Mari Paz Díaz. Conchita de la Corte Molina es una onubense nacida y criada en Huelva que, tras estudiar en Las Teresianas, eligió Periodismo, carrera que hizo en la Universidad de Sevilla. Una formación que completó con el inglés en Liverpool. En su trayectoria profesional, por ejemplo, recuerda los siete años que trabajó en Onda Punta RTV para, después, dedicarse a negocios familiares.
Ahora, Conchita se encuentra viviendo una de las grandes experiencias de su vida, ya que siempre tuvo claro que quería hacer un voluntariado. Y así ha sido. Desde hace varios años forma parte de la Delegación de Huelva de ‘Entreculturas’, entidad a través de la cual ha tenido la oportunidad de marcharse desde marzo de 2014 a Chile. En total, esta onubense estará dos años formando parte del proyecto. Unas vivencias que califica como únicas, como ha querido contarnos a Huelva Buenas Noticias.
-Conchita, ¿cuál ha sido el motivo de marcharte fuera?
-Siempre he hecho voluntariado y, desde hace varios años, soy parte de la Delegación en Huelva de ‘Entreculturas’, una fundación de la Compañía de Jesús. Ellos tienen un programa de voluntariado internacional llamado ‘Volpa’. Tras conocer la experiencia y forma de vivir de personas que habían disfrutado del programa, decidí formarme y prepararme para ello. Chile fue la primera opción que me ofrecieron y acepté feliz.
-¿Es tu primera estancia en el extranjero?
-No. Al terminar la universidad me fui un invierno a estudiar inglés a Inglaterra. Fue uno de los mejores años de mi vida.
-¿Cuál es tu lugar de residencia?
-Ahora vivo en Antofagasta. Le llaman la Perla del Norte de Chile por las oportunidades que ofrece la minería. La industria del cobre me recuerda con frecuencia a nuestra tierra.
-¿Cuál es tu balance de la experiencia?
-Mucho más que positiva. Ha sido la mejor decisión de mi vida.
-¿Cómo es vivir ahí? ¿Es muy diferente a España?
–Pues la verdad es que todo es distinto a España. No hay cultura de cerveza en la calle, ni por supuesto de tapear. Tiene un clima maravilloso y yo aprovecho el Pacífico todos los fines de semana. Sin embargo, la gente acostumbra a colapsar la playa sólo en los meses de verano. Digo colapsar porque son playas artificiales y muy pequeñas, insuficientes para la población residente -300.000 personas. Antofagasta es una ciudad de paso, casi nadie viene para quedarse. Algunos, incluso, van y vuelven a Santiago según los turnos mineros. Esto provoca una falta de identidad y de amor por la ciudad que deriva en diversos problemas.
-¿Dónde vives? ¿Cómo es Antofagasta?
-Vivo en una habitación. Aquí los precios son desorbitados, comparables con los de París o Londres, así que alquilar un apartamento es casi un privilegio. La ciudad es una hilera de casas entre el mar y los cerros sin vegetación alguna. Situada en pleno desierto de Atacama, jamás llueve y la luz suele ser espectacular. Aunque nunca he visto una puesta de sol como las que acostumbra a regalarnos Huelva.
-Y sus habitantes, ¿cómo son?
-Los antofagastinos son los descendientes de una migración precedente a la actual, es decir, de las familias que vinieron a explotar la salitreras: croatas y alemanes principalmente. Antes de la guerra del Pacífico, Antofagasta era territorio boliviano. Así que sus habitantes son especiales. Yo he tenido mucha suerte y me ha tocado conocer a gente maravillosa, muy cariñosa, formada y comprometida con la sociedad.
-¿Cuál es la imagen que tienen de España?
-Pues se dan los dos extremos, a veces incluso en la misma persona. Por un lado, hay una admiración destacable por lo español y los españoles. Y, por otra parte, hay un notable resentimiento por el expolio que realizamos durante la época colonial y cuyas consecuencias aún perduran. Reconozco me ha costado presumir de la Huelva descubridora.
-¿Qué estás haciendo en estos momentos?
–Soy la responsable de comunicación del Servicio Jesuita a Migrantes, una fundación que trata de promover la cultura de acogida acompañando y defendiendo los proyectos de las personas que migran en situación de vulnerabilidad. Las oportunidades que ofrece Antofagasta, y Chile en general, son un foco de atracción. Los migrantes que ahora llegan son en su mayoría colombianos, peruanos y bolivianos. Algunas personas, a veces con ascendencia migrante, se resisten a esta nueva migración que consideran de segunda -ya no son los ingleses rubios de ojos azules. Nosotros ayudamos a la inclusión de estas personas asesorándoles en sus trámites migratorios, realizando talleres de interculturalidad, de sensibilización, etcétera.
-¿Te has marcado algún nuevo objetivo?
–Buscar trabajo en Huelva o alrededores. Más que reto parece casi un milagro.
-¿Qué piensa tu familia de tu aventura?
-Por suerte, siempre he contado con el apoyo de la mayoría, algunos con más convencimiento que otros.
-¿Y tus amigos?
–Mis amigos me conocen y saben que puedo disfrutar en cualquier parte, así que también se alegran por mí.
-¿Cuáles son tus planes futuros? ¿Piensas volver a España, a Huelva, en breve?
–Tengo intención de regresar en breve sí, pero todos los proyectos, al menos de momento, van a depender de lo laboral.
-¿Qué es lo que más echas de menos de Huelva?
-Mi familia y mis amigos. De la ciudad casi todo: encontrarme a gente conocida por la calle, comer bien en cualquier esquina, las cervezas al sol, Punta Umbría en verano y en invierno… Creo que salvo el frío, echo de menos todo.
-¿Recomiendas a todo el mundo que viva un tiempo fuera de España?
-Por supuesto que sí. Se ven las cosas con otra perspectiva, merman los prejuicios, se valoran las cosas que antes pasaban desapercibidas, se aprende mucho de la gente y con la gente diferente.
-Para terminar: un mensaje a los onubenses.
–Huelva es el paraíso, sólo hay que salir un poco para darse cuenta de lo bien que vivimos. Tenemos la obligación de disfrutarla cada día.
1 comentario en «La periodista onubense Conchita de la Corte vive su sueño como voluntaria en el desierto de Atacama de Chile»
Conchita es una persona maravillosa, siempre pendiente de los demás. Se vuelca con aquellos que necesitan ayuda. En Chile, tienen mucha suerte, la misma que se merece ella cuando regrese a Huelva.