucrar a un número mayor de agentes en el proyecto nos llevó a lanzar un concurso de fotografía hispano-luso en el que se pedía una serie fotográfica de seis instantáneas tomadas en ambos lados del Río Guadiana. Estas imágenes del estado actual de las fábricas, junto con los proyectos generados por los alumnos en el seminario y las fotografías históricas recuperadas, dieron lugar a una exposición itinerante que pasó por Ayamonte, Vila Real de Santo António y Castro Marím, bajo el título de ‘Pasado, Presente y Futuro de las Industrias Conserveras del Guadiana‘», nos comentan.
A partir de aquí, el proyecto ha seguido creciendo con el paso del tiempo, recorriendo la frontera del Guadiana en busca de nuevas realidades comunes. Así, en 2014 llevaron a cabo un nuevo seminario entre los municipios de Idanha-a-Nova (Portugal) y Alcántara (España), donde los arquitectos participantes reflexionaron sobre patrimonio y paisaje, trabajando sobre piezas arquitectónicas de distintas épocas situadas en los bordes urbanos. Un tipo de seminario que se repitió este año, esta vez en Salamanca, entre los pueblos de Ciudad Rodrigo y Belmonte. Además, han lanzado la primera edición de la Cátedra Fronteiras, cuya sede se localizó en el municipio portugués de Santarém. Esta iniciativa, en colaboración con las Universidades de Sevilla, Lusíada Lisboa y Porto, se desarrolló entre febrero y junio con la intervención de los alumnos sobre distintas zonas de la ciudad para resolver sus conflictos urbanos. En estos momentos, los trabajos se encuentran expuestos en el Palacio Landal de Santarém.
En 2016 seguirán trabajando en las iniciativas que hasta ahora vienen desarrollando, al tiempo que esperan innovar mediante un plan de acción de AiPAC en el que aparecerán nuevas actividades. Incluso, dado que uno de los componentes de la asociación se encuentra en Latinoamérica temporalmente, están intentando trasladar este proyecto a Perú, un país limítrofe con Ecuador, Colombia, Brasil, Bolivia y Chile, que reúne las condiciones idóneas para dar continuidad a este ambicioso trabajo.
Los arquitectos impulsores afirman que ‘Fronteiras’ debe entenderse como un proyecto capaz de unir territorios a través de la disolución de esa línea imaginaria que divide los distintos países. Una iniciativa con largo recorrido en el tiempo y que pretende mantenerse como un referente cultural entre España y Portugal. Por este motivo, «en estos momentos estamos trabajando en diversas actividades que fomenten el encuentro transfronterizo. Porque la frontera entre España y Portugal está marcada por una línea, unas veces imaginaria, otras materializada por ríos o accidentes geográficos, que dividen políticamente ambos países. 1.214 kilómetros que, con el tiempo, han ido construyendo un interesante territorio conocido comúnmente como ‘La Raya’. Y ‘Fronteiras’ aparece como una acción estratégica que intenta hacer invisible la frontera política».
No en vano, son muchas realidades y señas de identidad que comparten España, Huelva, y Portugal. Lo saben bien estos profesionales que antes de poner en marcha este proyecto hicieron un estudio en torno al río Guadiana desde Ayamonte hasta Mértola. En este aspecto, se dieron cuenta de que «aparecían una serie de realidades comunes a través del territorio como eran las fortalezas defensivas, los paisajes salineros y molinos de mareas, así como muchas otras todavía por descubrir. Al final nos decidimos por las Industrias Conserveras y Salazoneras, ya que era un tema muy poco analizado y que estaba en riesgo de desaparecer, que además nos interesaba desde un punto de vista personal y sentimental».
La propuesta está teniendo muy buena acogida, creciendo a medida que se ha ido desarrollando, puesto que nació como algo local y, en la actualidad, abarca la totalidad de la frontera entre España y Portugal, entendiéndose como una experiencia innovadora. Prueba de ello es que son invitados a numerosos foros y conferencias, como ha sucedido recientemente al recibir el primer premio del Colegio de Arquitectos de Huelva en la Categoría de Investigación, sin olvidar que han sido catalogados en la ‘Mostra Espanha’ 2015 del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
Con todo ello, para terminar, los impulsores de ‘Fronteiras’ quieren dejar claro que «más allá de la satisfacción de poder recuperar las antiguas fábricas tanto de Vila Real de Santo António como de Ayamonte, valoramos las muchas ventajas que para ambas localidades pudiese traer esta intervención, tanto desde el punto de vista urbanístico, cultural y económico gracias a la creación de puestos de trabajo, los usos innovadores que se implantarían en estos espacios industriales y la posibilidad de abrir de nuevo ambas localidades al Río Guadiana, dejando de estar de espaldas al mismo».
Además, añaden que «gratamente hemos comprobado como las nuevas corporaciones municipales de ambos municipios han mostrado más interés que las anteriores, dándonos la impresión de que esta vez sí parece que hay una cierta intención de recuperar y potenciar el patrimonio conservero y salazonero. Nos gustaría terminar diciendo tanto al alcalde de Ayamonte, Alberto Fernández, como al presidente de la cámara de Vilareal de Santo António, Luis Gomes, que por nuestra parte como autores del proyecto ‘Fronteiras’ estamos a su entera disposición».