Ana Rodríguez. El sonido de la guitarra en manos de un gran artista como lo es el onubense Paco Cruzado es siempre un placer para los sentidos. El instrumento es, casi podría decirse, una extensión de sus manos, una parte de él, de su ser, de su naturaleza, sin la cual no podría llegar a comprenderse la vida de este profesor de música.
Cruzado, además de guitarrista, es compositor y productor. De padres calañeses, pueblo con el que guarda una estrechar relación, nació en Huelva capital y se crió entre los barrios de El Matadero y La Orden. Su pasión por la guitarra, ésa que le ha llevado a pisar escenarios de todo el mundo junto a grandes artistas de la canción y el baile, hunde sus raíces en su infancia, cuando escuchaba el sonido del flamenco instrumento tocado por su padre, gran aficionado y, durante una época, socio de la Peña Flamenca de Huelva.
Aunque desde chico aporreaba las cuerdas, fue con 14 años, cuando su padre lo llevó a un concierto que Paco de Lucía ofreció en el polideportivo Andrés Estrada, el momento en el que le entró el verdadero gusanillo pues, como reconoce,»me quedé impresionado con la forma de tocar de aquel hombre«. Y no era para menos. El gran Paco, sin saberlo, marcó su vida, su trayectoria profesional, ésa que le ha dado muchas recompensas a lo largo de los años.
Pero Cruzado no ha hecho más que recoger lo que ha ido sembrando, el fruto del trabajo duro y la dedicación. Un ejemplo de ello es que se ganó hasta su primera guitarra con su propio esfuerzo. Fue en un concurso de fandangos de Huelva, siendo el instrumento el premio al Mejor Fandango de Calañas, y es que «algo que poca gente sabe de mí es que yo cantaba y tengo muchos premios en estos certámenes de la provincia», afirma el músico.
Lo primero que aprendió a tocar, como no podía ser de otra manera, fueron precisamente esos fandangos de nuestra tierra que entonaba en aquellas competiciones. Luego fue aprendiendo poco a poco otros palos y empezó a dejarse caer por peñas flamencas de la capital, donde interpretaba para los aficionados al cante, en particular en la Peña Flamenca de La Orden, donde reconoce que aprendió a tocar al cante y al baile flamenco.
Pero no se quedó ahí, sino que quiso desarrollar su talento y, para ello, ingresó en la Escuela de Baile de Manolo Marín de Sevilla, donde comenzó a interpretar de manera más profesional y realizó sus primeros viajes al extranjero. «Realmente mis estudios de música los empece muy tarde, con 19 años, en el Conservatorio de Música de Huelva, donde obtuve el título de Profesor de Guitarra Clásica y, más tarde, en Sevilla los amplíe al superior», explica el artista, quien actualmente está acabando el superior de Guitarra Flamenca en el Conservatorio de Córdoba.
Desde que se metió de lleno en este mundo, el onubense no ha dejado de viajar, habiendo actuado en citas tan destacadas como el Festival Internacional de Guitarra de Siracusa, la Feria del Libro de Guadalajara, el Instituto Cervantes de Nueva York, el Flamenco Festival en China, el Flamenco Festival en EEUU, el Teatro Real de Madrid, el Teatro Liceo de Barcelona o el Festival de Música Étnica de Johannesburgo, entre muchos otros.
En estos escenarios ha acompañado a cantaores tan destacados como Miguel Poveda, Carmen Linares o Arcángel, y trabajado en compañías de baile como las de Manolo Marín, Eva Yerbabuena o Mario Maya, entre otras, además de ser fiel colaborador del también guitarrista Juan Carlos Romero.
Asimismo, durante todos estos años, Cruzado ha obtenido numerosos premios como guitarrista solista en certámenes importantes, como el Concurso Nacional de Guitarra de Chiclana de la Frontera, o el Concurso de Jóvenes Aficionados al Flamenco, reconocimientos todos ellos a su magníficas dotes interpretativas.
Además, desde hace 13 años es profesor de música y guitarra en la Escuela Municipal de Aljaraque y también imparte clases en la Peña Flamenca de Huelva, entre otros lugares. Sobre esta faceta y sus nuevos proyectos nos habla el guitarrista:
– ¿Cree que la formación es esencial para un profesional de la guitarra?
– La formación en cualquier ámbito de la vida es lo que hace que avances, sin ella sería imposible evolucionar. Si hablamos de un músico, aún más. Los músicos viajamos y necesitamos estar formados, ya no sólo en música, sino en cultura, idiomas y muchas más cosas que hacen que nuestra vida sea más fructífera.
– ¿Cualquiera puede aprender a tocar la guitarra?
– Sí, ¡por qué no! Sólo hay que tener muuuuucha paciencia y, por supuesto, ganas.
– ¿Cuáles son las principales nociones que enseñas a tus alumnos?
– Yo siempre digo a los alumnos que aprendan el lenguaje de la música, a leer música, pues es un lenguaje con el que te puedes entender con músicos de todo el mundo y ¡sin tener que hablar idiomas!
– Después de tantos años de profesión, si echa la vista atrás, ¿cuál considera que fue su primera actuación de trascendencia?
– Pues, en el Gran Teatro de Huelva. Resulta que me inscribí en un concurso de guitarra organizado por la Junta de Andalucía y pase a la final, y mira por dónde fue en Huelva. Recuerdo que estaba nerviosísimo. Primero porque era de las primeras veces que me subía a un escenario a tocar solo y segundo porque era en mi ciudad. Al final, gané el segundo premio.
– ¿Cuál de todos los lugares en los que ha actuado le impactó más y por qué?
– Recuerdo haber estado durante un mes en Tel Aviv, en Israel. Éste es uno de los países que más me han impactado por los lugares que visité y por sus gentes, muy afines a la cultura española. Al igual que Japón, por supuesto.
– ¿Qué escenario le falta por pisar y a cuál volvería?
– No he estado nunca en Australia. Y hay muchos países donde volvería, sobre todo Japón, donde tengo muchos amigos y he trabajado mucho y durante largas temporadas.
– También es compositor y productor, ¿para quién ha compuesto últimamente?
– Lo último que he hecho es un disco de guitarra titulado ‘La nueva escuela bolera’, dedicado por entero a este magnífico género de la danza considerado Bien de Interés Cultural y que está un poco en el olvido. Me ha interesado mucho este tema porque es un género considerado como pre-flamenco, o sea, muchos de los palos del flamenco actual se deban a estas músicas de los siglos XVIII y XIX.
– ¿Cuál es el trabajo del que se ha sentido más orgulloso?
– De la composición musical para un espectáculo, ‘Mudanzas Boleras 1812-20120’, precisamente sobre la Escuela Bolera, y que me llevó casi un año de trabajo entre composición y arreglos. Trabajé junto con Rocío Coral, hija de Matilde Coral y Francisco Velasco, primer bailarín del Ballet Nacional de España. Se estrenó en la Bienal de Flamenco de Sevilla, con mucho éxito de crítica, y en el Festival de Danza de Jerez.
– ¿Cuáles son sus nuevos proyectos?
– Ahora mismo estoy promocionando mi disco, que recientemente he presentado en el Instituto Cervantes de Lisboa, y estoy cerrando varias fechas más para Roma, Berlín y otras capitales europeas. Tengo también entre manos una nueva grabación de un disco de guitarra del que estoy acabando de componer los temas y ya mismo entraré en el estudio para dejarlo acabado.
Muchas gracias Paco y mucha suerte